PRESIDENTE BOCAZAS
Absalón Méndez Cegarra
El conflicto bélico entre Rusia
y Ucrania, el cual mantiene en tensión permanente a la comunidad internacional,
al mundo entero, por alejados que nos encontremos del centro de los
acontecimientos, ha sorprendido a los venezolanos, sí algo todavía nos
sorprende, con las declaraciones del Jefe del Estado y su segundo o primero en
la nomenclatura oficial, brindando apoyo, en nombre de toda Venezuela, al
presidente de una nación, que desea revivir a Rusia como un país imperial y
genocida, violador de los derechos humanos, de la libertad e independencia de
los pueblos del mundo.
El gobierno nacional está
reconocido por más de cincuenta países de la comunidad internacional como un
gobierno ilegítimo y, por la comunidad nacional, como usurpador; por
consiguiente, mal puede el presidente de la República hablar en nombre de los
venezolanos y fijar posición en materia tan delicada que afecta intereses
nacionales y compromete al país en asuntos que requieren ser abordados con
cautela y prudencia.
La opinión del Jefe del Estado
venezolano ante el conflicto ruso-ucraniano es una opinión total y
absolutamente personal, es la respuesta al cobro de una factura que le presenta
Vladimir Putin para ser pagada sin aviso y sin protesto, por los servicios prestados
que le mantienen en pie y por permitir, impunemente, el robo de las riquezas
nacionales.
El diccionario de la Lengua
Castellana, dice de la palabra “bocazas” lo siguiente: “persona que habla más
de lo que aconseja la discreción”. Esta definición del término “bocazas” le
viene como anillo al dedo a presidente de la República, pues,
inexplicablemente, un señor, que, permanentemente habla de no aceptar la
injerencia de otros países en nuestros asuntos internos, ahora, aparece
apoyando, no sabemos con qué, a la reencarnación de Adolfo Hitler, involucrando
a Venezuela, como si se tratase de un patrimonio personal. Venezuela, es un
país petrolero y, el petróleo, todavía, sigue siendo la energía que mueve buena
parte del arsenal armamentístico.
La argumentación que ofrece
Putin para invadir a Ucrania, analizada por expertos internacionalistas, se
centra en varios aspectos, entre otros: nexos históricos, económicos,
geoestratégicos y de seguridad interna; pero, estos argumentos se juntan, en la
tesis de un expansionismo imperial, orientado a reunir en un solo Estado la
vieja y desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Los argumentos históricos deben
ser vistos por la comunidad internacional con extremo cuidado, porque, de
prosperar, los imperios de ayer- Roma, Inglaterra, España, Portugal, EEUU -,
podrían reclamar, con legítimo derecho, sus propiedades de ayer, sus colonias,
hoy naciones libres e independientes. En nuestro caso particular,
latinoamericano, México, podría reclamar a EEUU el territorio que le fue
arrebatado; Colombia, puede invadir a Panamá; y, Venezuela a Colombia y Guyana.
En la Eucaristía del domingo 27
de febrero, la Iglesia Católica dio lectura a un pasaje del Evangelio de San
Lucas, “Espíritu de Benevolencia”, que, guardando las distancias y contextos,
parece ser escrito hoy, para explicar el tiempo actual y llamar la atención de
los “bocazas” del momento. Al respecto dice el evangelista: “Porque no hay
árbol bueno que dé fruto malo, ni tampoco árbol malo que dé fruto bueno, pues
cada árbol se conoce por su fruto; y no se toman higos de los espinos, ni de la
zarza se vendimian racimos. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca
cosas buenas, y el malo saca cosas malas de su mal tesoro, pues de la
abundancia del corazón habla la lengua”. (L 6, 43,44,45).
La “lengua es el castigo del
cuerpo”, dice un conocido refrán popular. Y, aplica para aquellas personas que
sufren de incontinencia verbal, como el finado presidente, responsable del
quiebre democrático y pluralista de la nación venezolana.
Venezuela es una cosa minúscula
en el concierto de naciones del mundo. Su miniatura se ha agigantado por la
torpeza gubernamental y el aislamiento mayor al que quedaremos sometido con el
apoyo dado por el gobierno nacional a Rusia en el Consejo de Derechos Humanos
de la Organización de las Naciones Unidas.
El tema de los derechos humanos
no cuenta para los países totalitarios y dictatoriales como el nuestro; por
consiguiente, para el gobierno actual, Rusia, mejor, el presidente de Rusia, no
viola derechos humanos cuando invade a un Estado soberano, libre, ex-apéndice
del bloque soviético, al cual considera de su propiedad, no importa sí para
alcanzar el objetivo se destruyen pueblos y ciudades y se sacrifica la vida de
miles y millones de personas. Eso, para el “bocazas” nuestro, es legítima
defensa, no, violación de derechos humanos, del Derecho Internacional y del
Derecho Internacional Humanitario; pero, qué otra cosa puede esperarse del
“árbol malo”, del hombre “malo” que saca cosas malas de su mal tesoro. Y, de
esa maldad humana, habla la lengua. He, ahí, la explicación del apoyo de la
cúpula del poder político venezolano al genocida imperial de Vladimir Putin, no
al pueblo ruso, al cual se le está llevando a la guerra entre hermanos por la
febril cabeza del nuevo Hitler. El Hitler del siglo XXI.
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