SALARIOS BASURA
Absalón Méndez Cegarra
La hiperinflación que se vive en
Venezuela ha convertido la contraprestación (salario) que recibe el trabajador
por los servicios prestados al empleador en algo inservible, sin capacidad
adquisitiva alguna; por consiguiente, en algo menos que basura, porque la
basura es reciclable y tiene un valor de retorno o reposición, en cambio, el salario,
no, éste se diluye como la sal en el agua.
Nicolás Maduro, en su ignorancia
y falta de conocimiento económico, piensa, como dicen los jóvenes de hoy, “que
se la está comiendo” con el acostumbrado aumento del salario mínimo, casi una
vez por mes, cuando tiene el agua al cuello por su incompetencia. Nicolás
Maduro ha reunido en su entorno toda la torpeza mundial, lo cual era de
esperarse en un improvisado estadista, que llegó a la Presidencia de Venezuela
por arte de magia y ceguera nacional.
La inflación en Venezuela, según
estudios realizados por la Comisión Permanente de Economía de la Asamblea
Nacional, es de 2,4% diario en el mes de junio, lo que significa un acumulado
mensual que rompe cualquier estimación y deja paralizado todo ingreso posible
que perciban los venezolanos.
En el país, no existe ingreso
alguno que soporte el aumento constante de los precios de bienes y servicios,
inclusive, los que presta o mal presta el Estado, pues, el valor de la Unidad
Tributaria, referencia con la cual se calculan aranceles, multas, pagos, etc.,
ha sido elevada también.
La población venezolana, sin
distingo alguno, a excepción de los adeptos al gobierno, que, por lo que vemos
viven muy bien, ha entrado en una fase de desesperación y angustia que amenaza
la salud mental, paz y tranquilidad de las personas.
El Presidente de la República, en
un nuevo acto de demostración de torpeza, recién ha aumentado el salario mínimo
a Bs 3.000.000,00, con vigencia a partir del 15-06-2018. Este salario, no
mínimo, sino miserable, equivale, en la práctica, de acuerdo a la paridad
cambiaria que sirve para realizar todo tipo de transacción en Venezuela, a
menos de un (1) dólar mensual, lo cual no alcanza para comprar un kilo de
queso. El gobierno, en franca manifestación engañosa, incrementa el bono para
la alimentación a Bs. 2.196.000,00, con lo cual se permite decir que el salario
mínimo en Venezuela es de Bs 5.196.000,00, equivalente a 65$, calculado a un
dólar equivalente a Bs.80.000, oo, que no se consigue ni siquiera en las
bóvedas del BCV. El equivalente hay que hacerlo con el dólar real, el negro, el
cual, con el anuncio presidencial, rompió la barrera de los 3.000.000,00 de
bolívares, una referencia que sirve como marcador de precios en el país y, el
gobierno lo sabe plenamente. Conviene
señalar, además, que el bono para la alimentación que reciben los trabajadores
formales no forma parte del salario integral, pues, el mismo, no es salario y,
por consiguiente, carece de efectos salariales.
El aumento salarial presidencial
ha dejado por debajo todas las escalas salariales existentes en Venezuela.
Tomemos, por ejemplo, la escala salarial vigente de los miembros de personal
docente y de investigación de las Universidades Nacionales, afiliadas a AVERU o
las afiliadas a ARBOL, o, si se prefiere, la de los miembros de las FAN. El
mayor salario normal pagado a estas categorías de trabajadores, no alcanza el
monto del salario mínimo, menos aún el mal llamado “salario integral” y, ni
siquiera, incrementando los salarios pagados en la actualidad en 200% como lo
ordenó Maduro, se supera la cifra señalada, con la cual, como dijimos, no se
adquiere, ya, nada. ¿Qué va a hacer el gobierno ante esta calamitosa situación,
no lo sabemos, posiblemente, meter más leña a la candela?
La medida gubernamental de
aumento de salarios es una provocación gubernamental a la inteligencia y
conducta de los venezolanos, sin duda alguna. Es una prueba diabólica de fuego.
El gobierno está poniendo a prueba la pasividad y resignación de los
venezolanos. Sí, la población no se vuelca a las calles en manifestaciones
pacíficas pero contundentes, el gobierno puede dormir tranquilo, ha logrado su
propósito de anestesiar a los venezolanos, nos ha convertido en eunucos y puede
hacer con nosotros lo que quiera, lo que le indique su regalada gana. Tendremos
hambre y miseria por siempre. Consentidas por todos, inclusive, como opción
democrática; es decir, que
electoralmente, nos hemos dado una
dictadura. Pero, a diferencia de otras, la nuestra es atípica, es querida por
el pueblo, ejemplo para el mundo entero. Así, es, que se gobierna, con el
pueblo y para el pueblo, otorgando a los trabajadores salarios basura.
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