EL SOCIALISMO DE MADURO
Absalón Méndez Cegarra
El gobierno que preside Maduro,
sí, en verdad, es él quien lo preside,
es tan cínico y reiterativo en el mentir que llega al extremo de engañarse a sí
mismo y engañar a sus seguidores. Durante el período de gobierno del inefable
Hugo Chávez, destructor de la nación, a propósito del Plan de la Patria 2013-2019,
y, aun antes, en sus coqueteos con la dictadura cubana y sus asesores
internacionales, comenzó a hablarse en el país del “socialismo del siglo XXI”
y, bajo tal argumento, acto seguido, se
declaró a Venezuela como país socialista.
El gobierno y el PSUV no tienen ni idea de lo que
significa el Modo de Producción Socialista, pues, quienes, se formaron y
formamos en el pensamiento socialista,
bajo la influencia del marxismo clásico y la excesiva literatura de la URSS, muchos de ellos ya no están en el gobierno, cobraron su factura por la
pasantía guerrillera y sus coqueteos infantiles de izquierda y, hoy, disfrutan de una inmensa riqueza mal
habida tanto en el país como en el
exterior.
Para entender la falsedad del
socialismo venezolano bien vale la pena
regresar a las lecturas, ya en desuso,
de la extensa literatura soviética, condenatoria del capitalismo y
enaltecedora de las bondades de su socialismo, no del socialismo teórico, que,
es otra cosa, sino de la manera como la URSS entendió era el
socialismo y su dirección por una “nomenclatura” muy selecta,
supuestamente representativa de la nueva clase dominante, la “clase obrera”, que, a partir de 1917, había
conquistado el poder y establecido la dictadura del proletariado, todo un
castillo de naipes que se vino al suelo estrepitosamente con el primer
ventarrón, para pasar a la historia con más pena que gloria.
El socialismo del
chavismo-madurismo es caricaturesco. Es un revoltillo de todos los modos de
producción conocidos: comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo, capitalismo
y socialismo, para terminar en nada, pues, no es ni lo uno ni lo otro, como
decía CAP.
Hay una cosa interesante en el
pretendido socialismo de Maduro y de los revolucionarios de pacotilla: Cabello,
Bernal, Varela, Vivas y compañía. Las críticas que ellos hacen al capitalismo,
por andar en la onda revolucionaria, se
corresponden, justamente, con su actuar evidentemente capitalista,
hambreador y explotador. El socialismo,
modo de producción, forma de Estado y de gobierno, es la dictadura de la clase
obrera y el campesinado, sustitutiva de la burguesía, clase dominante y
explotadora en el capitalismo, por lo
que, a decir, de los teóricos clásicos del socialismo, en este modo de
producción se alcanza la verdadera democracia. Pero, Venezuela, es la negación
del socialismo.
En el mundo actual y, en
Venezuela, menos, ya no se habla de clase obrera y de campesinado, sino de
trabajadores y trabajadoras (LOTTT, 2012). El chavismo-madurismo acabó con la
clase obrera, la sustituyó por el lumpen, es decir, el parasitismo social, por
consiguiente, no hay ningún poder dominante de la clase obrera, sino de una
cúpula (aristocracia) que se apoderó del poder para su particular beneficio. El
socialismo es riqueza social, esfuerzo productivo de todos, distribución
equitativa de la riqueza socialmente producida, entre otros caracteres. En Venezuela, tenemos lo contrario: destrucción del aparato
productivo, improductividad de la fuerza laboral, desempleo, precarización del
empleo, pésima reproducción de la fuerza de trabajo, calificativos y características con los que los ideólogos del socialismo soviético demonizaban
al capitalismo. Y, en materia política, en el
ejercicio del poder de la cúpula dominante, conviene reproducir la crítica que la literatura
soviética hacía a las repúblicas aristocráticas, por consiguiente,
capitalistas, no democráticas, pues este atributo, según dichos ideólogos, es exclusivo de las repúblicas socialistas, únicas verdaderamente democráticas. “En las
repúblicas aristocráticas, los privilegios de la clase dominante quedan
plasmadas directamente en la legislación…los trabajadores no participan en la
formación de los organismos del poder estatal no sólo de hecho, sino
jurídicamente….esferas más o menos amplias de ciudadanos disfrutan del derecho
nominal de sufragio, aun cuando de hecho, en virtud de todo un sistema de
trapicheos electorales y de diversas presiones (engaños, intimidaciones, etc),
únicamente la clase explotadora ejerce el derecho de elección en interés
propio” (N.G Alexandrov, y Otros,
1966.Teoría del Estado y del Derecho). Nada más y nada menos que lo que tenemos
en el país. El socialismo
de Maduro. Puro “trapicheo electoral”
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