Absalón Méndez Cegarra
El Primer Magistrado Nacional,
lamentablemente, pues, se trata del Jefe de Estado, gústenos o no, semeja o
parece un elefante atrapado en una
ciénaga. Cada movimiento que hace, cada paso que da, asesorado por sus
supuestos amigos, no hace otra cosa que hundirse hasta las profundidades
cenagosas. Con el cieno al cuello lanza estertores totalmente contradictorios.
Implora paz y diálogo; pero, como nadie lo escucha ni cree en sus promesas,
acude, de inmediato, al insulto, al atropello y vejación. En momentos que
podía, perfectamente, pedir a su gente que le lance una cuerda o tabla de
salvación, que le permita salir y tomar oxígeno, no lo hace y los suyos no
están dispuestos a hacerlo, pues, les conviene su total hundimiento, con lo
cual se le cobra al padre putativo el haberlo ungido como sucesor, cuando en la
cadena de mando había otros con más méritos para ser el continuador de la obra
de destrucción nacional.
La situación socio-política y
económica que vive el país admite diversidad de lecturas. Una de ellas, es la
dinámica interna del grupo que ostenta el poder, es decir, la camarilla que
lideriza el PSUV. Esta camarilla no puede estar muy gustosa con la gestión de
gobierno de Maduro y de allí, que, aunque parezca lo contrario, las
manifestaciones de apoyo, con el “mazo dando”, actúan, en la práctica, como
desacuerdos y acciones planificadas para que el Presidente de la República y
Presidente nominal del Partido se estrelle contra la muralla de la opinión
pública nacional e internacional.
La verdad que significa el
llamado chavismo disidente hay que hallarla en estos meandros de la vida
política venezolana actual. Este
sector, integrado, en su mayoría, diríamos, por
lo más granado de la intelectualidad que acompañó a Hugo Chávez, fieles y consecuentes
servidores, no tuvieron, tienen o
tendrán cabida en ese nido de víboras que es la cúpula del PSUV, encabezada por
un militar cuartelero, ignorante en
política, muy diestro en el arte de la
guerra, la agresión, ofensa y la
ambición de poder. El poder y sus
dividendos es lo único que le interesa a la cúpula que hoy
dirige el PSUV, lo demás, la nación, el país, la patria, los venezolanos,
carecen de sentido. Pensamos, ingenuamente, que, el “mazo dando” está haciendo un gran daño a
la figura presidencial, a la que a veces vemos con una cierta disposición a cambiar y
actuar distinto; pero, se lo impide, rotundamente, esa empalizada que
es, hoy, el PSUV, partido policlasista,
de masas, con espacio en el porvenir
de la política venezolana, cuando la
política se entienda como servicio público.
El “mazo dando” y sus mazazos
están dirigidos, ciertamente, contra la población nacional, que los recibe con
enorme sacrificio, especie de suplicio; pero, hay un destinatario principal, el
Jefe del Estado, quien recibe directa o por mampuesto los golpes del mazazo. En
el “mazo dando” se ha acumulado toda la torpeza política del mundo acompañada de odio y resentimiento social, por lo demás
inexplicable en sus actores, pues, si de privilegios sociales se trata, los han tenido todos.
El mazazo no puede perdonar que
su gran jefe, el comandante eterno, no le haya mirado con ojos de piedad y agradecimiento, pagados sus servicios,
ungiéndolo como sus sucesor, por méritos bien ganados en el acompañamiento que
significó la aventura golpista del año 1992 y, la aventura golpista, también,
del año 2002, en momentos, que, el hoy,
Presidente de la República, dormía plácidamente, cumpliendo sus continuos
reposos en El Metro de Caracas.
En uso de un refrán popular
podemos decir, que: “la culpa no es del ciego, sino de quien le da el garrote”.
La torpeza presidencial es producto del nido de serpientes del PSUV, aliviado,
ahora, con la salida, de los cerebros pensantes. La supuesta tabla de salvación
que significa la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, así, como
los ataques despiadados a la Fiscal General de la República y a la institución
del Ministerio Público, seguramente, la más
importante para la convivencia y paz nacional, así, como con todo aquel que
muestre disconformidad con el gobierno, es obra de un laboratorio de crueldad
instalado en el país, monitoreado desde el exterior.
Maduro tiene en sus manos la
posibilidad de reivindicarse ante el país y la historia. Escuche a su pueblo. Proceda a retirar la convocatoria a la ANC,
restaure plenamente el legado de Chávez, la Constitución de 1999, llame, sinceramente, a la concertación de
intereses que se ha formado en el país. Acuerde con ella un plan mínimo de
acción garante de la paz.
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