INFLACIÓN INDUCIDA
Absalón Méndez Cegarra
El pensamiento económico nacional
e internacional debe haber quedado sorprendido cuando el señor Presidente de la
República, en acto público, transmitido
en cadena nacional, anunció un aumento del 10% en el salario mínimo urbano, denominación, que dicho
sea de paso, no existe, por cuanto la LOTTT, artículo 111, no hace mención al
mismo, con vigencia a partir del mismo momento del anuncio, como ajuste ante el elevado índice
inflacionario del año 2013, que lo elevó a 67 %. El señor Presidente, en el
mismo acto, luego de reconocer lo elevado del índice inflacionario, mostró sus
dotes de economista y calificó la inflación existente en Venezuela, de “inflación inducida”, y, como era de esperar,
atribuyó tan alto índice al imperialismo y a la burguesía nacional, nada que ver con las desacertadas medidas
económicas y financieras puestas en marcha por el gobierno desde hace más de 15
años.
Es necesario hacer saber al
Presidente de la República y a sus colaboradores, con todo el respeto, que,
toda inflación, todo fenómeno inflacionario, es inducido, causado, provocado,
no surge o aparece por generación espontánea.
Los economistas venezolanos y extranjeros, así,
como los textos en materia económica, monetaria y financiera, conciben
la inflación, en los términos siguientes: “(…) aumento generalizado y sostenido
de los precios de bienes y servicios en un país”. Tal fenómeno es medido o
registrado mediante índices, entre los que destaca el Índice de Precios al
Consumidor (IPC), el cual, “mide el porcentaje de incremento en los precios de
una canasta básica de productos y servicios que adquiere un consumidor típico
del país”.
Los tratadistas en materia
económica, en atención a las causas que provocan o inducen la inflación,
distinguen varios tipos de inflación, todos ellos inducidos, y, entre estos
tipos, derivados de las causas inflacionarias, lamentablemente, no advierten
sobre las señaladas por el señor Presidente de la República, por cuanto
resultaría sumamente fácil abatir esta poderosa enfermedad de cualquier sistema
económico, pues, bastaría con romper relaciones comerciales y financieras con
el Imperio y destruir, totalmente, lo que ya está sucediendo en la República,
la burguesía nacional, si se puede llamar así a los pocos
propietarios privados de los bienes e
instrumentos de producción, que, aun,
quedan en Venezuela.
Entre los tipos de inflación,
tenemos los siguientes: inflación por consumo o demanda; inflación por costos;
inflación auto construida; e, inflación generada por expectativas de inflación.
El fenómeno inflacionario en Venezuela tiene de todo un poco, comparte
caracteres de cada uno de los tipos enunciados. Ante una evidente destrucción
del aparato productivo nacional, por consiguiente, ausencia de bienes y
servicios producidos, y, dificultades financieras y técnicas para importar, se
produce en el mercado la frase más socorrida de la actualidad: “no hay”. Al no
existir oferta de bienes y servicios, la demanda se exacerba, se incrementa,
como consecuencia, opera la ley de la oferta y la demanda. Bienes escasos o inexistentes
incrementan, necesariamente, sus
precios. El consumidor, demandante del bien o servicio, por ejemplo, leche para
alimentar a un niño recién nacido, caso
de tener el recurso dinerario para obtenerlo, lo paga a cualquier precio, por
lo que la política de precio justo no sirve absolutamente para nada. Es,
simplemente, un engaño. Aquí se cumple cabalmente el mensaje bíblico: “llegará
el momento que las personas tendrán dinero, pero, no habrá nada que comprar”.
La producción de dinero sin respaldo que hace el BCV aumenta el circulante en
manos del público e impulsa el consumo en un mercado sin oferta alguna. La
inflación por costos se produce cuando se incrementa el precio de las materias
primas o de los insumos que se requieren para producir otros bienes. Un país
que se moviliza sobre ruedas tiene un
alto consumo de gasolina, si el precio de este combustible se incrementa, tiene
un efecto multiplicador sobre todos los bienes y servicios asociados al uso de
este combustible. La inflación autoconstruida opera sobre la base de
expectativas de la población. En la actualidad la gente espera una devaluación
oficial del signo monetario nacional, el cual ha dejado de ser fuerte, cosa que ya está ocurriendo en la práctica,
ante este hecho los precios de los bienes y servicios se incrementan al ritmo
de las expectativas, por cuanto la reposición de inventarios significa un mayor
desembolso de dinero. Este tipo de
inflación es fácil advertirla en Venezuela. En el país tenemos varios tipos de
cambio oficial Bs-$, de uso en extremo limitado, y, un tipo de cambio no
oficial, pero, real, que ha generado toda una economía subterránea o mercado
negro o paralelo, que sirve de referencia para asignar el precio de los bienes
y servicios, sobre todo, los importados y, los no importados, fabricados en el
país, con materia prima importada, la cual, además, viene acompañada de la
inflación externa. Las medidas adoptadas por el gobierno nacional a finales de
año 2013, más con fines electorales que otra cosa, han creado, ciertamente,
expectativas en la población. La gente, piensa, con razón, que, en adelante,
los bienes adquiridos a precio de ganga-precios justos-, no se sabe para quién,
se mantendrá al infinito, ya que lo ocurrido con los precios de los bienes y
servicios, según el gobierno nacional,
era simplemente consecuencia de la especulación y usura de los comerciantes,
que, también, la hay, pero, puede ser controlada. Y, pierde importancia en un
mercado competitivo, libre, abierto, con
sobre-oferta de bienes y servicios, que permitan al consumidor tener
alternativas. El principal importador es el Estado venezolano y los precios que
paga por lo que importa es precio
internacional; pero, vende lo importado con subsidio para hacer creer a
la gente que ese es el precio justo. ¡Vaya mentira! Otro tanto ocurre, con la
expectativa de aumento de sueldos y salarios. El sólo anuncio de un aumento de
sueldos y salarios produce alza en los precios y si el anuncio se materializa,
de nuevo, los precios de los productos se incrementan. Pero, un aumento del 10%
del salario mínimo, 2014, no modifica los estragos causados por la inflación
del año 2013, sólo, prepara para enfrentar la inflación esperada o por venir.
Señor Presidente, la inflación la inducen sus medidas económicas y la pesada
herencia de 14 años de pérdida del poder adquisitivo de la moneda nacional. En Venezuela, el marcador de los precios se
denomina tipo de cambio del dólar
paralelo y, nada más. El tipo de cambio oficial es alegría de un enfermo
terminal.
eXCELENTE
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