NOSOTROS, LOS DESTRUCTORES DE LA UNIVERSIDAD
Absalón Méndez Cegarra
En la tercera semana de abril llegaron a nuestras manos dos documentos de extraordinaria importancia referidos a la Universidad Pública en Venezuela. El primero de ellos, un extenso texto, al parecer, autoría de un grupo que se hace llamar “plataforma ciudadana”, publicado, inicialmente, en “aporrea”, bajo el título: “Ante la destrucción de la Universidad Pública: Defensa de la Universidad Necesaria”. El segundo documento, es un audio, autoría del doctor Lleras Páez Monzón, Facultad de Ingeniería, de la muy ilustre Universidad de Los Andes (ULA), el cual, juzgamos, sin proponérselo el autor, una respuesta correcta al primero de los documentos citados.
El contenido del primer documento, el de “aporrea”, lo cual nos advierte, ya, de su origen, es el siguiente: 1. Un diagnóstico imprescindible de la Universidad en Venezuela. 2. La Universidad necesaria. 3. Las tareas urgentes. 4. Unidad para salvar la Universidad venezolana.
Cada uno de los puntos contiene verdades, medias verdades e inexactitudes; pero, lo que más extraña de este documento, es la osadía, la ligereza, de sus redactores, al no contemplar ni una mínima dosis de autocrítica, toda vez que la destrucción de la Universidad Pública en Venezuela es obra del chavismo y de los profesores universitarios chavistas de ayer y de hoy, quienes hicieron causa común para liquidar la Universidad de calidad, autónoma, plural y democrática, que se comenzó a construir en el país a partir del año 1958 del siglo pasado.
El chavismo o, chavecismo, como suele denominarlo el doctor Luis Fuenmayor, tuvo uno de sus epicentros en la Universidad Central de Venezuela. De la UCV salió, en altísimo porcentaje, el equipo de gobierno que acompañó hasta la muerte al presidente Hugo Chávez. Y, por haber sido testigo de excepción, podemos agregar algo. Hugo Chávez, en un principio, no odiada a la Universidad. Ese odio le fue inoculado por los profesores universitarios que constituyeron la primera y segunda camada de altos funcionarios colaboradores de Chávez. Prueba evidente de ello es que restituyó el Jardín Botánico a la UCV, honró el pago de pasivos laborales, largamente adeudados, mediante la emisión de bonos de la deuda pública nacional (Vebonos) y la emisión de petroorinocos, finalmente, la negativa a promulgar la Ley de Educación Universitaria que le fue presentada por profesores y trabajadores universitarios en funciones legislativas y administrativas, después de la promulgación de la Ley Orgánica de Educación (LOE)
Ante el hecho cierto, inocultable e innegable de la destrucción de la Universidad Pública en Venezuela, llama poderosamente la atención que sus artífices, profesores universitarios, aparezcan hoy, redactando y suscribiendo un documento, en el que evidencian cada una de sus obras malhechoras; pero, sin mencionar autoría y sin atribuir responsabilidad alguna, pues tal pareciera que la destrucción de la Universidad Pública en Venezuela es obra de la casualidad, no de la causalidad e intencionalidad, todo lo cual es inexacto, la destrucción de la Universidad ha respondido a un plan elaborado en los laboratorios del mal.
Viene a la memoria un hecho referido en otras ocasiones. En la Constituyente de la Seguridad Social, de la cual formábamos parte, luchamos al máximo para establecer un sistema de seguridad social propio del profesorado universitario, al igual que el reservado constitucionalmente para los miembros de la FAN, nuestra tesis no prosperó debido a la negativa de ilustres profesores universitarios en funciones de gobierno, quienes afirmaron que los profesores universitarios éramos unos “privilegiados” y, en Venezuela, a partir de ese momento, se acababan los privilegios. “De esas aguas, vienen estos lodos”, El artículo de marras debería tener por título: Nosotros, los destructores de la Universidad. Porque, entre los firmantes del documento, aparecen muchos nombres que llevan sobre sus hombros la destrucción de la Universidad y el país.
El audio del doctor Páez Monzón es un monumento a la verdad. Como buen hombre de números y excelente profesor universitario, Páez Monzón, señala en su audio, censurado, según él, por el Vice-Rector Académico de la ULA, que la destrucción de la Universidad es obra de tres virus: a) El chavismovirus; b) el virus banalidad del mal; y, el coronavirus. El porcentaje atribuido, en intencionalidad destructiva, a cada uno de estos virus, es el siguiente: chavismovirus, 75%; banalidad del mal, 24,5%; y, coronavirus, o,5%.
De manera, certera, el doctor Paéz Monzón, para que no nos llamemos a engaños y no nos dejemos entrampar, nuevamente, con falsos mesías, ha colocado las cosas en su sitio. El virus del chavismo, seguido de la banalidad del mal, vale decir profesores universitarios en funciones gubernamentales, son, sin duda alguna, los causantes de la destrucción de la Universidad Pública en Venezuela.
Capítulo especial, muy especial, es lo que Páez Monzón, llama “banalidad del mal”, no otra cosa que el comportamiento asumido por el profesorado universitario chavista en funciones de gobierno y, el silente, integrante de la comunidad universitaria. Ambos se han conjugado en multiplicidad de acciones: Convención Colectiva Única de los Trabajadores del Sector Universitario; desconocimiento de la FAPUV y de las Asociaciones de Profesores como representantes gremiales; creación del SISMEU para acabar con los Institutos de Previsión Social y las Providencias Estudiantiles; liquidación de los Fondos de Jubilaciones y Pensiones del Personal Universitario y del régimen contributivo directo de jubilaciones y pensiones; precarización del salario y de las condiciones generales de trabajo; promulgación de la LOE; sentencias judiciales que hacen nula la noción constitucional de autonomía universitaria; perennización de las autoridades universitarias y dirigencia gremial; y, entre muchas más, la liquidación de la Universidad como empleador (patrono) de los trabajadores universitarios.
Estos conjuntos de medidas son, evidentemente, erosivas de la Universidad venezolana; y, el documento, que habla de la destrucción de la Universidad, las omite totalmente. Por lo que su mensaje, es, abiertamente, engañoso y sospechoso.
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