ATENCIÓN MÉDICA INTEGRAL
Absalón Méndez Cegarra
El cuidado de la salud y la atención médica-odontológica de las enfermedades y accidentes, cualquiera
sea su origen, constituye otro de los grandes objetivos de la seguridad social,
dando lugar a regímenes de atención médica promocionales,
preventivos, curativos y de
rehabilitación, además, de suministro de medicinas y prótesis.
La atención médica, comprende la
medicina hospitalaria y la ambulatoria o no hospitalaria. Las prestaciones en
servicios y especies que se ofrecen son, en algunos casos, ilimitadas, y, en
otros, lo suficientemente amplias para dar cobertura integral y por largo
tiempo a las contingencias protegidas.
Los regímenes de atención médica,
integrados a los sistemas de seguridad
social, tienen el mayor alcance en términos de cobertura, orientados hacia la universalidad de la
población. Estos regímenes suelen ser de
carácter asistencial, no contributivos directos o de aseguramiento público o privado,
obligatorios o voluntarios y de financiamiento directo, mediante cotizaciones o
aportes provenientes de distintas fuentes, como sucede en los regímenes de
atención médica de los seguros sociales
o las pólizas de HCM ofrecidas por las compañías de seguros privados u otras modalidades como la
medicina pre-paga y los servicios médicos auto-administrados a cargo de los institutos de previsión social.
En Venezuela, tenemos toda la gama de modalidades de atención médica. Se
dispone de un sub-sector de salud pública, conformada por una importante red de
instituciones de salud: ayer, dispensarios rurales, medicaturas, unidades
sanitarias, ambulatorios y hospitales; y, hoy, módulos de servicios o de atención primaria, centros de atención
integral, clínicas populares y hospitales del pueblo, con distintos niveles de atención y población
total. Y, un sub-sector privado de la salud, integrado por clínicas y
hospitales, consultorios médicos, cuya principal clientela está formada por personas que
disponen de los recursos económicos para
sufragar la prima de una póliza de HCM de cobertura diversa.
La salud es un derecho humano,
social, y, en nuestro país, según la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, es un derecho integrado al
derecho a la vida y es responsabilidad del Estado garantizarlo plenamente,
además, forma parte del Sistema de Seguridad Social. Pero, entre nosotros, esta
garantía es letra muerta. Ya no existe palabra con la suficiente fuerza
expresiva que dé cuenta del lamentable estado en que se encuentra la
institucionalidad de la salud en el país, tanto la pública como la privada.
Todos los días se ensayan términos para llamar la atención del gobierno
nacional: crisis, emergencia, colapso, etc, y, se desarrollan acciones de todo
tipo: marchas, cierre de emergencias, parálisis de servicios, toma de calles
por pacientes hospitalizados; pero, el gobierno se muestra ciego y sordo,
inconmovible e indiferente ante el dolor
humano. Ese no es su problema. La prioridad
del actuar gubernamental está en otra dimensión.
Esta situación de indiferencia
gubernamental para hacer frente a la situación de la salud en el país, es
menester analizarla, aunque someramente, dentro del ámbito del derecho a la
salud y del derecho a y de la seguridad social.
La población venezolana, sobre todo la conformada
por trabajadores del sector privado y privado y un buen número de trabajadores independientes,
dispone del régimen de atención médica del IVSS y de los diferentes regímenes
de aseguramiento privado; por consiguiente, no estamos hablando de medicina
gratuita, que en ningún caso lo es, sino de atención médica financiada
directamente por los usuarios o población afiliada; en consecuencia, cuando se
le niega atención médica a esta población se le está violando un derecho humano y,
simultáneamente, se está violando, incumpliendo, el derecho a la seguridad
social, a recibir unas prestaciones médicas pre-pagas, como sucede en la
actualidad e, injustamente, por lo demás, con los afiliados al IVSS, a quienes
se les obliga cotizar - del monto total de la cotización del trabajador y
aporte patronal, se destina el 6,5% al Fondo de Atención Médica- para una
atención médica que no reciben nunca o si la reciben es paupérrima, miserable,
inhumana, inoportuna, la cual deben compartir con el resto de la población, no
cotizante al seguro social, con lo que
se ha mezclado indebidamente, por acto de demagogia pura, un régimen de
atención médica de carácter contributivo con uno de carácter asistencial,
estableciendo una discriminación prohibida por la Constitución y la Ley del
Seguro Social, aparentemente loable. Con la medicina privada, ocurre otro tanto al
sufrir los ataques del gobierno nacional.
Este acto lo inició el Presidente Chávez y forma parte de su legado
destructor al decidir que los Hospitales y Ambulatorios del IVSS, se integrasen a un Sistema Nacional de Salud,
que no existe o existe sólo en la mente de los administradores de la salud
pública, y ofreciesen sus servicios a toda la población asegurada y no
asegurada. Lo mismo hizo con la red de salud de los militares, quienes, también
cotizan el 6,5% de su salario a Sanidad Militar y Seguros Horizonte; pero, al
parecer, los militares han comenzado a abrir los ojos y darse cuenta de la obra
destructora de uno de sus miembros y han decidido cerrar las puertas de los
Hospitales Militares al público en general, reservándolos exclusivamente a los
militares -cotizantes- y a sus
familiares calificados, como debe ser.
La atención médica a la población no asegurada debe garantizarla,
en tanto derecho humano, el Estado de
manera eficiente, mediante la red pública-asistencial de salud, lo que
permitiría, tener un mayor control sobre
la demanda y oferta de las instituciones de salud, que aliviaría significativamente su administración y
financiamiento.
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