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SOCIALISMO COMO MARCA COMERCIAL

                               
                                                                                                                                  Absalón Méndez Cegarra

En Venezuela, con el   triunfo electoral del Comandante Hugo Chávez, después del fracasado golpe de Estado  que encabezó en el año 1992, mediante discurso   mentiroso generador de grandes esperanzas de redención en la población, se instauró un supuesto gobierno revolucionario, el cual dio paso a una falsificación del socialismo. 
Chávez, primero, y, Maduro, luego, ignoran lo que es una Formación Económica-Social Socialista, y, se explica, porque en la Escuela Militar donde se formó Chávez, al igual que los  altos oficiales de ayer y de  hoy, no se enseñaba el pensamiento socialista, menos aún, el Materialismo Histórico,  la filosofía marxista-leninista, base de lo que se dio en llamar “socialismo científico”. El socialismo, es,  un  Modo de Producción en el que los medios de producción son de propiedad colectiva y lo producido se distribuye según determinadas reglas  que norman  la participación de los seres humanos en el proceso productivo. Este Modo de Producción, base material,  genera, a su vez, un Modo de Vida, es decir, una manera como se organiza la gente en la sociedad y garantiza la convivencia social, por consiguiente,  está acompañado de una serie de principios, valores y normas que  establecen los seres humanos  para producir, distribuir y organizarse política, económica y socialmente. 
Los autores de la obra colectiva “Curso Superior de Economía Política”, Tomo II, “Sociedades Socialistas” señalan, que: “ El régimen socialista se distingue por un cambio radical del carácter del trabajo, por la creación de un tipo nuevo, más elevado, de su organización, por el incremento incesante de la productividad del trabajo. La base económica que determina el carácter del trabajo en la sociedad socialista es la propiedad social sobre los medios de producción. El trabajo socialista es un trabajo libre de toda explotación, es el trabajo para sí mismo y para la sociedad propia” (Spiridonova, Atlas y Otros, 1965,613). 
Socialismo, en consecuencia, no es lo que tenemos en Venezuela, como muy bien lo dijo un distinguido profesor universitario, al refutar a otro colega, que  atribuía el desastre económico-social que estamos viviendo en Venezuela, al socialismo. Aquí, no existe, ni por asomo, un  verdadero y auténtico socialismo, pensamos que no existe ni ha existido nunca en ninguna parte, por eso tantas variaciones de lo que suele llamarse socialismo: soviético, chino, cubano, alemán, africano, chileno, etc. 
En Venezuela, contrario a lo que enseña el pensamiento socialista, hemos creado la sociedad del no trabajo, de la improductividad  de la economía y   del trabajo y del parasitismo social. Tenemos, en consecuencia, un socialismo de etiqueta, una marca, establecida en contrariedad con lo que expresamente señala  el pacto social de 1999, que ha quedado impreso en el texto de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pues, en este pacto que tanto enarbola el gobierno, se ha establecido lo siguiente: “Todas las personas pueden dedicarse libremente a la actividad económica de su preferencia… El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la creación y justa distribución de la riqueza, así como la producción de bienes y servicios que satisfagan las necesidades de la población, la libertad de trabajo, empresa, comercio, industria…” (Artículo 112). Y, en el artículo 115, se establece, la base fundamental del modelo económico, que, formalmente, nos hemos dado en Venezuela, sí, en verdad, respetamos las reglas del juego en un Estado Democrático y  Social  de Derecho y de Justicia, a saber: “Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce, disfrute y disposición de sus bienes…” Pero, lo que estamos viendo en el país, con los gobiernos de Chávez y Maduro, es, primero, un remedo de colectivismo,  de co-gestión en la producción; luego de cooperativismo;  finalmente, de privatización gubernamental,  en el que el gobierno, no, el Estado, que sería estatización, pretende ser único propietario de los medios de producción del trabajo y de los trabajadores, es decir, que el gobierno, ha creado, en una sociedad capitalista como la que tenemos, al menos en el papel, un monopolio privado, para el disfrute de un grupo, los “revolucionarios” de ocasión, es decir,  lo opuesto a una sociedad socialista teórica; pero, muy conforme al socialismo real, lo que explica el enriquecimiento indebido de ese grupo, el florecimiento de la corrupción y el surgir de ciertas actividades  económicas de importación de bienes y productos como las que adelantan determinados personajes gubernamentales y las gobernaciones fronterizas del Táchira, Zulia y Bolívar. 
La mal llamada revolución bolivariana, en un acto de total y absoluto irrespeto a Simón Bolívar, viene con el correr de los años, adoptando nombres nuevos, marcas o etiquetas para todos los gustos. La República, se denomina, ahora, República Bolivariana de Venezuela, con lo que todo lo que queda encerrado en este término, es bolivariano, lo cual hace innecesario la ridiculez, por ejemplo, de bautizar a las Entidades Federales y a los Municipios, con el rótulo Estado  o Municipio Bolivariano. Las Fuerzas Armadas Nacionales se bautizaron bolivarianas, socialistas, revolucionarias, chavistas y fidelistas, como las identificó el pobre general que comandó el desfile y tuvo que aprenderse de memoria, con gran dificultad, por lo demás, el discurso de presentación conmemorativo de un día falso del nacimiento de la Fuerza Aérea Venezolana. El colmo de la ridiculez, de la falsificación del socialismo y del irrespeto a la inteligencia del venezolano,  lo encontramos en el Instituto de Previsión Social de las Fuerzas Armadas (IPSFA). En la sede principal de esta importante Institución, pionera de la previsión social en Venezuela para sectores profesionales, todo es socialista, inclusive las instalaciones sanitarias. Recién, terminan de construir un estacionamiento, y, a falta de otro nombre, pues, Chávez tiene copado con su nombre  todos los lugares,  lo han etiquetado, así: “Estacionamiento Socialista”. ¿Qué entenderán por socialista estos creativos de las FAN? ¿Qué cosa podrá ser un estacionamiento socialista? 
Bien le vendría a las FAN volver a la identidad propia que cultivaron en el pasado, a estudiar profundamente el pensamiento universal, a profesionalizarse en su campo y a reconstruir una fe perdida, la que ayer le mereció el respeto y admiración de todos los venezolanos por su apego al orden jurídico establecido. 

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