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PRIMERA VUELTA ELECTORAL EN LA UCV

Absalón Méndez Cegarra

El pasado viernes, 9 de junio del año en curso, tuvo lugar el acto electoral en la Universidad Central de Venezuela (UCV), para renovar sus cuadros directivos y la representación profesoral ante los distintos niveles del cogobierno universitario, luego de 12 años de suspensión por orden judicial y de un estrepitoso fracaso promovido por la Comisión Electoral de la UCV (CE.UCV), ocurrido el 26 de mayo de 2023.

Un intento de análisis preliminar sobre las elecciones universitarias, conocidas como primera vuelta, a partir de los resultados dados a conocer por la CE, parcialmente, por goteo y entregas accidentadas y con escasa credibilidad, revelan, una vez más, la incompetencia e incapacidad manifiesta de la CE para llevar a feliz término el proceso electoral en la UCV. Resulta inadmisible que la CE haya retardado la entrega de resultados definitivos, por más de 48 horas, dado como ganadores a candidatos que luego de varias horas y, sin explicación alguna, fueron bajados del podio, para subir a otros, nuevos ganadores, todo a puertas cerradas, a espaldas de los votantes de la comunidad universitaria y, además, en lo que respecta al cogobierno universitario, haya permitido el secuestro de la votación, dejando como aparentes custodios de la misma, a terceras personas, no miembros de la CE, sino personal externo contratado por la CE. El escrutinio de los votos fue un desastre total, El cotejo de los votos con los cuadernos de votación, al parecer, se dio en buenos términos, no, así, el conteo de los votos, la lectura óptica y la movilización de los votos de un lugar a otro, siempre desconocido, sin testigos, lo que perfectamente, hace pensar en una manipulación de la votación y en la comisión de delitos electorales que turbia todo el proceso, avalado, ahora, de manera cómplice, por la Comisión Técnica Asesora y Contralora, designada por el Consejo Universitario, para lavarle la cara a la CE luego del bochorno del día viernes 26 de mayo.

La comunidad universitaria sigue siendo la gran protagonista del proceso electoral. En menor cuantía acudió a sufragar por los candidatos de su preferencia, con gran espíritu y vocación universitaria, con civismo, orden y disciplina, llena de esperanza y fe en un tiempo universitario por venir, que, ojalá, no le sea negado por un proceso electoral opacado por grandes nubarrones.

Tres aspectos del proceso electoral universitario convienen ser resaltados:

  1. El silencio de las autoridades rectorales y del Consejo Universitario frente a la serie de irregularidades del proceso electoral, que, lejos de condenar, lo estimularon señalando que la jornada electoral de la UCV era ejemplo para las restantes Universidades nacionales y firme demostración del ejercicio pleno de la autonomía universitaria. A este hecho, debemos agregar la apoteosis de la Junta Directiva de la APUCV por la forma extraordinaria como se había cumplido la jornada electoral, posiblemente, porque a la directiva gremial, le favorecía lo que estaba sucediendo.
  2. Los resultados reportados en distintos momentos por la CE o, por el equipo, supuestamente técnico, en quien la CE confió el acto de escrutinio. Las cifras dadas por la CE son de dudosa credibilidad; pero, al final de cuentas, serán dadas por buenas, en aras de lograr un cambio en el gobierno universitario, para bien o para mal, el tiempo lo dirá. En la justa electoral participaron siete cuartetas como optantes a los cargos rectorales, una treintena de candidatos a cargos decanales y un sin fin de aspirantes a la representación de los profesores ante el cogobierno universitario. El Reglamento Electoral Transitorio (RET), estableció las reglas del juego e indicó que el referente para la participación de los electores: estudiantes, egresados, administrativos y obreros, lo determina el número de profesores que haya acudido a votar. Así, las cosas, al acto electoral del 9 de junio, según cifras de la CE al 12-06-2023, se presentó a votar un total de 3.728 profesores ordinarios, especiales y jubilados; 7.049, estudiantes; 2.226, empleados administrativos; 924, obreros; y, 10.839, egresados. 
Ninguno de los candidatos a los cargos rectorales logró triunfar en la primera vuelta. Todos van a una segunda vuelta electoral. Varios candidatos a decanos resultaron electos; otros, por el contrario, deben medirse en una segunda vuelta. De la representación profesoral al cogobierno se ha conocido muy poco, por cuanto fue la votación secuestrada, e, igualmente, la del Consejo de Apelaciones. Cualquier resultado al respecto es dudoso y carece de confiabilidad.

Dos candidatos a Rector resultaron ganadores y se medirán en una segunda vuelta programada para el 30 de junio, los distinguidos profesores Humberto Rojas y Víctor Rago. El primero, H.R. obtuvo un total de 1.156 votos de profesores; 2.563, votos estudiantiles; 881, votos administrativos; 427, votos obreros; y, 2.863, votos de egresados. El segundo, V.R. obtuvo un total de 999 votos de profesores; 955, votos de estudiantes; 308, votos administrativos; 70, votos obreros; y, 2.250 votos de egresados.

Estos dos candidatos a rectores cuentan con una hoja académica de primera línea, experiencia en gerencia universitaria y gozan del aprecio y consideración de la comunidad universitaria. Ellos entrañan proyectos de gestión universitaria distintos, diferentes, ninguno censurable o cuestionable.

H.R. responde a un proyecto de gestión universitaria respaldado y auspiciado por una organización política partidista, digamos, es un proyecto político, más que académico, con respaldo gremial, lo que no desdice de la elevada calificación académica del profesor Rojas.

V.R, académico de altura, exdecano de la FaCES, vinculado a las Ciencias Sociales, a las Ciencias Humanas, lo anima una visión diferente de la Universidad, en consecuencia, su proyecto de gestión podemos calificarlo como más académico y, en menor medida, político partidista.

La votación obtenida por ambos candidatos refleja fielmente esta descripción o caracterización. La votación de Rojas, al igual que ocurrió con la votación gremial hace pocos meses (APUCV), fue entubada, disciplinada, al contrario, la votación de Rago, fue aluvional.

3. La abstención electoral. Contrario a lo informado por la CE, la abstención electoral fue alta, supera el 20% dado por la CE inicialmente. Los padrones o registros electorales mostraban cifras más elevadas de votantes. El número de profesores ordinarios, especiales y jubilados totalizaba más de 7.000; más de 20.000, estudiantes; más de 12 mil, administrativos, activos y jubilados; más de 10.000, obreros, activos y jubilados; y, egresados, cifra difícil de estimar. Al cotejar estas estimaciones con la concurrencia que acudió a votar, en alguna forma deslegitima la elección, ya, deslegitimada, previamente, por el comportamiento de la CE de la UCV.

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