Absalón Méndez Cegarra
En fecha reciente (noviembre, 2016), fue publicado por la Editorial Nosotros Mismos un libro sumamente interesante de la Doctora Pascualina Curcio Curcio, bajo el título: “La Mano Visible del Mercado. Guerra Económica en Venezuela”. En este libro, la Doctora Curcio compila cuatro artículos publicados con anterioridad, a saber: “Desabastecimiento e Inflación”; “Manipulación del Tipo de Cambio e Inflación Inducida”; “Boicot en el Suministro”; y, “Falta de Divisas o Embargo Comercial Encubierto”. El título del libro parafrasea una de las frases célebres de Adam Smith y del liberalismo económico: “la mano invisible del mercado” y, el título de este artículo, a su vez, parafrasea, el título del libro en referencia: “la mano visible del mercado”.
La autora, con rigor académico, abundancia de datos, aplicación de métodos propios de la ciencia económica y profundidad analítica, fundamenta la tesis gubernamental de la guerra económica en Venezuela; y, por tanto, explica con detalles los orígenes de la llamada crisis económica de la nación y señala las fuerzas actoras de la misma, nacionales e internacionales.
La autora del libro es economista de profesión, a quien respetamos y admiramos por su formación académica e idoneidad profesional y su destacada actuación en diversos campos relacionados con el sector salud y la academia universitaria. Con ella tuvimos el grato honor de compartir responsabilidades directivas en el IVSS. Fue postulada por el Ministro de Salud, Doctor Rodríguez Ochoa, para cumplir la compleja misión de poner al descubierto la corrupción reinante en el Seguro Social. Realizó todos los esfuerzos posibles hasta la presentación de un Informe al difunto Presidente Chávez. La misión duró poco tiempo, pues, hubo necesidad de renunciar, ante la inutilidad de la gestión y el poder monstruoso de la corrupción.
El libro es de lectura obligada para los funcionarios gubernamentales y para los sectores opuestos al gobierno nacional. Unos y otros sacarán argumentaciones y conclusiones sumamente importantes. El gobierno, obtendrá mejores y bien ponderados argumentos para sustentar sus ejecutorias y sus justificaciones, así, como los resultados obtenidos con las políticas aplicadas. La oposición, deberá hacer un riguroso examen de su actuar porque, a juzgar, por el análisis de la Doctora Curcio, queda muy mal parada y sin argumentación para pensar en una salida a la crisis nacional.
Los ensayos que conforman el libro guardan, en su conjunto, total coherencia discursiva y analítica. La autora, con sustento estadístico y teórico, prueba y confirma una a una sus hipótesis, las cuales podemos englobar en una sola: la crisis económica que vive Venezuela no es producto del modelo económico establecido por el gobierno nacional y de las políticas económicas y monetarias que lo desarrollan; muy, por el contrario, es una crisis provocada, inducida por la oposición venezolana, por el empresariado nacional, con ayuda internacional, cuyo único propósito es el de causar malestar en la población y desestabilizar al gobierno constitucional y legalmente instaurado en el país.
Ante esta gran conclusión no es pequeña la labor que debe hacer la oposición y el empresariado para desmentir, sí, es que tal cosa es posible, a la Doctora Curcio. El lector, al concluir la lectura del libro, queda paralizado, atrapado, estupefacto, perdido totalmente, sumergido en un mar de incertidumbre e incredulidad, sin encontrar razones que permitan entender y explicar cómo se puede hacer tanto daño a una población, destruyendo su economía y el modo de vivir y ser del venezolano, sólo para lograr intereses personales, políticos y subalternos. No creemos que los intereses políticos lleguen a tanto. Los políticos y economistas serios de Venezuela, que, los hay, y, en abundancia, deben leer y analizar este libro con la rigurosidad y seriedad que se requiere, para orientar verdaderamente a la población y construir un norte a esta, ahora y siempre, pobre Venezuela o Venezuela pobre.
Confesamos que no poseemos los conocimientos económicos y matemáticos suficientes y necesarios para intentar un análisis de la obra en cuestión, sólo, nos asalta una duda, como en las novelas de suspenso. Cuando esperamos la salida conclusiva, la resolución del problema, por ejemplo, identificar plenamente al autor o autores de determinada fechoría, la autora nos traslada, de inmediato, a otro pasaje no menos conmovedor. Veamos el siguiente punto: “En Venezuela, las importaciones dependen de pocas empresas. De acuerdo con cifras del último censo económico realizado en 2008, el total de unidades económicas a nivel nacional era 322.845, por otra parte, según información publicada por la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), entre 2004 y 2012, las divisas para la importación de bienes fueron entregadas a 10.374 empresas, es decir, el 3% del total de unidades económicas censadas”
Ahora bien, estas empresas favorecidas por la “ Mano Visible del Estado”, según cifras aportadas por la autora, no importaron lo que debían importar, no hay concordancia, en kilos o cantidades, entre lo que debían comprar y traer al país y las divisas otorgadas, por lo que buena parte de ellas quedaron en el exterior y el país sin el debido abastecimiento de bienes y productos, un verdadero crimen contra la población; pero, estas empresas tienen nombre y apellido, igual sus propietarios o representantes, por qué no hay denuncias claras y precisas. Estamos hablando de sólo un 3% de las empresas. Lista muy fácil de publicar y de castigar a los responsables de este delito-fraude económico. El Doctor Jorge Giordani hizo la denuncia de las empresas de maletín que saquearon a CADIVI. Él tiene la información precisa de quiénes desangraron el país con el otorgamiento de divisas preferenciales. Ellos son los creadores de la guerra económica. En toda guerra, hay, al menos, dos contendores. En esta guerra, tenemos, por un lado, el Estado; y, por el otro, el empresariado nacional. Al parecer, el Estado, precisamente, por falta de Estado, de control administrativo, se concertó con una parte mínima del empresariado nacional, para declarar la guerra económica, en cuyo caso, ha sido la “Mano Visible del Estado” la que ha fomentado la corrupción, la responsable de toda la grave situación económica, política y social que estamos viviendo en Venezuela. La corrupción administrativa requiere de dos manos que se juntan.
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