Absalón Méndez Cegarra
Nicolás Maduro, trocado, ahora, en candidato a la presidencia de la República, está buscando afanosamente, lo votos de las personas pensionadas y jubiladas, estimadas gubernamentalmente en más de cinco millones quinientas mil personas, cantidad suficiente para inclinar la balanza electoral hacia un lado o hacia el otro; por consiguiente, parte importante de un pastel electoral nada despreciable.
El candidato – presidente, al parecer, no advierte, que, en este sector electoral no tiene nada que buscar, por cuanto se trata de un sector de población humillado y vulnerado en sus derechos. Con los viejos no se ha tenido piedad alguna.
El abrazar y besar viejitas, otorgar bonos miserables, crear ministerios y prometer mejorar la situación de las personas pensionadas, a estas alturas y después de un cuarto de siglo en el ejercicio del poder, no le dará buenos resultados. “Quien siembra vientos, recoge tempestades,” dice un refrán popular. Chávez y Maduro han sembrado odio, malestar, atropellos, vejaciones, hambre, miseria, etc. Los dos, sus colaboradores del PSUV y altos funcionarios, no pueden esperar del pueblo venezolano, otra cosa que no sea rechazo y repudio, particularmente, de los pensionados y jubilados, a quienes se les ha condenado a muerte por falta de medicinas, alimentos y medios de vida para satisfacer sus necesidades básicas y asistenciales. El gobierno ha desarrollado en contra de las personas pensionadas una política de exterminio, según la calificación dada por el artículo 7 del Estatuto de Roma, delito considerado de lesa humanidad.
El tiempo para reparar el daño causado ha llegado a su fin. No hay retroceso. Chávez y Maduro han despreciado a un importante sector de población (los pensionados) y le ha causado muchas penurias que no se sanan con abrazos de última hora y promesas que jamás cumplen. La lista de promesas incumplidas y de engaños es demasiado extensa. Muy tarde se le hizo al gobierno para enmendar la plana.
La obra de Maduro y, también, la de Chávez, en contra de las personas pensionadas y jubiladas, puede sintetizarse en los hechos siguientes:
1. La población venezolana tiende al envejecimiento. Los porcentajes estimados para 2050 de población mayor a 60 años, se adelantaron. El porcentaje de personas mayores para el momento actual (2024) es del 12% de la población total, proyectada por el INE, según datos censales del año 2011, alrededor de 3,5 millones de personas. Pero, hay un hecho que agrava la situación de las personas mayores: la soledad y el abandono. Todo es debido al éxodo forzado de los hijos, nietos y demás familiares, causado por la grave crisis humanitaria que vive Venezuela, producto de las nefastas políticas gubernamentales.
2. El presidente Chávez, en un arranque de populismo, creó una ficción de Sistema Público Nacional de Salud (SPNS), ordenando la integración de todos los servicios médicos y asistenciales, sin importar que algunos de ellos, como el de los miembros de las FAN, Magisterio e IVSS, son de carácter contributivo directo y sus prestaciones lo son prepagas y constituyen derechos adquiridos. Este es el primer ataque certero a los seguros sociales y al régimen de asistencia médica integral. Se eliminó el seguro de la población afiliada al régimen de atención médica integral. Se universalizó la asistencia médica; pero, no así, la
obligación de cotizar de los trabajadores y empleadores afiliados al IVSS. La realidad actual es que ni los afiliados al IVSS ni los no afiliados, disfrutan de atención médica en las instituciones hospitalarias y ambulatorias del IVSS, las cuales se encuentran en franco deterioro
3. El presidente Chávez, en un comienzo, dictó Decretos, orientados a proteger a los adultos mayores, que, en algún momento, estuvieron afiliados al IVSS. Mediante el pago de las cotizaciones faltantes les fue otorgada la pensión por vejez; pero, luego, estas medidas, adoptadas, posiblemente, con buenos propósitos, se tergiversaron y, terminaron fusionando un régimen de aseguramiento obligatorio y de contribución directa, con uno de carácter asistencial e igualando el beneficio pensional de unos y otros, de contribuyentes y no contribuyentes (Misión Amor Mayor Venezuela) a un salario mínimo de 130 bolívares (3, 5$) , medida con la cual se ha condenado a los pensionados a la pobreza. Este es el segundo golpe certero al IVSS. Con dicho golpe se desdibujó por completo el régimen de los seguros sociales en Venezuela y, junto con él, la suerte de millones de venezolanos.
4. El gobierno nacional desde el primero de enero del año 2016 les ha fallado a los pensionados venezolanos residentes en el exterior, al no cancelarle ni en dinero nacional ni en divisas el monto de la pensión por vejez acordada según los términos contemplados en la Ley del Seguro Social y su Reglamento; incumpliendo, así, expresas obligaciones contenidas en tratados bilaterales suscritos, entre otros países, con el Reino de España y Portugal.
5. El retiro de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones ha sido otro golpe duro a los trabajadores venezolanos pensionados y con expectativas de pensión. Se ha vulnerado el principio de la internacionalización de la Seguridad Social y el derecho a la portabilidad de las prestaciones. Distinta sería la situación de los migrantes si los países de residencia reconociesen las cotizaciones hechas en el país de origen y los afiliaran sin problemas en sus respectivos Sistemas de Seguridad Social.
6. En fecha reciente, ha sido promulgada una ley, supuestamente, para la protección de las pensiones, toda una excusa para crear arbitrariamente una exacción fiscal que contribuirá a la ruina del pueblo, pues, se trata de un tributo que será trasladado, como todos, al costo de producción de bienes y servicios, y lo terminará pagando el pueblo, sin que los pensionados reciban algún beneficio. Ya, el gobierno creó el Ministerio del Adulto Mayor, desconociendo que, por mandato de la LOSSS, fue creado el Régimen Prestacional de Servicios Sociales para el Adulto Mayor y Otras Categorías de Personas y, su órgano gestor, el Instituto Nacional de Servicios Sociales (INASS).
El gobierno no halla como engañar más a los pensionados y a los adultos mayores. Ahora les coquetea, nuevamente, con promesas, buscando un voto que jamás obtendrán, porque los adultos mayores en Venezuela tienen dignidad y esa dignidad ha sido pisoteada por Chávez y Maduro.
El gobierno, sí, en verdad, quisiera ayudar a los pensionados, quienes constituyen la vanguardia de la lucha social en Venezuela, atendiera sus quejas y reclamos constantes, permanentes, como el del ajuste de las pensiones por la pérdida del poder adquisitivo del signo monetario nacional y, no, en atención al salario mínimo, el cual no tiene nada que ver con el monto de la pensión. Igualmente, como parte del monto pensional o, como un derecho derivado, un plus pensional, para la adquisición de medicinas, alimentos y asistencia médica integral.
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