DOS SECTORES UNIVERSITARIOS
La Ley Orgánica de Educación (LOE, 2009), plena de vacíos, contradicciones e incoherencias, cuya intención manifiesta no fue otra que generar malestar y perturbación en el mundo universitario del país, logrado plenamente, establece que el Sistema Educativo Nacional comprende dos (2) Sub-sistemas, integrados por niveles y modalidades de estudio: Sub-sistema de Educación Básica y Media; y, Sub-sistema de Educación Universitaria. Ambos Sub-sistemas requieren, según lo indica la LOE, de leyes y reglamentos especiales que los desarrollen y hagan operativos. Hasta la presente fecha, siete (7) años después, el Poder Legislativo que sancionó la Ley sin conocerla, como era y sigue siendo costumbre parlamentaria, no ha tenido tiempo, capacidad técnica y voluntad política para cumplir con tal cometido, por lo que la Asamblea Nacional está incursa en mora legislativa y, por el camino que vamos, la Sala Constitucional en denegación de Justicia.
Al gobierno nacional, al PSUV y a su militancia, lo único que le interesa de la LOE es la aplicación del artículo 34, el cual contiene una norma que contraría lo establecido en el artículo 109 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; y, contraría, también, el contenido dispositivo del artículo 9 de la Ley de Universidades, aún vigente; además, es demagógica y populista, ya que extiende el concepto de comunidad universitaria, a los fines de elegir las autoridades universitarias, al mundo entero, como si se tratase de una elección de Presidente de la República, es decir, todo el que pase por un lado y de alguna manera roce con la Universidad, tiene derecho a participar en la elección de las autoridades universitarias, pero, no de todas las Universidades, sólo de aquellas llamadas “autónomas” , de vieja data y hostiles al gobierno, por cuanto en las nuevas universidades se impone es la voluntad de la dedocracia.
El jueves 26-05-2016, se produjo en la ciudad capital un hecho que dio la vuelta al mundo por su interés noticioso. Estudiantes y profesores de las más importantes Universidades del país, reacias a la forma como las trata el gobierno, convocaron a una marcha universitaria en protesta, pacífica, por la grave situación que se vive al interior de estas casas de estudio y en la sociedad nacional en general. Como es práctica común, acto seguido, el oficialismo convocó su marcha “estudiantil” para apoyar la obra universitaria extraordinaria y maravillosa del Presidente Maduro, afortunadamente, ya casi no se rememora a Chávez, poco a poco se ha ido extinguiendo sus ejecutorias, queda sólo su legado de destrucción y ruina. Muy pronto desaparecerá definitivamente. Su enterrador será nada más y nada menos que su hijo putativo. La marcha universitaria de profesores y estudiantes conscientes de la asfixia en la que se encuentra la nación, no pudo salir del campus de la ciudad universitaria de Caracas. Una muralla de policías y guardias nacionales impidió el paso por el Municipio Libertador, territorio privado y exclusivo de un ex dirigente estudiantil, ex presidente de la FCU, trocado en Alcalde Municipal y, ahora, enemigo de la Universidad que lo alimentó al nacer, de sus profesores y estudiantes. La otra marcha, la oficialista, avanzó sin problema alguno, llegó a Miraflores, escoltada y protegida por los cuerpos de seguridad del Estado, y fue recibida por el Presidente de la República. Este hecho evidencia el trato discriminatorio que reina en Venezuela. Lo más revelador es la existencia de
dos (2) sectores universitarios claramente diferenciados dentro del Sub-sistema de Educación Universitaria. Uno, bueno, que identificamos con la letra “A”; y, otro, malo, que identificamos con la letra “B”, en clasificación gubernamental.
El sector “A”, según cifras oficiales, lo integran 44 Universidades, las cuales reciben el 38% de los recursos económicos que el Estado asigna al sector universitario y acumula una matrícula estudiantil de 972.000 alumnos. El sector “B”, lo conforman 11 Universidades, las llamadas “autónomas”, con matrícula estudiantil de 134.000 alumnos, y, recibe el 62% de los recursos asignados. El gobierno nacional, con estas cifras, expone al escarnio público a las Universidades que han formado la mayor parte del talento humano de Venezuela, incluyendo a buena parte de los funcionarios que desde hace 17 años desgobiernan el país. Ahora bien, la novedad, es, que los estudiantes oficialistas acudieron a Miraflores a dar vítores y gracias a Maduro por haberles creado un paraíso terrenal universitario. Estos estudiantes, al parecer, cosa ignorada por el resto del Sub-sistema de Educación Universitaria, hacen vida en Universidades muy bien dotadas, con instalaciones físicas y equipamiento de primera, laboratorios, bibliotecas, instalaciones deportivas y culturales modernas, bien equipadas y actualizadas; excelencia académica; centros de investigación; publicaciones periódicas arbitradas y de prestigio internacional; profesores altamente calificados, con ingreso mediante un riguroso concurso de oposición, muy bien remunerados, con estabilidad y excelente protección social; empleados y obreros con altísimos sueldos y adecuada seguridad laboral y social; estudiantes excelentes, en disfrute de las mejores y mayores providencias estudiantiles: becas, comedor, transporte, vestimenta, servicios médico-odontológicos, asesoría académica y jurídica. Esta bellísima situación se le impone, como opuesto, al otro sector, el “B”, el que consume todos los recursos del Estado. Aquí, para el gobierno, no hay nada que sirva, la ruina académica es total, por lo que se hace necesario atacarla hasta destruirla; sin embargo ¡qué lástima!, ninguna Universidad “A” figura en las evaluaciones serias internacionales.
El gobierno vende estos mensajes a sabiendas que son falsos. Y, lo grave, es que encuentra en el país y en el exterior compradores. La verdad es que todo el Subsistema de Educación Universitaria está sufriendo de los mismos males, por lo que deberíamos unirnos para exigir un cambio de timón.
El sector “A” es el mayor engaño y fraude que se ha cometido con la juventud venezolana. Jóvenes egresados de este sector acuden al sector “B”, al que cuestionan con frecuencia, a lavar sus títulos, a buscar un postgrado que le permita una aceptación decente en el mercado laboral interno. La educación universitaria ha avanzado cuantitativamente; pero, no, cualitativamente. Nos encaminamos a una formación profesional universitaria de pésima factura. La división es absurda e innecesaria. Conformemos todos un solo sector universitario.
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