Absalón Méndez Cegarra
Venezuela, venezolanos todos, los que quedamos en el territorio nacional y los que por diversas razones se han marchado, ha llegado la hora de la verdad. La hora de las grandes decisiones. Este domingo 28 de julio, Venezuela, vivirá uno de los momentos más importantes de su historia republicana. Los venezolanos, acudiremos masivamente a las urnas electorales para decidir el presente y futuro de la nación. Dos grandes opciones se les ofrecen a los venezolanos en esta contienda electoral. Una, el continuismo gubernamental, suerte de dinastía que ya acumula más de 24 años en el poder. Otra, el cambio, el renacer de una “Venezuela libre y de los venezolanos”, para recordar la vieja consigna, ya, en desuso, de la Acción Democrática que hizo historia política en el país. Podríamos, agregar, para no pecar de mezquinos, una tercera opción, la del Partido Comunista de Venezuela, organización política de vieja data, aliada, en un principio, al oficialismo chavista; pero, como suele pagar el diablo a sus seguidores, pateada y expulsada de esa esfera política, pero, imposible de ser borrada del sentir de miles de venezolanos.
Una campaña electoral atípica ha llegado a su fin. El PSUV, partido oficial en el poder, adelantó la campaña electoral meses atrás. El gobierno, con su candidato – presidente, de manera abusiva y haciendo uso de recursos públicos, manejados sin pudor alguno y sin rendir cuentas a nadie, a la vista de todo el mundo, financió dicha campaña. El abuso es fácilmente observable. Autopistas, avenidas y calles de todos los lugares del país fueron inundados con enormes vallas publicitarias carentes de contenido, mensajes vacíos y contradictorios. Unos, invocando la fe en sectores de población a quienes engañó con mentiras, con falsedades y con un populismo a ultranza que acabó con la actividad productiva laboral y los condenó a ser los pordioseros del Estado. Otros, los más recientes, haciendo creer que unas supuestas sanciones, en mala hora establecidas por Estados Unidos y no cumplidas, son causantes de la crisis humanitaria compleja que vive la sociedad nacional. Haciendo uso del mecanismo de defensa proyectivo, coloca en otros sus propias responsabilidades como gobierno. Se publicita que “los apellidos”, todos en Venezuela, tenemos apellidos, simples o compuestos, apellidos al fin, quieren privatizar a Petróleos de Venezuela, cuando bien se sabe que quien destruyó, quebró, se robó y privatizó la industria petrolera nacional, hoy, en ruinas, fue el gobierno nacional. Para muestra un botón, dice el refranero popular, el robo cometido por el ex – vicepresidente y ex ministro del petróleo, justamente, un apellido, que, para más señas, no es nativo. Se quiere privatizar la salud, dice la publicidad oficial electoral. La salud en Venezuela, no solo está privatizada, sino destruida en su totalidad. Un ejemplo reciente que causó interés nacional fue el accidente que sufrió la vice-presidenta de la República, al tratar de hacer proselitismo con una tragedia ocurrida en el oriente del país, un árbol cayó sobre el vehículo en el que viajaba la alta funcionaria pública y le produjo serias lesiones en su humanidad. La dama fue “ruleteada” en busca de atención médica por las instituciones hospitalarias del lugar, y, la respuesta fue siempre la misma: “aquí, no hay como atenderla”, aquí, no tenemos ni agua”, la respuesta diaria que reciben la mayoría de los venezolanos que acuden en busca de atención para sus dolencias y enfermedades. Hubo necesidad de ser trasladada por vía aérea a la Ciudad Capital e internada, seguramente, en una clínica privada o en la suite presidencial del Hospital Militar, lugares a los cuales no tienen acceso los venezolanos. Primero, se destruye la red de servicios públicos de salud, luego, se inculpa a otros, a terceros, de la destrucción cometida. Bonita manera de no asumir responsabilidades.
La oposición quiere “privatizar la educación”, dice la publicidad oficial. Resulta que la educación es otro de los servicios públicos privatizados en Venezuela, debido a las medidas adoptadas por el gobierno nacional. Lo único servible del sistema educativo nacional es la educación privada y, algunas islas de excelencia en la educación universitaria pública, que descansan en gran medida en profesores jubilados. Las escuelas, colegios y universidades privadas son las instituciones que se mantienen en pie y captan buena parte de la matrícula estudiantil, muy poca por ciento, la que puede pagar elevados costos; la restante, deserta del sistema educativo. La educación en Venezuela ha dejado de ser gratuita en todos sus niveles. El día en el que en las universidades privadas se pongan en funcionamiento las carreras de la salud: medicina, odontología, farmacia, etc. las aulas de las universidades públicas nacionales quedarán vacías. Hoy, tenemos escuelas universitarias con más profesores en nómina que alumnos cursante matriculados. Esta es la opción electoral que nos presenta el candidato – presidente, quien aspira mantenerse en el poder engañando al pueblo infinitamente.
Las otras dos opciones que tenemos los venezolanos este domingo de elecciones presidenciales, son las que nos presentan Edmundo González Urrutia y Enrique Márquez. Las demás candidaturas no cuentan. Son relleno. Colaboradores de la opción gubernamental para aparentar competencia y pluralismo político.
González Urrutia, simboliza el cambio y enarbola las banderas de la libertad, independencia, democracia, reconciliación, fraternidad, encuentro, progreso, crecimiento económico, desarrollo y bienestar social. Restauración de todo lo destruido. La vuelta a una Venezuela amiga y fraterna, en la que tengan cabida todos los venezolanos y quienes provenientes de otras latitudes quieran hacer patria grande con nosotros. Esta es tierra de gracia. Ya, tendremos tiempo para la participación de todos en la construcción de un norte para Venezuela, sin estridencias, sin ofrecimientos imposibles de cumplir, con revisión y análisis de algunas propuestas conocidas para no cometer, nuevamente, errores ocurridos en el pasado.
La opción de Enrique Márquez, luce interesante. Márquez, representa una nueva generación de políticos en Venezuela. Le acompañan en la contienda electoral seguidores propios y el PCV, original, no el otro, el farsante, con sus viejas consignas socialistas de redención social y lucha de clases.
En el tarjetón electoral, el candidato – presidente aparece, abusadoramente, 13 veces, número de mala suerte; González Urrutia, 3 veces; y, Márquez una (1) vez. Los resultados electorales, serán totalmente inversos al espacio ocupado en el tarjetón electoral.
Al día siguiente del triunfo electoral deben crearse las comisiones de enlace, como sucedió con la transición Caldera-Chávez, para atar de manos a un gobierno del cual se puede esperar lo peor durante los próximos 6 meses largos de agonía en Venezuela.
Comentarios
Publicar un comentario