NICO NO ES FUTURO NI
ESPERANZA: TODO LO CONTRARIO
Absalón Méndez Cegarra
El gobierno nacional tardó casi 25 años para enterarse que las autopistas,
calles y avenidas de la Gran Caracas, Ciudad Capital de la República, se
encontraban en mal estado, totalmente deterioradas. En un actuar gubernamental propio de las
contiendas electorales, el presidente – candidato ha ordenado la recuperación
de la vialidad de la ciudad capitalina.
Decenas de cuadrillas de obreros han sido lanzadas a la calle con escobas,
pintura, cemento y arena, con la encomienda de barrer calles, pintar brocales,
reparar aceras y reparar o acondicionar muros, con fines eminentemente
electorales.
Gobernaciones y alcaldías se afanan por remendar la ciudad. De día y de
noche se cierran determinados espacios para cubrir con asfalto los cráteres que
presenta una vialidad abandonada durante años.
El gobierno está ofreciendo empleo precario, mal remunerado, sin
estabilidad y carente de seguridad social. “Pan para hoy, hambre para mañana”,
dice el sabio refrán popular. Estos
trabajadores serán los obligados a reclutar el 1x10 en el venidero acto
electoral. Cada obrero, no importa la precariedad del empleo, tendrá el deber
de captar diez votos que lo acompañen a sufragar por Nico. Esta es una de las
formas que está adquiriendo la coacción y el chantaje. Ojalá el pueblo no venda
por un mendrugo de pan su voto y su firme voluntad de cambio. Y, reciba todo lo
que quieran darle, a cambio de nada, pues, en el momento de votar, deberá estar
por encima la dignidad personal, la libertad, el respeto a la persona humana y
la firme voluntad de salir de un gobierno causante de pobreza y miseria.
El gobierno es tan contradictorio en sus acciones que, por un lado, barre,
limpia y pinta y, por otro, embarduna y ensucia. Durante el día limpia. Por la
noche, ensucia. Los muros y paredes de la ciudad se pintan no para embellecer
la ciudad sino para utilizarlos como pancartas para la propaganda electoral
gubernamental.
Uno de los muros o paredones adyacentes a la autopista Francisco Fajardo o
Gran Cacique Guaicaipuro, recién pintados de blanco, ya fueron tapizados con
propaganda electoral del presidente – candidato. Una de las consignas pintadas, dice:” Nico es
futuro y esperanza”. Ahora, no es Nicolás Maduro, sino, Nico, todo para
confundir al elector. Nico, no es Nicolás. Nicolás está rayado y no lo quiere
nadie.
A los creativos de la campaña electoral del presidente – candidato se les
ha debido fundir el cerebro pensando en tan sugestiva y original idea; pero,
podría argumentarse, también, que estamos en presencia de un mensaje subliminal
o de una traición del subconsciente; por cuanto lo que querían decir los
publicistas mercenarios, era todo lo contrario: “Nico, no es ni futuro ni
esperanza”.
Atreverse el candidato – presidente a presentarse ante el país y la
comunidad internacional con una afirmación como esa, deja mucho que
desear y advierte sobre alguna disfuncionalidad mental. Chávez y Maduro son los
destructores de la economía nacional, son los causantes de la ruina, pobreza y
miseria que es la Venezuela actual. Mal pueden prometer futuro y esperanza.
Decir que “Nico es futuro y esperanza”, no cabe en ninguna mente sana y
sensata. Nico, no es futuro, tampoco es esperanza, por el contrario, es la
negación del futuro y la muerte de la esperanza. Desde el año 1999, Venezuela
perdió el futuro, se hundió en el atraso, pobreza y miseria y se marchitó la
esperanza. Venezuela retrocedió en el tiempo en todos los sentidos. Y, la culpa
no es de terceros. Es de quienes ostentan el poder absoluto desde finales del
siglo pasado y comienzos del siglo XXI.
Nico, es sinónimo de atraso, de subdesarrollo, de fracaso, de desorden,
indisciplina social, corrupción desenfrenada, impunidad, conflictividad social,
abuso de poder, autoritarismo, violación de derechos humanos, persecución,
presos políticos, clientelismo, destierro, destrucción de la economía, del
trabajo, del salario, de la seguridad social, de la educación, de la salud, de
los servicios públicos y de la entrega de la soberanía nacional. Nico, es
muerte y miseria. Lo ha demostrado con creces durante 25 años de mal gobierno. Venir a prometerle al país “futuro” y
“esperanza”, es un acto de total irrespeto a la inteligencia de los
venezolanos. La frase es tan vulgar y grosera que, en sí misma, lleva a una
afirmación en contrario. A lo opuesto: Maduro no es ni futuro ni esperanza.
Venezuela, está en busca de futuro, ciertamente; pero esa búsqueda tiene
otros senderos, no, precisamente, Nico y el PSUV. Ellos están bien pagos. Pueden marcharse a disfrutar de sus riquezas
mal habidas en la Isla de la Felicidad o en los paraísos fiscales que se han
alimentado del sufrimiento de los venezolanos, no sin antes saldar cuentas con
la justicia nacional e internacional. La cantidad de delitos que ellos han
llevado a la ley penal y a su administración servil de justicia, será veneno
para su propio consumo, sin excusas posibles. Quién o quienes han entregado la
soberanía territorial de Venezuela a otras naciones y grupos irregulares, quien
o quienes han regalado las riquezas naturales, quien o quienes han expatriado a millones de
venezolanos, expropiados sus
pertenencias, allanadas sus viviendas,
encarcelado a miles de venezolanos, causado la muerte a muchos más,
dejados huérfanos a mujeres y niños y
desaparecidos, sometidos a torturas y penas degradantes de la dignidad del ser
humano, no pueden venir a decir, ahora,
que merecen perdón y conmiseración. Estos delitos constituyen, algunos, de lesa
humanidad, otros, traición a la patria e incitación al odio.
Venezuela entera quiere una transición en paz. Una paz duradera, no efímera,
ni comprada, ni condicionada. Una paz que comience con la redención social de
los venezolanos. Con la calidad de vida y bienestar de los venezolanos, con el
retorno seguro de los emigrantes, con el regreso de las inversiones extranjeras,
con la recuperación del signo monetario nacional, con la integración
latinoamericana, con las buenas relaciones
internacionales, con la recuperación de los capitales fugados, con la
seguridad social de las personas, con el fomento de la producción manufacturera
y agropecuaria, con seguridad
alimentaria, con empleos estables, bien remunerados y protegidos, con un buen
sistema de educación nacional, de salud y servicios públicos., con autonomía e
independencia de los poderes públicos. Se trata de reconstruir un país. En 1999 se
habló de refundar la República. Hoy, hablamos, de reconstruir un país devastado.
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