CHÁVEZ Y MADURO: LIMPIAN LA CIUDAD
Absalón Méndez Cegarra
El título de este artículo y su
contenido es un llamado de atención a los publicistas gubernamentales para que
cuiden el nombre de algunas personalidades y no los utilicen en cualquier
actividad u ocasión. Muy bien lo ha advertido, el doctor Gustavo Luis Carrera,
en su acostumbrado artículo semanal, correspondiente a la Edición N° 1.220 (17
al 24 de junio de 2018) de La Razón, refiriéndose al uso indiscriminado del
nombre de Simón Bolívar.
En la autopista Francisco Fajardo
y en otras avenidas de la ciudad capital hemos visto unos avisos que advierten
a los conductores que hay trabajadores en la vía, motivo por el cual deben
extremar sus cuidados para evitar accidentes.
Estos trabajadores realizan
labores de limpieza, recolección de basura acumulada por mucho tiempo que
obstruyen los drenajes y afean la ciudad. La actividad laboral responde a un
plan de emergencia post- electoral y a la ya tradición de crear empleo precario
para compensar algún favor electoral. La prensa nacional ya reporta el engaño
al que son sometidos estos trabajadores del programa “Chamba Juvenil”. Nueva
camada de barrenderos públicos. Además, los avisos, no dicen nada, sólo
muestran los rostros de Chávez y Maduro acompañados de la consigna electoral:
“juntos todo es posible”.
¿Qué han querido significar los
publicistas oficiales con esta consigna?
En primer término, se trata del uso de la propaganda que quedó de la
abusiva campaña electoral financiada con dineros públicos, haciendo ver que se
trata simplemente de publicidad de la
obra de gobierno a los fines de no ser denunciado de violación de la ley y
actos de corrupción por abuso de poder y desviación de recursos del erario
nacional. En segundo lugar, como lo hemos afirmado en artículo anterior, nos
parece que se trata de un esfuerzo del presidente Maduro para inculpar,
también, del desastre nacional que estamos viviendo los venezolanos, al
presidente Chávez, el verdadero iniciador de la obra destructiva. Maduro no
quiere que se le inculpe en exclusividad de lo que sucede en el país, admite su
responsabilidad; pero, la comparte con Chávez.
En tercer lugar, consecuencia de lo anterior, Chávez y Maduro, juntos,
han acabado con el país, la paz y tranquilidad ciudadana y han condenado a la
población a optar entre dos opciones:
huir del país o, morir de hambre y mengua en Venezuela.
El gobierno, al colocar los
avisos en referencia, lectura que hace la inteligencia nacional, le dice a la
población, que, luego de haber convertido en basura a una Venezuela hermosa,
debe proceder a recoger esa basura, es decir, los escombros dejados por un país
en ruinas. Chávez y Maduro juntos
arruinaron el país y, ahora, los dos, al unísono, son los recolectores de la
basura que ha quedado para que no exista ninguna evidencia pública de lo que
han hecho con Venezuela ambos personajes de inolvidable recordación.
En la propaganda oficial hay otro
mensaje, mucho más complicado que el que se advierte de una simple lectura, es
decir, el meta-mensaje. Se trata de la figura de Chávez en esta propaganda.
Hasta donde se tiene conocimiento por la ocurrencia de algunos actos Hugo
Chávez falleció hace algunos años; por consiguiente, está muerto, no vive; por
lo tanto, es imposible que venga del más allá a acompañar a Maduro en la
limpieza de calles y avenidas. Esta tarea debe realizarla Maduro, sólo, sin
acompañante. Es verdad, que ambos
convirtieron el país en escombros; pero, lamentablemente, la muerte temprana se
encargó de arreglar cuentas con Chávez; y, como sucede en las sucesiones, su
heredero legítimo, Maduro, el hijo de Chávez, y, toda la pléyade de herederos
políticos, deben cargar sobre sus hombros las deudas del causante de la sucesión,
que, son muchas y de diversa entidad.
Los publicistas del gobierno,
quienes, se supone, son sus amigos y colaboradores, deberían agudizar su
inteligencia y pensar con mayor detenimiento la elaboración de los mensajes
publicitarios, pues, algunos son contraproducentes e irrespetuosos de la
memoria de Chávez, a quien, curiosamente, quieren endiosar; pero, en el fondo,
por utilizar su imagen para cualquier cosa, la más banal, limpiar calles,
recolectar basura, la oscurecen, la desgastan, logrando un efecto contrario en
el imaginario popular, ya que tal cosa permite que se le recuerde y mantenga en
la memoria colectiva como el causante de nuestros males y padecimientos.
Los venezolanos hemos visto, como
el mejor legado de Chávez, según los entendidos, la CRBV, fue convertida en
vulgar “hoja de papel”, y lanzada por sus custodios al pipote de la basura.
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