OPOSICIÓN Y OPOSICIONES EN VENEZUELA
Absalón Méndez Cegarra
La
pregunta y su respuesta pueden constituir una majadería en la Venezuela
actual. Algunas personas, dicen tener muy clara la noción del bloque
opositor al gobierno de Nicolás Maduro; para otras, existe un mar de
dudas al respecto.
Luego del fracaso de la llamada “Mesa de la
Unidad Democrática” y, aún, antes, se hablaba de oposición en plural,
debido a que no todos los sectores que dicen hacer oposición al gobierno
estaban alineados en la MUD. Posterior a la MUD, con el cambio de la
Directiva de la Asamblea Nacional, se perfila un nuevo bloque opositor,
encabezado por el Diputado Juan Guaidó, del partido político Primero
Justicia. Este joven parlamentario carga sobre sus hombros un enorme
fardo, no solo como Presidente de la Asamblea Nacional, que, ya es
bastante, sino, además, como Presidente Encargado de la República, cargo
para el cual se juramentó en Cabildo Abierto, al que asistió una gran
multitud de personas, el día 23 de enero del corriente año. Hasta ese
momento, sorprendiendo a muchos, al parecer, se convirtió en líder
nacional, depositario de las esperanzas de un pueblo que lucha por su
libertad y democracia. Pero, las pasiones humanas, no se detienen y, de
inmediato, aparecieron nuevas y viejas oposiciones, de partidos
políticos, grupos e individualidades, que estiman que Guaidó no los
representa e, incluso, cuestionan y critican su proceder, como si
resultase fácil luchar contra una dictadura que lo controla todo. Hemos
llegado, inclusive, a pedir su renuncia.
Juan Guaidó, a
diferencia de muchos líderes políticos venezolanos, posiblemente, con
mejores posibilidades y oportunidades que él, no hicieron ni han hecho
nada para salir de esta pesadilla que es el gobierno de Maduro. Varios
de ellos, desde el exterior, disfrutando de sus exilios dorados o no
dorados, con acceso a medios de comunicación, le exigen a Guaidó lo que
ellos jamás se exigieron. Otros, en el país, se hacen llamar, también,
oposición, y le piden diálogo y negociación, el típico discurso del
político, que, por complicidad o por tener “rabo de paja” prefiere el
cuarto de al lado y no el enfrentamiento y la verdad. Igual panorama se
aprecia en la comunidad internacional y en los organismos
internacionales.
Una situación muy grave y peligrosa se está
urdiendo en el país. El gobierno de Maduro ha hecho de la promesa de
diálogo su bandera desde hace mucho tiempo. Esta bandera, para complacer
peticiones, ha sido arriada por lo más representativo de la oposición,
al menos, cuando esta era más visible, no difusa, como ahora. En este
momento, la población, en términos generales, no sabe a cuál oposición
se refiere el gobierno cuando la convoca a las mesas de diálogo,
instaladas, inexplicablemente, en el exterior. Juan Guaidó, encarna, con
legítimo derecho, bien ganado, por lo demás, lo más nutrido de la
oposición, me refiero, a la oposición que va más allá de las
organizaciones políticas y grupos, es decir, la verdadera oposición, a
nuestro juicio, porque la otra, la de partidos políticos, como que no es
tal, pues el virus odebrecht se ha inoculado en muchos organismos
opositores y, mejor, guardar silencio.
El Presidente Guaidó ha
tenido un discurso coherente. Ha señalado una ruta: cese de la
usurpación, gobierno de transición y elecciones libres; al mismo tiempo,
ha señalado que todas las cartas del juego están sobre la mesa, se
juega con todas, ninguna está descartada, entre ellas, la del diálogo y la
negociación. Pero, piensan igual todos los que acompañan a Guaidó y se
sientan alrededor de la mesa de diálogo, tal pareciera que, no. Algunos
buscan tiempo y acomodación.
La mayoría de los venezolanos
desconoce quienes son los convocados a dialogar y por qué, cuál es su
representatividad, pues, hay oposiciones que no son tales. Ahora, bien,
siendo coherentes, la única oposición válida, representativa de la
mayoría del colectivo nacional, es la que lidera Guaidó; por
consiguiente, no debe haber engaños, mentiras, ni nada oculto en cuanto
a lugares de reunión, asistentes, agendas y resultados, en fecha
cierta; por otra parte, según la ruta trazada, hay muy poco espacio
para negociar puntos distintos a los enunciados, ello deslegitimaría a
Guaidó, es posible, que haya discusiones y metodologías de trabajo para
determinar el momento y manera para que cese la usurpación; igualmente,
para integrar el gobierno de transición; y, finalmente la celebración de
elecciones para tener un nuevo gobierno constitucional, legal y
legítimo; pero, cualquier aditivo puede frustrar muchas esperanzas y
anhelos comprometidos.
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