LOTERÍA ELECTORAL
Absalón Méndez Cegarra
En artículo publicado en este Semanario La Razón, el domingo
próximo pasado, nos referimos a la lista de candidatos a diputados
presentada por el oficialismo y, señalamos, que la misma generaba
nauseas debido a lo maduro y vetusto de las candidaturas, por
consiguiente, fácilmente, derrotables; pero, lo que no imaginamos es
que en el sector que se identifica como opositor, es decir, la MUD, la
cosa está igual o peor.
La contienda electoral del 6D,
supuestamente, para “renovar” la Asamblea Nacional, eufemísticamente
llamada la representación genuina del Pueblo Soberano, en quien reside,
según la Constitución de la República, el Poder, es una lotería, un
juego de azar, en el que el tahúr, el Poder Electoral, se reserva el
número ganador o lo saca a la venta marcado para que lo adquiera el
seleccionado ganador. El Poder Electoral ha sacado a la venta una cierta
cantidad de números, digamos, por ejemplo, 1.000. De esta cantidad,
como se ha dicho, el Poder Electoral se reserva el número ganador, por
si acaso sucede algo raro, o, lo da en venta. En un primer momento,
presionado por la realidad y sus circunstancias, se lo ofreció, con
remilgos, por supuesto, a la oposición; pero, como quiera que esta
franquicia dejara ir la valiosa fortuna y la oportunidad se presenta
sólo una vez, optó por ofrecérselo al PSUV, agrupación que compró y va a
cobrar con todo. Los números perdedores los saca, luego, a la venta,
999 números, y, todos ellos, los ha comprado la MUD, a conciencia, pues,
se trata, simplemente de un juego, en el que, como bien lo señala el
Doctor Jesús Petit, es necesario colaborar, y el colaboracionismo lo
aporta la MUD, para que aparezca decente y creíble algo que no lo es.
La
MUD, tenía en sus manos el boleto ganador. Todos los vientos soplaban a
su favor. Apostar en este juego era un tiro al piso; pero, la
inteligencia del PSUV se impuso, arregló las reglas del juego y se
colocó, rápidamente, en el seguro triunfador, todo debido a la miopía,
colaboracionismo, negocios y juego de intereses de la sopa de letras que
integran esa malformación opositora que se dice llamar Mesa de la
Unidad Democrática, la cual no tiene nada de mesa, menos de unidad y
mucho menos de democrática. Esta mesa, mejor llamarla “mesa de dinero”
o, casa de juegos, donde se apuesta fuerte a perdedor, en sentido
colectivo, de pueblo perdedor, y, a ganador, en el sentido personal,
individual, del apostador. En esta casa de juegos la jugada es entre
quienes procuran repartirse el premio del colaboracionismo con quien o
quienes han destruido la nación. El país, la sociedad nacional, no
importa, no interesa; importo, yo, mí bienestar, y mis posibilidades
de hacer negocios y de enriquecimiento personal. Lo demás los tiene sin
cuidado.
No otra puede ser la lectura que la población está
haciendo del comportamiento funcional-electoral de la MUD. Sus miembros
se creen que tienen todavía una clientela electoral militante que les
permite imponer condiciones, cuando la verdad sea dicha no cuentan con
una militancia que les permita ganar, ni siquiera, una junta de
condominio en el lugar donde tienen su residencia.
Lo ocurrido
con la Diputada María Corina Machado es de terror y merece el repudio
total de la población en general. Un baluarte de mujer como María
Corina, líder tenaz, capaz, competente,
luchadora, opositora sin
dobleces, quien actúa de frente y sin miedo, es rechazada por el
gobierno, lo que era de esperar; ya, se conocía su defenestración como
Diputada, siendo la Diputada electa con la mayor votación, y, ahora,
por temor a su triunfo seguro, se le inhabilita políticamente, sin base
de sustentación legal alguna, por una CGR que permite todo tipo de
latrocinio al Tesoro Nacional; pero, lo que no se sabía, aunque la
falta de solidaridad de sus colegas de bancada opositora en la Asamblea
Nacional lo advertía, era el rechazo que se cocinaba en la MUD, el mismo
que se le tiene a Leopoldo López, Daniel Ceballos, Antonio Ledezma y
a los miles de jóvenes que purgan condena a quienes no se les acompañó
y se les dejó en la más absoluta indefensión, luego de haber sido
negociada la paz de los sepulcros y el abandono de la calle como manera
de expresar el malestar del pueblo.
María Corina, en acto que la
enaltece y engrandece, acudió al CNE a inscribir su candidatura a
Diputada; pero, al no poder hacerlo, por la absurda e ilegal
inhabilitación política, postula, en su sustitución, a una honorable
dama, socióloga de profesión, estudiosa de la realidad social,
investigadora, con obra intelectual, política y social realizada, la
Doctora Isabel Pereira. Tuvimos ocasión de escuchar en un programa de
radio de una prestigiosa Emisora, la entrevista hecha al Secretario
General de la MUD, quien se derramó en elogios hacia la Doctora Pereira y
el gesto noble de María Corina. Dos días después, el mismo señor, sale
vociferando que quien postula es la MUD, no puede hacerlo nadie más,
suerte de patente de corso o monopolio de la voluntad popular. Y, a esa
conducta, la llaman democracia. Acto seguido, la Doctora Pereira,
quien, de seguro iluminaría ese cuarto oscuro que es la Asamblea
Nacional, es sustituida por un joven cuyo mayor mérito es el de haber
formado parte de un movimiento estudiantil que rápidamente perdió fuerza
y sus líderes captados por gobierno y oposición, mediatizados con la
designación para cargos púbicos. La trampa-jaula de la MUD, no terminó
con María Corina, siguió con el Partido Copei, con Pastor Heydra y quien
sabe con cuántos venezolanos más.
Los venezolanos queremos
votar el 6D y debemos hacerlo. Lo difícil es por quién. Nada ni nadie
resulta creíble. Ojalá, los candidatos independientes se abran un
espacio propio y surja, rápidamente, la oposición inteligente que se
pedía y reclamaba con ardor antes. Una oposición que rompa con el pasado
traidor. Que piense, primero, en Venezuela, en cómo sacarla de su
decadencia, de la crisis a la que la han llevado estos tránsfugas
corruptos; y, luego, en sus intereses personales y de grupo. Una
oposición que haga de la Asamblea Nacional un verdadero Parlamento, que
se constituya en la voz de un pueblo mancillado y humillado, que, desde
ya, y, como lema de campaña, anuncie, sin temor, lo que hará para
recuperar la majestad del Poder Legislativo. Y, eso, sólo es posible,
con hombres y mujeres comprometidos con el presente-futuro del país.
Tenemos que recuperar el número ganador de esta lotería electoral.
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