DÍAS INCIERTOS SE AVECINAN PARA EL SECTOR UNIVERSITARIO
Absalón Méndez Cegarra
El Presidente de la República en su memorial de cuentos correspondiente al año 2021 dibujó una Venezuela inexistente. Tal parece que el gobierno piensa que los venezolanos somos una masa de ignorantes, con gríngolas que nos impiden ver la realidad nacional.
La Venezuela del paisaje presidencial no existe ni siquiera en la imaginación de quienes compilaron ese rosario de mentiras y engaños. No es posible confundir una burbuja de grandes autos mercados y bodegones con crecimiento económico.
Los dos procesos fundamentales sobre los cuales se sustenta, según la Constitución de la República, la consecución de los fines del Estado, a saber: educación y trabajo, no merecieron mayor atención en los acólitos del Jefe del Estado, debido a que la educación ha entrado en una profunda crisis de la cual costará años de esfuerzo para salir de ella y, en lo que respecta al trabajo, la gestión gubernamental se ha encargado de crear una sociedad del no trabajo, gratificada con bonificaciones (limosnas) de diversa naturaleza, con el propósito de hacerla más duradera y evitar, así, la explosión social.
En este contexto, ignorado en la retahíla de falsas informaciones dadas por el Presidente de la República, se inscribe la situación de la educación superior en Venezuela. La educación universitaria ha venido presentando serios signos de deterioro desde hace varias décadas, pero, los mismos se han agudizado en los últimos años, debido, a varios factores, entre otros, los siguientes: la falta de renovación de las autoridades rectorales y decanales; la insuficiencia de recursos presupuestarios; el deterioro de las instalaciones físicas; la pérdida de importancia de la actividad académica; la precariedad de las condiciones generales del trabajo académico, entre las que destaca el pago de supuestos salarios que no alcanzan ni siquiera para sufragar los gastos de movilización y transporte; la desprotección social del profesorado universitario, con la consiguiente destrucción de la institucionalidad previsional; el fomento de la deserción estudiantil y el abandonos de cargos docentes y administrativos consecuencia del éxodo interno, búsqueda de otras actividades más lucrativas, y externo, fuga de talentos hacia otras naciones; la pérdida absoluta de la autonomía universitaria, debido a las acciones del gobierno de controlar toda la estructura organizacional y administrativa de las instituciones universitarias; y, finalmente, la pasividad, miedo o indiferencia de las comunidades universitarias, lo cual ha favorecido enormemente, junto con la pandemia del covid-19, el desarrollo de la estrategia gubernamental para acabar con lo poco que queda de academia universitaria.
Los días que se avecinan son verdaderamente inciertos para el sector universitario nacional. Los universitarios no terminamos de despertar de un prolongado letargo. Mientras tanto, el gobierno se prepara para dar el zarpazo final en la vida académica universitaria.
El Consejo Nacional de Universidades (CNU), en las primeras semanas del año que comienza, ha anunciado al país, por boca de su Secretaría Permanente, a cargo de la distinguida profesora de la UCV, Yadira Córdova, la instalación de las comisiones encargadas de la redacción de la Ley de Educación Universitaria y de la materia electoral universitaria. Es decir, la consumación del proyecto oficial que dará al traste con el acontecer universitario tal como venía funcionando de conformidad con la Ley de Universidades vigente y el ordenamiento jurídico interno de las Universidades.
El gobierno, cortó por lo sano, como se dice en lenguaje coloquial, y ha decidido no darle más largas al asunto, pues, a decir, verdad, dio infinidad de plazos y oportunidades para que el sector universitario redactase y presentase un proyecto de Ley regulatorio de su funcionamiento y resolviese el tema electoral, lo cual no tuvo ni ha tenido lugar hasta el momento, inclusive, teniendo a su favor, una Asamblea Nacional electa en el año 2015, ampliamente favorable a los propósitos de fortalecer la autonomía universitaria.
Ante la omisión, apatía e indiferencia de los universitarios, dos comisiones designadas oficialmente harán saber a los universitarios y a la sociedad nacional la concepción de Universidad de la “revolución bolivariana” y la solución al tema electoral universitario, para lo cual el gobierno ha incorporado a la gestión universitaria a su mejor prospecto personal, la doctora Tibisay Lucena, a quien nadie puede negar su experticia en asuntos electorales y en dar a conocer la irreversibilidad de resultados electorales, antes de cerrados los escrutinios.
El proyecto de Ley de Educación Universitaria, hijo de la Ley Orgánica de Educación (LOE, 2009) ya ha sido elaborado y, podríamos decir, en ejecución, antes de ser sancionado y promulgado como Ley de la República, basta con detenernos a observar algunas informaciones dadas, la publicación de un proyecto hace algunos meses, especie de anticipo; y, muy especialmente, la IV Convención Colectiva Única del Sector Universitario, para cerciorarnos del contenido regulatorio de la futura Ley. En dicha Convención Única de los Trabajadores Universitarios, analizada, por nuestra parte, en serie de artículos publicados en el Semanario La Razón, dimos a conocer, pormenorizadamente, lo que será la nueva universidad venezolana y, lo curioso, es que tal situación no ha merecido en las comunidades universitarias el más mínimo comentario y, en lo que respecta, a la administración universitaria, se le nota sumamente cómoda y complacida con su aplicación y con su consabido incumplimiento. Por consiguiente, la Ley no traerá sorpresa alguna para nadie.
En cuanto a la materia electoral, tal parece que el gobierno se fastidió de las autoridades universitarias y decanales electas en el año 2008, lo que le ha obligado, por razones distintas, tener que designar, a cada momento, autoridades encargadas, por lo que ha tomado la decisión de resolver el asunto, lo cual no le resultará nada difícil, pues cuenta con el artículo 34.3 de la LOE y, problema resuelto. Mientras tanto, en las Universidades nos seguiremos entreteniendo con el juguete de las consultas absurdas, las amenazas de reglamento electoral, cronogramas electorales sin destinatario, etc. La fiesta terminó. Con seguridad, este año, habrá elecciones en las Universidades nacionales de más vieja data, en los términos queridos por el gobierno nacional y, los universitarios despertaremos tardíamente del letargo mortecino
Comentarios
Publicar un comentario