LA FIERA HERIDA

 Absalón Méndez Cegarra

La sociedad nacional vive en un estado de desolación. Pareciera que experimentamos un gran duelo. Hemos sufrido una pérdida de la cual nos está costando recuperarnos, a pesar de los evidentes signos de entusiasmo y esperanza que reina en algunos escenarios nacionales e internacionales. El empecinamiento del gobierno en no querer reconocer su derrota, el mentir permanentemente, haciendo creer lo que no es cierto, son las causantes de este estado de ánimo nacional, el cual debemos superar prontamente.

No ha sido fácil vencer el haber pensado bajo ciertas condiciones objetivas que la vía electoral era la salida y, seguramente, como se observa el panorama, lo será; pero, en la Venezuela actual luce necesario reflexionar sobre otros caminos, pues, la situación a erradicar no es nada fácil, no estamos enfrentados a la Madre Teresa de Calcuta.

La breve campaña electoral que tuvimos en Venezuela este año 2024 hizo revivir muchas cosas. La creencia en la democracia; en la alternabilidad del gobierno; en la soberanía popular, en un liderazgo para llevar a buen puerto a una barca totalmente destruida; en el texto constitucional y leyes de la República; en las instituciones; y, en alguna medida, en la sinceridad del gobierno nacional y su partido.

Es verdad, fuimos a votar con una cierta desconfianza, sabedores de las trampas a las que nos tiene acostumbrados el gobierno. El pueblo se volcó masivamente a las urnas electorales lo que presagiaba una derrota aplastante para el candidato – presidente, como en efecto ocurrió. Ya no existe duda alguna, nacional e internacionalmente, que NM, perdió las elecciones frente a EGU, por paliza. EGU es presidente electo por decisión soberana del pueblo de Venezuela. Y, así debemos reconocerlo los venezolanos y la comunidad internacional.

Sorprende los calificativos utilizados por algunos sectores de opinión en contra de EGU, con el único fin de desconocer su descomunal triunfo. Se trata de los inconformes e inadaptados de siempre, que solo callan su odio sin fundamento cuando son llamados a beber de las mieles del poder. En ese justo instante callan; pero, tan pronto dejan el poder, retoman su remordimiento y lanzan improperios contra todo y contra todos. Resulta difícil ubicarlos en alguna posición.

En la actualidad leemos por la prensa escrita y por las redes sociales frases insultantes, ofensivas y groseras contra EGU y MCM, que hacen coro con los insultos acostumbrados de la cúpula del poder en Venezuela. Pareciera un querer figurar a como dé lugar. Ayer, estuvieron con el gobierno chavista y lo auparon. Luego, se muestran aparentemente contrarios, pero, arremeten contra EGU y MCM, lo cual es indicador que aceptaron por voluntad propia o comprada volver al redil del que nunca han debido salir.

Agredir con insultos a un hombre como EGU y a una mujer como MCM es cobardía, es un acto cobarde. merecedor de repudio por parte de todos los venezolanos. EGU es un hombre sumamente decente y ponderado. De su boca no sale jamás un insulto contra nadie. La política para él no es un teatro de operaciones o un campo de guerra. Su llamado es a la fraternidad, al encuentro, a la reconciliación nacional, a la unidad de todos en pro del interés nacional. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con él, sin necesidad de llegar al insulto. Respecto a MCM, la

situación es distinta. Ella entiende la política real, la que se da en el terreno de la confrontación. No pone la otra mejilla. Actúa en el mismo terreno del agresor y se burla y ha burlado de todas las interferencias y obstáculos que a lo largo de su vida política se le han venido colocando para hacerla sucumbir. Hoy, luce con un perfil limpio, claro, de triunfadora, de líder nacional e internacional, pues, ha derrotado al gobierno electoral en su casa, en el escenario electoral que le montaron. No contaron con su inteligencia, astucia y olfato político. Ella sabía de las trampas que le tenían preparadas, conocía mejor que nadie el veneno que le darían a tomar; pero, ella y su equipo, mucho más inteligentes y hábiles políticamente, elaboraron debidamente el antígeno, el cual se convirtió en estruendosa derrota que los dejó paralizados, como se evidencia en el luto que se guarda en las casas del partido, otrora centros de ferias y fiestas. Aquí no reina la alegría preelectoral. Esta murió. Ha quedado el luto por su fallecimiento.

La gente opositora al gobierno está perseguida, sin duda alguna, todos tenemos miedo; pero, más lo está, su gente, funcionarios públicos, empleados, obreros, contratistas, etc. a quienes se le exige una especie de prueba o demostración de pobreza, que muestren que no votaron por EGU, caso contrario, pierden el empleo o el contrato.

El candidato – presidente llama a MCM “bruja” y “sayona”. Esto no parecer ser insulto propiamente, por el contrario, es un elogio, porque MCM es el espanto que atormenta al gobierno y al PSUV. No los deja dormir. Los tiene asustados. Les derrotó en su propio patio y, les derrotó, parece mentira, con su propia gente y en el terreno que le indicaron, Es natural que no puedan dormir tranquilos. El tiempo de lealtad llegó a su fin.

La cúpula gubernamental está reaccionando como fiera herida. Dando tropiezos por todos lados. Ya, parece, por tanta torpeza, un elefante en una cristalería. Luce acorralada y sin salida. Progresivamente va quedando sola y aislada. Cada vez que procura defenderse se hunde en su charco mucho más.

EGU ha tenido que abandonar el país. Internamente su vida corría peligro, al igual que la de todos los venezolanos. En Venezuela, nadie está seguro. Se ha impuesto una organización criminal- terrorismo de Estado, la llamó la OEA-, ahora, sí, cívico militar, que integra en un todo a los cuerpos de seguridad del Estado y a parcialidades organizadas de la sociedad civil, básicamente, bandas delictivas, armadas por el gobierno nacional, denominadas colectivos.

El gobierno ha tenido que recurrir a la violencia, al uso de la represión y persecución, a la instalación de puestos militares y policiales en cada esquina como manera de amedrentar a la población, causar miedo y terror en ella. Evitar que salga a la calle a protestar. La protesta ya ha dado sus frutos. El gobierno lentamente va aceptando la derrota. No puede ocultarla más. Ha quedado al descubierto.

El gobierno da los últimos estertores de la vida. Tal fiera herida, luego de luchar ferozmente, comienza a buscar donde y como caer. Su tabla de salvación es negociar una transición en paz. Sin agresiones de ninguna naturaleza y sin patadas de ahogado. Ya, no le sirven para nada.