III
CONVENCIÓN COLECTIVA DEL SECTOR UNIVERSITARIO
Absalón Méndez Cegarra.
Venezuela se ha convertido en el
país de lo insólito, lo inverosímil e
increíble. No basta con lo que tenemos. Un presidente incapaz, incompetente,
que ha arruinado a la nación, ha hipotecado el presente-futuro de los
venezolanos, y, de paso, se quiere reelegir, con la seguridad que lo logrará,
pues, todas las piezas han sido
colocadas en su lugar para obtener el triunfo. Para la obra teatral re
eleccionaria ha seleccionado, ya, a sus actores, la presidenta de la
inconstitucional, ilegal e ilegítima ANC, es la cara visible de un nuevo
partido, para hacer ver que el proceso electoral es multicolor. Su hermano, Ministro, es jefe de campaña
electoral. Los poderes públicos constituidos, con la sola excepción de la AN,
están subordinados a la secretaria general o presidenta del nuevo partido político creado velozmente
por el presidente-candidato, con lo cual
no arriesga nada, tiene todas a su favor para ganar y los venezolanos convertirnos,
por ineptos, en la burla del mundo. Un
presidente en ejercicio que durará casi nueve meses como presidente electo y
los venezolanos nos lo tenemos que aguantar. Una verdadera vergüenza nacional.
Y, además, según el presidente candidato todo está bajo el marco
constitucional, la CRBV de 1999, qué, caradurismo.
Ante tal situación, reveladora de
una sociedad increíble, no es de
extrañar, entonces, lo que ocurre con las relaciones laborales en el sector
universitario, sector convertido por el gobierno en el lumpen de la Venezuela
actual.
El gobierno de Chávez y su
continuidad con Maduro, con el firme propósito de acabar con el sindicalismo y
gremialismo nacional, entre ellos, el
universitario, asunto que no encaja en la mente militar autoritaria,
dictatorial, creó el paralelismo sindical con sus huestes de seguidores, perros
falderos del régimen, arremetió contra
la contratación colectiva interna alcanzada por gremios y sindicatos con sus
únicos y verdaderos patronos: las Universidades; más, tarde, hizo caso omiso, sin derogarlas,
de las Normas de Homologación, para, finalmente, mediante un contrabando violador
de la CRBV y Acuerdos y Convenciones suscritos y ratificados por Venezuela,
introducido en la LOTTT, 2012, crear un
monopolio en el movimiento organizado de los trabajadores, de manera que el
Ministerio del Trabajo, con el ridículo nombre que hoy ostenta, procediese a
convocar, selectivamente, a una reunión normativa laboral y, acto seguido,
proceder a la “discusión” y aprobación de una Convención Colectiva Única de los
Trabajadores y Trabajadoras del Sector Universitario (CCU), actuar arbitrario,
autoritario y unilateral que se inicia en el año 2013, pues, a decir verdad, los auténticos
trabajadores universitarios y sus representantes legítimos, así como los
patronos de los trabajadores universitario, nunca han estado presentes
La I CCU, con duración de dos
años, rigió la vida laboral universitaria, durante los años 2013-2014; la II CCU, años 2015-2016; y,
la III CCU, años 2017-2018. En las dos
primeras CCU se lograron algunas reivindicaciones, bueno es decirlo, para no
pecar de opositor a ultranza; pero, se
dejaron sin efecto otras, pese a la invocación permanente de la aplicación preferente de la norma más
favorable al trabajador. Sin embargo, la III CCU que vence, justo, este año 2018,
ni siquiera ha sido homologada, mucho menos publicada y dada a conocer a los
trabajadores universitarios. Se conocen instructivos de algo que no existe Y,
el fariseísmo sindical oficialista, que se dice defensor de los trabajadores
universitarios, nada informa sobre el
particular. Son unos auténticos traidores del movimiento gremial y sindical
universitarios que merecen el repudio y rechazo de todos los universitarios;
porque, es necesario añadir algo, cosa que habrá que investigar, pero, hasta
donde se conoce, los obreros, empleados y profesores de las universidades
obedientes a Maduro no se encuentran en mejores condiciones que las
Universidades democráticas y plurales; al contrario, las condiciones generales
de trabajo del sector educativo obediente y subordinado a Maduro-Cuba, son más
deplorables que las del sector universitario democrático, entonces, a que viene
ese apoyo irrestricto a Maduro de ese sector universitario. Maduro, pasará, y las
instituciones creadas quedarán y seguirán funcionando y tendremos solo un
sector universitario, en consecuencia, por qué no unirnos, ahora, para luchar
por una condiciones de vida y de trabajo justas, acordes, con la sagrada misión que la Constitución, la
Ley y la sociedad nos ha encomendado.
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