UN FASTASMA LLAMADO SISTEMA PATRIA RECORRE A VENEZUELA
Absalón Méndez Cegarra
Parafraseando a Marx, en su Manifiesto Comunista, podemos decir, que “un fantasma llamado sistema patria recorre a Venezuela”.
El gobierno nacional, desde hace algunos años, se inventó una cosa llamada “sistema patria”, asunto que la población venezolana ignora su importancia y funcionamiento y los técnicos a cargo no logran explicar, tampoco, tienen interés en ello, pues, es una más de las artimañas que le recomiendan al gobierno para atormentar más la vida de los venezolanos.
El Diario El País, de España. en una de sus ediciones, en la sección internacional, se refiere al “sistema patria” en los términos siguientes: “El sistema patria, una nueva estructura de control social en Venezuela. Los venezolanos deben inscribirse en esta plataforma virtual, creada por el gobierno de Maduro, para el cobro del salario, las ayudas económicas y la recepción de la vacuna contra la covid-19”.
El” sistema patria” es algo que nadie ve, es un fantasma; pero, está presente en todas partes. Dicho sistema regula la vida de los venezolanos, sin que logremos identificar quién es, dónde se encuentra y cómo establecer contacto personal con él. No es un ministerio u oficina pública. Según los entendidos, se trata, simplemente, de una plataforma digital mediante la cual el gobierno ha comenzado a dirigir el país.
A esta plataforma digital o virtual se le están atribuyendo funciones importantes, impersonales, que desconectan y desvinculan la relación interpersonal en cuestiones muy importantes de la vida social y personal, tal es el caso de la relación laboral y la remuneración del trabajo.
Hay una tendencia en el mundo, alimentada por la pandemia reciente y actual, pero, que ya venía manifestándose progresivamente, de despersonalizar la relación laboral, mediante la sustitución de la anterior fábrica u oficina como lugar de trabajo, en la que los trabajadores de manera presencial prestaban sus servicios personales a un empleador, dentro de un horario establecido como jornada laboral, a cambio de un salario o remuneración. El empleador o patrono, además, del salario, debía garantizar condiciones generales de trabajo, entre otras, de seguridad y salud en el ambiente laboral y protección y seguridad social al trabajador y su familia, por imperio de la Ley, del contrato individual de trabajo o de la Convención Colectiva de Trabajo, suscrita entre trabajadores y empleadores.
El contrato individual de trabajo o el colectivo tienden a desaparecer y su lugar lo ocupan las nuevas figuras atípica laborales: trabajadores por cuenta propia, trabajadores tercerizados, media jornada laboral, teletrabajo, trabajo en casa, outsourcing, etc. Junto con la aparición de la atipicidad laboral, desaparece, por innecesaria, la sede física del lugar de trabajo (empresa, fábrica u oficina) y, a cambio de ello, nacen las llamadas empresas o las plataformas digitales, con las cuales es necesario lidiar en adelante.
Estas plataformas digitales, nuevo tipo de empresa, no pueden responder ninguna interrogante de los usuarios, pues, solo procesan información (contenidos), que, se supone, otros le aportan, tal es el caso de las nóminas salariales.
Un ejemplo puede ilustrar mejor lo que queremos dar a conocer. Las universidades nacionales de carácter público y, todo el sector público, han pasado al “sistema patria”. Las universidades alimentan dicho sistema con la nómina de personal, es lo único que aportan, dejan de administrar recursos presupuestarios asignados legalmente, y se desentienden de sus trabajadores, es decir, dejan de ser patronos o empleadores, para convertirse en instancias de trámite. El “sistema patria” paga los salarios en el momento que estime conveniente y en los montos que alguien le indique y provea de la información necesaria, bajo una curiosa figura denominada: “Crédito Inmediato Cámara de Compensación”, algo difícil de entender. Por esta vía el trabajador recibe el pago del salario, a cada evento, menguado e insuficiente o, aumentado; pero, está privado de reclamar a alguien, a su patrono, ya que éste desapareció y pasó a ser sustituido por el “sistema patria”. Un sistema que no da respuesta de nada porque carece de voz propia.
Con esta práctica laboral no solo ha desaparecido la figura del patrono o empleador sino también la remuneración del trabajador y la posibilidad de éste para mostrar inconformidad con el pago salarial, como está ocurriendo, actualmente, con el llamado bono de fin de año o aguinaldo, el cual está siendo pagado en las universidades por fracciones, cuatro partes, pagadas en fechas distintas y montos diferentes, sin que exista la posibilidad de reclamo por parte del trabajador, ya que no encuentra una figura física ante quien intentar la acción reclamatoria. Lo mismo está sucediendo con el pago de las jubilaciones y pensiones y, además, se establecen límites, como en los bancos para hacer retiros, si se excede de dichos límites, el sistema fracciona los pagos, lo que obliga a constantes reclamos sin interlocutor visible.
El fraccionamiento del bono de fin de año, según los dirigentes sindicales afectos al partido de gobierno, se justificó como medida gubernamental antiinflacionaria, el resultado ha sido lo contrario, la inflación se ha disparado y el poder adquisitivo del bono disminuido considerablemente para un mayor empobrecimiento de los trabajadores. Y, el “sistema patria”, bien, gracias.
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