“MONEDA DE CAMBIO”
Absalón Méndez Cegarra
Absalón Méndez Cegarra
La política social del
Estado colombiano experimenta, en la actualidad, cambios importantes
derivados de varios fenómenos, principalmente, de la gran cantidad de
personas que han salido de Venezuela con destino al país vecino, lo cual
coincide con un proceso electoral regional, comicios para elegir
Alcaldes, Concejales y Gobernadores e, igualmente, con el anuncio de
reformas en el campo laboral y en el sistema de seguridad social.
La
población venezolana que ha llegado a las principales ciudades de
Colombia, está causando, por el carácter masivo de este éxodo,
dificultades indiscutibles. Venezuela, fue, también, en el pasado
reciente, polo de atracción de población colombiana, peruana,
ecuatoriana y boliviana; pero, nunca en la forma masiva como está
sucediendo, hoy día, con los venezolanos.
El Jefe de la Oficina
de Migración Colombia, en entrevista reciente por televisión, se expresó
positivamente del fenómeno migratorio, dio cifras importantes y, entre
otras cosas dijo que Colombia tenía que ver con mucho cuidado esta
situación, porque, según sus estimaciones, un millón doscientas mil
personas llegadas a Colombia provenientes de Venezuela, eran colombianos
que retornaban a su país natal. Agregó, igualmente, que los niños de
padres venezolanos, nacidos en Colombia, eran colombianos y tendrían su
nacionalidad.
No es fácil para ningún gobierno nacional, regional
o local, hacerle frente a una población, que, de la noche a la mañana,
llega desprovista de recurso alguno para mantener su existencia. Se
trata de nuevos pobres que entran a competir por migajas con los pobres
nativos, lo cual, es natural, que produzca diversos tipos de
sentimientos, entre ellos, el rechazo y la xenofobia.
A Colombia,
como a otros países, ha llegado en los últimos tiempos, dos tipos de
venezolanos. Uno, profesionales y técnicos altamente calificados que
contribuyen al desarrollo de la nación, que han salido por razones
políticas, de seguridad personal y familiar y con proyectos y recursos
para invertir. Otro, el del éxodo por razones económicas y sociales, la
pobreza venezolana que huye para poder seguir viviendo, aun dentro del
mismo cuadro de pobreza, pero en otro país. Este es el venezolano que
amerita atención por estricta solidaridad humana internacional.
Colombia,
el gobierno de Bogotá, la Secretaría de Integración Social, al
descubrir que la pobreza venezolana que se instala en sus calles,
plazas, iglesias, restaurantes y centros comerciales, es víctima de los
aprovechadores del mal ajeno, ha iniciado una campaña de alto contenido
social denominada: “Moneda de cambio”, con la cual se trata de cerrarle
caminos a la mercantilización de la limosna, evitando, así, que la
pobreza se convierta en fuente de explotación por parte de algunas
personas que dan alojamiento a familias venezolanas en aparcaderos o
estacionamientos a cambio de lo que reciban por concepto de limosna o,
más grave, mediante el alquiler de niños y mujeres embarazadas.
La
campaña o estrategia del gobierno de Bogotá procura evitar la práctica
de la limosna la cual, como sabemos, atiende a variados sentimientos. Se
pide a la gente que no de limosna a quien la pide, sino,
contrariamente, suministre una moneda, sin valor alguno, la cual
contiene un sello con inscripciones de este tipo: “No de limosna.
Alcaldía Mayor de Bogotá D.C. Moneda de Cambio” o, “Instrumentalizar a
los niños es un delito”. Con estas monedas las personas acuden a una red
de instituciones sociales creada para brindar atención y
protección a los niños y familias que lo requieran y acudan a dicha red a
canjear la moneda por atención social, psicológica, médica y
nutricional.
El programa es interesante. Supone varias fases. En
primer lugar, la creación de un cuerpo de funcionarios de la Secretaría
de Integración Social. Dichos funcionarios recorren las calles de la
capital colombiana para identificar los lugares con alta presencia de
mendicidad. En segundo lugar, la creación de la red de instituciones
sociales encargada de brindar atención a las personas que han sido
guiadas por el otorgante de la moneda de cambio, suerte de referencia
institucional. Y, tercer lugar, la creación de un equipo técnico
multiprofesional e interdisciplinario, quien orientará la
atención-protección a ser suministrada.
Esta acción del Alcaldía
bogotana debería ser emulada en todas partes del mundo, por cuanto es
una vía para que la buena voluntad de la gente para ayudar a su prójimo
en estado de necesidad se canalice correctamente y brinde los resultados
que se esperan de la solidaridad social.
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