CEPAL: ELOGIO A LA MISERIA
Absalón Méndez Cegarra
La Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL), es
uno de los tantos organismos de las Naciones Unidas encargados para el estudio
de asuntos de particular interés en las
distintas regiones del mundo. La CEPAL orienta su actividad, básicamente, en el
campo de la investigación económica y social, bajo una organización de tipo
departamental o por divisiones, encargada cada una de las divisiones de una materia específica: Desarrollo
Económico; Desarrollo Social; Estadísticas; Población, etc. En esta estructura
organizativa destacan, por su importancia y su contribución a los estudios y a
la práctica de la planificación y de los estudios demográficos: el Instituto
Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES) y el Centro Latinoamericano y Caribeño de
Demografía (CELADE)
La CEPAL, fue creada en 1948 y
tiene su sede principal en la ciudad de Santiago de Chile; pero, cuenta con dos sedes
subregionales: México, con sede en ciudad de México, para América Central; y, Trinidad y Tobago, con sede en Puerto España,
para los países del Caribe.
La CEPAL ha tenido un papel
estelar en América Latina. Sus estudios son referencia obligada para cualquier
investigador que quiera conocer sobre América Latina y el Caribe y, podría
decirse, que su rol más destacado lo alcanzó cuando en esta parte del mundo se
discutían los temas de la dependencia, las teorías del desarrollo y del
subdesarrollo y los llamados modelos de desarrollo y de crecimiento económico y
social. Por la CEPAL ha pasado lo más granado del pensamiento económico de
América Latina. Su primer Secretario Ejecutivo fue el mexicano Gustavo Martínez
Cabañas y su Secretaria Ejecutiva actual Alicia Bárcena Ibarra; pero, por la
Secretaría Ejecutiva de la CEPAL han pasado hombres y mujeres que han marcado
hitos en el pensamiento económico latinoamericano y en la gestión gubernamental en sus
respectivos países de origen, tal es el caso, entre otros, del argentino Raúl
Prebisch; el venezolano José Antonio
Mayobre; y, el uruguayo Enrique Iglesias.
En fecha reciente, llegó a
Venezuela una misión de la CEPAL encabezada por su Secretaria Ejecutiva, quien
cumplió una densa agenda de reuniones, la cual incluyó, como era de esperar,
la entrevista de rigor con el Presidente de la República.
La presencia de la CEPAL en la
Venezuela del momento llama poderosamente la atención, toda vez que el gobierno
nacional se resiste a recibir a los organismos internacionales, tal es el caso
de la Organización Internacional del Trabajo
y otros organismos de Naciones Unidas defensores de Derechos Humanos,
así, como a la Organización de Estados Americanos. Venezuela, recibe y da la bienvenida, sólo a los organismos por ella creados o
impulsados por ella que le son obedientes y complacientes y vienen a darle
vítores por sus grandes logros, por ejemplo, los países del ALBA y MERCOSUR
Las cámaras de televisión local dieron cuenta de la
entrevista sostenida por la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL y el Presidente de
la República, acompañado de sus ministros. La reunión fue patética. La
Secretaria Ejecutiva de la CEPAL se derritió en elogios al Presidente y a su
gestión, enalteciendo los logros alcanzados en materia de desarrollo económico
y social, poco faltó para que calificara
tan grande obra como “milagro económico”. El Presidente, contorneaba sus manos
y su rostro daba cuenta de la inmensa alegría que sentía por tal
reconocimiento, hecho por un organismo como la CEPAL, pensamos, que hasta le
salieron lágrimas de sus ojos.
Esta actitud de la CEPAL,
contraria a lo que ha sido su trayectoria
y su razón de ser, es lo que fundamenta la no credibilidad en los
organismos técnicos internacionales y hacen perder toda su confianza en los
estudios que realizan; pero, lo curioso de la visita de la CEPAL, es, que la misma, está precedida
de la publicación oficial de este organismo, denominado: “ Panorama Social de
América Latina, 2014”, y, en dicha publicación, Venezuela queda muy mal parada
en casi todos los indicadores que se utilizan para dar cuenta de ese panorama
social.
Veamos la evolución de algunos
indicadores económicos durante el período 1990-2013. El Producto Interno Bruto
(PIB) de Venezuela, medido en dólares, desciende. Su pico más alto se logró en el año 2008, $
6.510. En el año 2013 alcanza a $ 6.405. El ingreso por habitante, igualmente,
desciende en el año 2013, respecto al año anterior. En el 2012, fue de $ 7.234
y, en el 2013, $ 7.064. La variación
anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en el año 2012, fue de 19,5% y,
en el año 2013, 52,7%. El promedio de la inflación de América Latina y el
Caribe en el año 2012 fue de 5,3% y, pasó, en el 2013, a 6,8%, consecuencia del
altísimo índice inflacionario de Venezuela. La Población bajo la Línea de la
Pobreza, en zonas urbanas, es de 32,1 del total poblacional, lo cual supera con
creces el porcentaje del año 2012, 25,4, y, el promedio general de América Latina,
28,1%. En lo que respecta a la Población bajo la Línea de la Indigencia, en
zonas urbanas, Venezuela, no muestra buena cara. En el año 2012 se ubicó en
7,1% del total de población y, en el 2013, asciende a 9,8%.
Ante estas cifras, proporcionadas
por las fuentes oficiales del país, como la Encuesta de Hogares, pues, la CEPAL
no investiga en el terreno, directamente, sino procesa datos que suministra el
gobierno, Venezuela sale reprobada en todos los renglones; en consecuencia,
resulta difícil entender la adulancia y el
espaldarazo que ha venido a darle al gobierno nacional la CEPAL. Hay que vivir
y sufrir en Venezuela para saber, a ciencia cierta, como ha desmejorado la
calidad de vida del venezolano y se ha
empobrecido su población, incrementando las cifras de población en la
indigencia. La visita de la CEPAL al Presidente de la República, a no ser que
la Secretaria Ejecutiva ignore las cifras que produce el Organismo y desconozca la pérdida del poder adquisitivo
del signo monetario nacional, resulta un elogio a la miseria.
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