¿CUÁNTO NOS CUESTAN LAS PENSIONES?
Absalón Méndez Cegarra
Con esta interrogante, el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) publica en su blogs “Factor Trabajo. Mejores
empleos para el desarrollo”, de la División de Mercados Laborales y Seguridad
Social del BID, un interesante artículo sobre el tema de las pensiones y sus
efectos en las cuentas nacionales. No es la primera vez que el BID, llama la
atención sobre este interesante tema, propio de los Sistemas de Seguridad
Social en el mundo. La década de los años 80 del siglo pasado, en pleno auge
del neoliberalismo, se inició en América Latina el proceso de reforma de la
Seguridad Social, el cual tenía y tiene como epicentro el tema pensional y como
fundamentación teórica los diversos estudios realizados sobre el tema por los
organismos financieros internacionales.
El Banco Mundial, en el año 1994,
dio a conocer un importante e interesante informe bajo el
título:”Envejecimiento sin crisis”, mediante el cual llamó la atención mundial
sobre la necesidad de considerar al momento de definir programas de seguridad
social, todo lo relacionado con los cambios demográficos, en especial, la
tendencia al envejecimiento de la población debido al impacto que tal fenómeno
poblacional tiene en la seguridad social y su financiamiento, en particular,
los regímenes jubilatorios y pensionales.
El BID advierte sobre lo
siguiente: “En los últimos meses el debate sobre las pensiones ha ido cobrando
importancia en varios países de la región, superado los despachos o los
pasillos de los parlamentos hasta llegar a un debate más amplio de comunicación
en las calles. Posiblemente este interés por la sostenibilidad fiscal y social
de las pensiones seguirá creciendo en los próximos años, tal como vaticinábamos
en 2013, en el libro “Mejores Pensiones, Mejores Trabajos”. A medida que se
acerque el tsunami de la longevidad y se agraven los problemas de
financiamiento de las pensiones, la reforma de los sistemas de pensiones de la
región va a convertirse en cuestión central de política pública”.
Los organismo financieros
internacionales han acertado en el diagnóstico de los cambios demográficos y su
impacto en los sistemas de seguridad social; pero, han fallado en las recetas o
propuestas impuestas y recomendadas a los países del planeta, en particular, en
América Latina, pues, en esta parte del mundo, ninguno de los objetivos o
propósitos de la reforma pensional se han logrado, a saber: ampliación de la
cobertura pensional; mayor empleo;
mayores salarios; estabilidad en el
empleo; y, mayores y mejores pensiones.
Ahora bien, lo anterior no
significa que las recomendaciones del BID, del BM y del FMI, en materia de seguridad social, así como de la
OIT y de la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS) entre otros
organismo internacionales, deben ser desestimadas como ocurre entre nosotros,
en Venezuela. Al contrario, deben comenzar a ocupar lugar preferente en la agenda
de las políticas públicas, pues, se trata de un tema de particular relevancia
hoy y mañana.
El gobierno nacional y el
liderazgo político en general han sido y son
negligentes e irresponsables en el abordaje de esta crucial cuestión de
la vida en la sociedad venezolana. El asunto pensional, en el país, no es
asunto del gobierno, de los parlamentos,
menos aún, de las calles. Simplemente,
no interesa a nadie, motivo por el cual todos los días el gobierno acerca la
mecha a un polvorín que puede estallar en algún momento, pues, aquí, se otorgan
pensiones, justificadas todas, no lo dudamos, unas contributivas, las cuales no
pueden considerarse como regalos o
dádivas gubernamentales; otras, no
contributivas, que se conceden por gracia presidencial, sin que exista la
necesaria provisión de fondos, actuales y a largo plazo, para responder
cabalmente por el derecho alcanzado por las personas de determinada edad a una
pensión digna, lo que constituye un acto gubernamental de absoluta y total
irresponsabilidad social y fiscal.
El BID, en el artículo en
referencia, ofrece una fórmula muy práctica para calcular el costo de una
pensión y su incidencia en el Producto Interno Bruto (PIB).
En Venezuela, la institución
creada por la Ley que tiene dentro de sus atribuciones otorgar pensiones por
vejez, sobrevivencia y discapacidad a las personas afiliadas, básicamente,
trabajadores asalariados del sector
moderno de la economía y servidores públicos, es el Instituto Venezolano de los
Seguros Sociales (IVSS). El régimen pensional del IVSS es de carácter
contributivo directo, mediante cotizaciones cuyo monto es fijado por la Ley y
el Reglamento sobre una base salarial imponible, a cargo de trabajadores y
empleadores. El gobierno nacional, ha
llevado a este régimen, de manera arbitraria, ilegal e improvisamente un
régimen pensional asistencial, no contributivo directo, de financiamiento
fiscal, igualando el monto de las pensiones, independientemente de la base
salarial imponible, unas y otras, contributivas y no contributivas, al salario
mínimo, el cual, convertido dicho salario a
la moneda oficial norteamericana o europea, resulta equivalente a un poco más de 20 dólares o
euros mensual, lo que produce vergüenza
internacional al momento que un pensionado residenciado en el exterior recibe
su remesa pensional, en el mejor de los casos, cuando la recibe oportunamente.
El IVSS, tiene una población
afiliada que no supera los seis millones de trabajadores, un 40% de la
población económicamente activa; pero, tiene, según sus cifras, tres millones y
medio de pensionados, con posibilidades de llegar a cuatro millones antes de
fin de año, de acuerdo a lo prometido demagógicamente por el gobierno nacional,
lo cual da una relación entre activos y pensionados, ligeramente superior a
uno, lo que significa que por menos de
dos trabajadores activos afiliados, tenemos un pensionado. El gobierno, se
vanagloria de este hecho y se lo atribuye como gran logro de la “revolución”,
ignorando que el número de pensionados se debe al envejecimiento de la
población afiliada al IVSS en los últimos 17 años y, en mínima proporción, a
los Decretos Presidenciales que conceden clientelarmente pensiones
asistenciales.
En el mundo entero se ensayan
diversas fórmulas para evitar un colapso económico y social causado por la
población dependiente de los Sistemas de Seguridad Social, menos en nuestro
país, imprevisivo como siempre.
Recomendamos, a los interesados, las propuestas europeas, sobre los
regímenes de pensiones de “contribución definida nocional” y su modelo de “tres
pilares”.
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