Absalón Méndez Cegarra
La calidad es una propiedad o
atributo de los bienes y servicios. La calidad no tiene grados. Aunque parezca lo contrario, pues, común y normalmente hablamos de buena o mala calidad. Los bienes
y servicio son de calidad o carecen de este atributo. Igual sucede con la democracia como forma de
organización política, de gobierno y ejercicio del poder. No hay democracia a
medias. La democracia ha sido estudiada desde la antigüedad hasta nuestros
días. Para la ciencia política, prácticamente, es su objeto de estudio. La democracia
es el gobierno del pueblo que puede ejercerlo directa o indirectamente. La
democracia directa es imposible en las sociedades actuales. La democracia
indirecta se ejerce mediante la
representación popular, la cual emana de la voluntad del pueblo soberano expresada libremente mediante
el voto universal, directo y secreto.
Los seres humanos se han ocupado
siempre, como se ha señalado antes, del
tema democrático. La curiosidad viene al caso porque ningún gobierno del mundo,
por autoritario y totalitario que sea, gusta llamarse o que le llamen dictatorial, prefiere, que se
le considere democrático y al efecto emana algunas señales para que se le
estime como tal, caricaturas de la democracia. Este asunto, al parecer, es lo
que ha llevado a estudiosos de la
democracia, investigadores, académicos,
juristas, politólogos, analistas políticos, etc, a plantear el tema de la “calidad de la democracia” y, a analizar, a partir de ella, los distintos países del mundo sobre este particular.
Los autores Raúl Ávila Ortiz y
María D. Rivera Moya, en artículo sobre: “Derechos Humanos y Democracia en el
Estado Constitucional de Derecho”, publicado en la obra colectiva: “Justicia en
el Marco de los Derechos Humanos. La Equidad y la Justicia Alternativa
“Perspectiva Panameña y Mexicana”, coordinada,
entre otros autores, por Hernán
A. De León Batista y Manuel Acuña Zepeda, obra producto de los proyectos de
investigación de la Universidad Autónoma De Nuevo León (UANL), México, 2014,
nos introducen en un tema interesante, ciertamente, en términos de perspectiva,
la diferencia sustantiva entre “Estado de Legalidad” y “Estado de
Constitucionalidad”. Las sociedades modernas, según los autores, avanzan hacia
el “Estado de Constitucionalidad”, como estadio superior en la evolución
histórica del Estado de Derecho. En este evolucionar, encontramos los derechos
humanos en el “Estado Constitucional” y lo que los autores denominan “la
transición democrática a la calidad de la democracia”. Y, nos preguntamos. ¿Qué
significa calidad de la Democracia?
¿Cuándo una Democracia es de calidad”?
Sí, la calidad, como hemos
dicho, es un atributo de los bienes y
servicios y la misma en lenguaje técnico, gerencial, responde a uno estándares
(estándares de calidad), es decir, a determinadas especificaciones, motivo por
el que la calidad puede y debe ser medida, entonces, la Democracia debe estar
sometida a igual proceso. Veamos que nos dicen al respecto los autores citados.
“El Estado Constitucional de Derecho se distingue por seis elementos
principales: reconocimiento y garantía de la dignidad humana (principio de
reserva constitucional); libertad; igualdad; Estado de Derecho; democrático y
social (Alexy, 2005, citado por Ávila y Rivera). En consecuencia, un Estado que
no cumpla tales especificaciones no es un “Estado Constitucional”. Y, en cuanto
a la “calidad de la Democracia”, los autores en mención, siguiendo los resultados de tres investigaciones, una
de ellas, de Leonardo Morlino (2013), establecen, que, para
conocer si un Estado es democrático o no, se requiere analizar 8 dimensiones:
Estado de Derecho, rendición de cuentas electoral (o vertical), rendición de
cuentas interinstitucional (u horizontal), participación, competencia,
capacidad de respuesta, libertades e igualdad.
Morlino, al aplicar esas dimensiones a los países de América
Latina, ubicó a Chile, en primer lugar,
con un total porcentual de 3,85 (5 es el
puntaje más elevado), Venezuela en el
antepenúltimo lugar, con 2,55, seguido por Nicaragua, con puntaje de 2,47. En la
dimensión donde Venezuela sacó el menor puntaje fue en “rendición de cuentas
electoral (o vertical)”, 1,15. Otra, de
The Economis Intelligence Unit´s Democracy index 2013, investigación realizada en 165 países, ubica a
Venezuela como un “régimen hibrido”, con elementos de democracia y, también, de
autoritarismo. Mientras que, Freedom
House de 2013, ubica a Venezuela y Honduras como países no libres. En
conclusión, en Venezuela no hay Democracia.
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