GOBIERNO TOZUDO
Absalón Méndez Cegarra
La palabra tozudo la define el
Diccionario de la Lengua Castellana como un adjetivo que se utiliza para
referirnos a personas que sostienen “una actitud u opinión, sin dejarse
persuadir por razones ni por dificultades”. La palabra, es sinónimo de
obstinado. No es mala palabra. Ni debe entenderse como algo ofensivo.
La palabra viene al caso para
explicar la conducta del gobierno nacional. Éste, desde
hace tiempo, en su tozudez característica, ha creado una serie de fantasmas y espantos que lo tienen atrapado:
imperialismo norteamericano, porque el chino, el ruso y cuba, no son imperiales;
guerra económica, forma de disfrazar y
justificar la incompetencia
gubernamental para resolver los problemas nacionales y la destrucción del
aparato productivo de la nación ocasionada, precisamente, por las malas
políticas adoptadas; especulación, cuando lo que existe es un estado de anomia
y una hiperinflación en grado sumo debido a que el gobierno no encuentra como
salir del atolladero en que nos ha metido y, el accionar que asume es el de “echar leña al fuego, ” tal es el caso de
la errática política de aumentos
continuos del salario mínimo, mejor dicho, miserable; invasión militar, para hacer creer que
nuestros problemas obedecen a la amenaza de una invasión imperial lo cual da pie a un creciente armamentismo y
alistamiento de personas en las FAN y cuerpos de seguridad del Estado y
colectivos-comunas, sólo con el fin de amedrentar a la población. El gobierno,
de esta manera, se inventa cualquier cosa con el firme propósito de evadir
responsabilidades y poner al descubierto su propia incapacidad para dirigir los
destinos del país.
Nadie, en su sano juicio, está
interesado en que fuerzas externas vengan a resolver los asuntos que debemos
resolver los venezolanos. Las andanzas por el exterior de algunos personajes
responde a una respuesta, si se quiere,
decente, al activismo
internacional que, hoy, mira con ojos de piedad la gran tragedia que vivimos
los venezolanos, causante de un éxodo masivo de personas que lleva en su seno
dificultades ciertas para otros países,
que, en medio de problemas económicos y sociales propios, abren sus
puertas para el ingreso de venezolanos que huyen del país en busca de calidad
de vida, de comida y medicinas para ellos y sus familiares. No es nada fácil lo que se vive en el país.
Los venezolanos hemos entrado en una fase de desesperación y el desiderátum de
la misma nadie lo sabe, aunque todos lo presagian.
Ningún venezolano está interesado en que el
gobierno resulte un fracaso total, pues, sería tanto como apostar a la ruina de
todos. Ojalá, el gobierno, adelantara una gestión que enrumbara el país por el
camino del éxito, el progreso, el crecimiento económico y el bienestar. Ese
debería ser el norte de una gestión de gobierno interesada en crear un ambiente
de paz, tranquilidad, armonía y hermandad en Venezuela. Ya, se ha dicho muchas
veces, que la paz no es la ausencia de la guerra. Hay muchos tipos de guerra.
Y, el gobiernolos ha desarrollado todos. El venezolano de hoy, el que vive en
el territorio y el que ha tenido que salir del territorio, con dolor en el
alma, entiende que la guerra mayor que tenemos es la declarada por el gobierno
contra el noble pueblo de Venezuela.
El gobierno debe dejar a un lado
su tozudez, la misma no le ha reportado buenos dividendos y el resultado está a
la vista. Un país miserable, desangrado por sus cuatro costados. El gobierno debe reaccionar, aun, hay tiempo
para ello. Debe reconocer que lo ha hecho y lo está haciendo mal. Que está
rodeado de incapaces que pasan por los cargos, en un actuar de reciclaje, con
más pena que gloria. El gobierno, como ha ocurrido en otras ocasiones, debe
llamar a los mejores venezolanos para que le ayuden a salir de esta crisis
espantosa, sin importar su vinculación política e ideológica. Economistas
venezolanos, ubicados en distintas aceras, vienen haciendo propuestas
importantes y, de ser llamados, acudirían a servirle al país; igualmente, lo harían médicos para resolver
la crisis del sector salud; educadores calificados, para atender el sistema
educativo; abogados, para adecentar el sistema judicial; ingenieros y
arquitectos, para resolver problemas habitacionales, de infraestructura física, transporte, vías de comunicación y servicios públicos
básicos; veterinarios y agrónomos para atender la producción de alimentos; y,
trabajadores sociales y otros profesionales para redefinir la política social
del Estado. La tozudez no es buena compañera.
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