Absalón Méndez Cegarra
La desesperación no es acompañante de nada bueno. El PSUV, en funciones de gobierno, está enloquecido, desesperado, porque todo indica que perderán las elecciones y deberán abandonar el poder. Tal pareciera que llegaron para eternizarse en el poder y, eso, es intolerable en cualquier parte del mundo, mucho más, si se piensa en un país como Venezuela, con una cierta tradición y cultura democrática, que se alimenta y funda sus bases en el pensamiento de Simón Bolívar, El Libertador, quien recriminaba a los pueblos el que se permitiera la permanencia vitalicia de una persona en el ejercicio del poder absoluto.
El PSUV, en el gobierno, ha abusado de todo y el CNE lo permite abiertamente. Basta con observar el inicio de la campaña electoral, la cual, para el PSUV, ha sido continuación. En la Ciudad Capital e, igual debe haber ocurrido en el interior del país, no ha quedado una sola valla publicitaria sin ser ocupada con propaganda del candidato – presidente, lo que debe estar costando una fortuna, cuyo pagador no es otro que el Fisco Nacional, uso indebido de los dineros públicos confiados al gobierno, lo cual constituye la comisión de actos delictivos sin que nadie repare en ello. La pobreza venezolana ha sido cubierta con propaganda que anuncia, que, ahora, si, se va a acabar, luego de 25 años de haberla incrementado hasta límites inimaginables.
Los creativos de la campaña electoral del candidato- presidente se han equivocado totalmente de estrategia. No han previsto que lo que hacen publicitariamente con las manos (mensajes electorales esperanzadores de un cambio) el candidato lo destruye con los pies. Es decir, no han podido construir un candidato presentable.
En los últimos días el candidato- presidente ha cometido tres (3) dislates, hay muchos más, que hablan de insania mental que, lejos de favorecer su candidatura ha potenciado el rechazo de la población.
El primero de estos dislates, ha sido el de decretar que el motopiruetismo (hacer piruetas con la moto, levantar la motocicleta y rodar en una sola rueda) es un deporte nacional y, para demostración, lo lleva al desfile militar del 5 de julio. Ignora el candidato – presidente que con esta medida está violentando abiertamente la Ley de Tránsito Terrestre y las normas reglamentarias que regulan el uso y circulación de este tipo de vehículos, cuyos propietarios, dotados de patente de corso para hacer lo que les viene en gana, tienen enloquecido al país, y, dado el número de accidentes mortales e incapacitantes, causan enormes daños a la sociedad, patrimonios familiares y a las instituciones públicas de salud. Hay áreas hospitalarias, traumatológicas, que han sido bautizadas con las principales marcas de motocicletas debido al número de pacientes que se reciben diariamente y permanece por tiempos prolongados. Pareciera que el candidato – presidente ignora las cifras de la accidentabilidad vial en Venezuela y el mundo, lo que es sumamente grave. Estimamos que hay maneras más humanas y racionales de ganarse el favoritismo de las personas que utilizan la motocicleta como medio de transporte. Ordenar su circulación, controlar los abusos y violaciones de las normas de tránsito, son unas de ellas.
El segundo de los dislates en referencia, el más grave de todos, es la alocución presidencial del 5 de julio, en el desfile militar. En esa pieza oratoria de antología, el candidato – presidente, se declaró dictador, tomó el “bastón de mando”, símbolo de poder del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Nacionales y, señaló que dicho “bastón” no le sería entregado a nadie,
ni por las buenas ni por las malas. Sí, las cosas, son, así, carece de sentido el proceso electoral e ir a unas elecciones que, de antemano, tiene un ganador: el continuismo del desastre. Pero, ese mensaje dictatorial, inconstitucional e ilegal, que ha debido ser repudiado por el árbitro electoral, hay que leerlo en un doble sentido, podemos estar en presencia de un meta mensaje. El candidato – presidente quiere desestimular la firme voluntad que tiene el pueblo venezolano de querer votar este 28 de julio y propiciar un cambio en paz y en las mejores condiciones posibles. Sí, la votación es masiva, la oposición gana las elecciones y, el fraude electoral, encontraría mayores dificultades. No se puede tapar el sol con un dedo. El pueblo saldría a la calle a defender su voto y su triunfo. El despertar de un pueblo no lo detiene nadie.
Caso contrario, si los venezolanos nos quedamos en nuestras casas, sin necesidad de fraude, el triunfo del continuismo está asegurado.
El tercer dislate, demencial, en tono absolutamente irrespetuoso y desconsiderado, impropio de un Jefe de Estado, aún en campaña electoral en búsqueda de su permanencia indefinida en el poder, sin tener méritos para ello, es el ultraje hecho a las personas adultas mayores.
Llamar al candidato opositor, el ex embajador Edmundo Gonzáles Urrutia, “viejo decrépito” es un irrespeto y un acto cobarde, miserable, propio de un “guapetón de barrio”. El candidato opositor se caracteriza por su decencia, moderación en el hablar y el respeto por sus semejantes. A él no se le ha escuchado ninguna palabra descalificadora contra persona alguna. Al contrario, está llamando a la fraternidad, a la unión de todos, a la construcción de una Venezuela en paz, e, inclusive, a pasar la página, lo que es mucho decir, en una Venezuela en la que se conoce de la comisión de delitos de lesa humanidad y violación permanente de los derechos humanos. Igualmente, llamar “vieja decrépita” y “bruja” a la señora María Corina Machado, es una indecencia y una demostración de machismo que no le viene bien al candidato- presidente ni a sus acompañantes. Nos parece que, en la referencia a la señora Machado, el candidato – presidente se equivocó de mirada, no miró al frente, sino a los lados. Por otra parte, un gobierno que habla de los derechos de la mujer, mal puede, ahora, salir a humillar a una mujer digna de consideración y respeto, querida y vitoreada por todos los venezolanos.
La contradicción presidencial es notoria y alarmante. Por un lado, trata de ganarse la voluntad de los adultos mayores, de los 5.5 millones de personas jubiladas y pensionadas que existen en Venezuela, recibiendo la limosna de 130 bolívares por mes. Y, por otro lado, los agrede, menospreciándolos por” viejos decrépitos”, como si él tuviera 15 años. Estos millones de jubilados y pensionados le van a dar la lección del “voto castigo” como lo aseguraron el día 9 de julio del año en curso, en un emotivo acto multitudinario de jubilados y pensionados celebrado en el auditorio de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV, con la presencia del diplomático Edmundo González Urrutia. Lo mismo, hará la mujer venezolana, pues, no hay cosa más peligrosa y delicada que meterse con la edad de las mujeres y descalificarlas por la edad.
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