LIDERAZGO Y LIDER
Absalón Méndez Cegarra.
Las escuelas de negocios,
de estudios políticos, administración, gerencia, psicología social,
sociología, trabajo social y relaciones industriales, entre otras,
tienen en sus manos el mejor ejemplo para explicar las diferencias
existentes entre liderazgo y líder, lo que suele omitirse con
frecuencia, cuando no, confundirse.
En varias oportunidades hemos
afirmado que Venezuela es un gran laboratorio de experimentación
política y social. La ciencia política del presente y del futuro dará
cuenta del acontecer venezolano de las dos últimas décadas como algo
inédito en la política mundial. Nadie, absolutamente, nadie, puede
imaginar, que hayamos creado una dictadura electoral, es decir, querida y
rechazada al mismo tiempo por los venezolanos; que, hoy, tengamos, dos
presidentes de la República, dos poderes legislativos y dos poderes
judiciales; y, dentro de poco, dos poderes ciudadanos y dos poderes
electorales. Que las calles y avenidas del país con frecuencia se
inunden de gente para apoyar ambas situaciones. Que un gobierno en la
carraplana, sin posibilidad de atender las necesidades de su pueblo, se
niegue a recibir la ayuda humanitaria que otros países hermanos, por
elemental solidaridad entre los pueblos, envían a los nacionales para
paliar la hambruna, la falta de medicinas y de atención médica, mientras
que el gobierno envía ayuda humanitaria a otros países, principalmente,
a Cuba. Que un gobierno abiertamente injerencista hable, en pleno siglo
XXI, ignorando las normas del derecho internacional, de injerencia y de
autodeterminación de los pueblos, obviando hechos como los
protagonizados por el actual presidente, ilegítimo, cuando se
desempeñaba como Canciller de la República e intentó invadir la
República de Honduras para proteger a un ciudadano expulsado del poder
por sus compatriotas. Muy difícil de entender esta situación. Alguien
dirá que los venezolanos estamos locos o, mejor, nos han vuelto locos.
Volviendo
al tema de las diferencias entre liderazgo y líder debemos decir que el
primero es situacional; y, el segundo, personal. El liderazgo es una
determinada situación que surge o se produce como consecuencia de
multiplicidad de factores: naturales, sociales, políticos, económicos,
raciales, organizacionales, etc. Determinado factor, un incendio,
terremoto, crisis financiera, política, por ejemplo, puede desencadenar
la situación que llamamos liderazgo, la cual requiere de la presencia de
alguien que se haga cargo de la misma y procure resolverla o conducirla
adecuadamente hacia el logro de objetivos, los cuales pueden nacer de
la misma situación. Esa persona, es, sin duda alguna, el líder; por
consiguiente, líder, es la persona que asume la conducción de un
fenómeno cualquiera para buscar la salida necesaria. El líder no nace,
se hace en el momento situacional, cuando las circunstancias lo
requieren.
En Venezuela, a partir del 5 de enero de 2019, en
situación extremadamente difícil, con un pueblo desmovilizado
totalmente, apagado, sin esperanzas, frustrado, decepcionado de todo,
resignado a vivir lo peor o buscar salidas en otras tierras, surge una
luz, un faro que ilumina el firmamento, un hombre joven, relativamente
desconocido; pero, que, con firmeza y buen pie, decide hacerse cargo de
ese estado de postración y devolverle al pueblo fe, confianza y
seguridad en un nuevo amanecer próximo a llegar. Ese hombre, llamado
Juan Guaidó Márquez, oriundo del litoralense Estado Vargas, cuya visión
es infinita, como lo es la inmensidad del mar que lo vio nacer, ha
nacido de las cenizas de una Venezuela destrozada por una banda de
mafiosos criminales, con complicidad de muchos,
y, sintiéndose
libre de equipaje, emprende, junto a sus compañeros de la Asamblea
Nacional, el camino de la recuperación del país y de los venezolanos.
Juan
Guaidó, en pocos días, se ha convertido en el líder indiscutible de los
venezolanos. Con un discurso llano, claro, sencillo, franco, entendible
por todos, está llegando al corazón de los venezolanos. Ha cautivado a
la población y logrado despertar, nuevamente, el coraje que anima al
pueblo y, al trazar una ruta precisa, sin violencia, estrechando manos y
tendiendo puentes, con estricto apego al ordenamiento jurídico y el
Estado de Derecho, ha convocado a las mayores y mejores voluntades del
país y de la comunidad internacional para iniciar el proceso de
reconstrucción del país, lo cual será posible sí todos nos comprometemos
a ello; pero, ha entendido, también, que un pueblo enfermo y
hambriento no va para ninguna parte, por eso, la ayuda humanitaria.
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