NUBE NEGRA
Absalón Méndez Cegarra
Una
nube negra se ha posado sobre el cielo del territorio nacional presagiando
fuertes tempestades. Esta nube es una especie de lápida pesada que colocada por
manos criminales ejerce presión sobre los venezolanos para tratar de
aplastarnos, y, vaya, que lo están logrando. Para contrarrestar el peso de la
lápida se requiere que una fuerza, aun mayor, actúe en sentido contrario, es
decir, que revierta la presión ejercida sobre ella. Dos conductas está
desarrollando el pueblo venezolano para que la lápida no nos haga prisioneros,
más de lo que estamos, y nos aniquile. Una, la salida, la diáspora o éxodo
masivo. Otra, la resistencia, la que debemos tener todos los que no optamos por
la primera, es decir, por la salida.
El
20M, el pueblo venezolano dio, nuevamente, un paso hacia la resistencia
pacífica, hasta el momento que se permita y nos permitamos que lo sea, pues,
nadie sabe los efectos o resultados de las tempestades. El difunto Chávez decía
que su revolución era pacífica, pero, armada, agregamos, y, en exceso. La
resistencia de los venezolanos es pacífica y desarmada. Dos fuerzas que se
mantienen en tensión. Los venezolanos hemos soportado estoicamente todo tipo de
engaño, atropello, vejámenes, humillaciones, trampas y fraudes. Los pueblos
aguantan; pero, también, se cansan. Venezuela luce cansada y el cansancio, como
el miedo, no son buena compañía. El 20M
fue un día de luto nacional. El mismo
luto que se vivió cuando murieron varios docentes en el Salto de La Llovizna,
el Terremoto de Caracas, el Caracazo, el Incendio de Tacoa, la Vaguada de
Vargas y muchos momentos trágicos más que han acontecido en el país y le han
llenado de lágrimas y dolor. El país lució totalmente solo, vacío. No hubo
emoción de ningún tipo ni en unos ni en otros. Los resultados se conocían de
antemano por lo que no causaron sorpresa alguna. El fenómeno nacional fue la abstención, pero,
es que no se trató de una abstención cualquiera, de un desgano para acudir a
las urnas, no, la abstención dominical fue activa, fue el voto contundente de
rechazo a todo lo que acompañó el proceso electoral: ANC, CNE, Candidatos,
grupos e individualidades de apoyo, contenido de la campaña electoral, compra
de votos, instalación y funcionamiento de las mesas, voto asistido, puntos
rojos, escrutinios y resultados electorales.
La abstención
fue una forma de votar en contra de todo lo viciado y podrido del proceso. Qué
haya ganado Maduro con uno o dos votos no es el problema. Ganaba con o sin.
Ahora bien. ¿Es legítimo el gobierno producto de una elección fraudulenta? No,
mil veces no. Y, esa es la lápida que debemos retirar los venezolanos, los que
nos resistimos a ser aplastados.
Algunos
voceros interesados, llamados analistas políticos, defensores de alguna
candidatura, supuestamente opositora, han hablado mal de la abstención porque ésta
carecía de proyecto alternativo, de un día después, como si alguien la tuviese,
y, se suman a quienes piden pruebas para calificar el fraude. Innumerables son
los indicios probatorios. Uno solo es suficiente, en un centro electoral
ubicado en la Parroquia San Pedro, Municipio Libertador, debían votar 770
personas, lo hizo 70 personas y de los 70 sufragios 7 fueron nulos. No había
testigos que no fueran del candidato ganador y el Coordinador del centro hizo
lo que le vino en gana, abiertamente, con el carnet de la patria.
Cuestionar
la abstención electoral que hubo carece de sentido, al contrario, hay que
enaltecerla. El gobierno, hoy día, está más solo que entierro de pobre. El
rechazo al gobierno se ha posesionado de los venezolanos, inclusive, de la
clientela electoral. El engaño presidencial ha sido mayúsculo. El CNE y el TSJ
defenestraron ayer, a tres diputados electos del Estado Amazonas, supuestamente,
porque habían comprado votos. El 20M y, aún, antes, lo hizo el
presidente-candidato. ¿Qué van hacer ahora? -Han quedado muy mal frente el país
y los electores comprados. El presidente-candidato compró descaradamente votos
y, además, no cumplió con el pago de la compra realizada. Cometió fraude,
escudándose en una supuesta prohibición del CNE, prohibición hecha después del
acto comicial, cuando su deber era haberla hecho antes. Ya no hay dinero para
más. La mínima base de apoyo se desinfla. La clientela electoral ha sido
defraudada. Los mendrugos de pan no alcanzan para tanta gente. Los 10 millones
de votos se esfumaron. La tarea, ahora, es empezar a despejar el cielo del
territorio cubierto por la nube negra. Los venezolanos lo vamos a lograr.
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