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 UCV: UNA COMUNIDAD UNIVERSITARIA DIGNA Y GLORIOSA

Absalón Méndez Cegarra

La Universidad Central de Venezuela (UCV), al momento de renovar sus cuadros directivos como lo ordena la Ley de Universidades vigente (1970), por llegar a término el período de ejercicio de las autoridades rectorales, decanales y la representación profesoral ante los distintos niveles de cogobierno universitario, electos democráticamente en el año 2008, se vio obligada en los años 2011 y 2012, a suspender todo acto electoral por ordenarlo, así, sendas sentencias del Tribunal Supremo de Justicia ( números 104 y 0324), consecuencia de una interpretación política, populista y acomodaticia del artículo 34.3 de la novísima, para el momento, 2009, Ley Orgánica de Educación, (LOE), interpretación a todas luces contraria al espíritu, propósito y razón de lo establecido en el artículo 109 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, norma jurídica que constitucionalizó la autonomía universitaria prevista desde los Estatutos Republicanos de la Universidad de Caracas, 1827, hoy, UCV, decretados por El Libertador Simón Bolívar, disposición que encontramos en la actualidad en el artículo 9 de la Ley de Universidades (LU), en el cual se señala expresamente, que: “”La Universidad es fundamentalmente una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre”. La orden de suspensión de las elecciones universitarias afectó, también, a otras universidades nacionales autónomas (ULA, UDO, UC)

Cualitativa y cuantitativamente el panorama electoral en la UCV cambia radicalmente. Hablamos, ahora, de una población electoral que fácilmente puede estimarse en 150 o 200 mil electores con derecho a votar, lo cual obliga a pensar en todo un equipamiento logístico y técnico que haga posible y viable un proceso electoral nada fácil, al contrario, muy complejo.

La suspensión por tanto tiempo de la posibilidad de elegir reprimió fuerzas humanas, que, al ver la posibilidad de salir y airearse, desbordó todo tipo de cálculos y estimaciones de participación. Pensamos, que nadie imaginaba el deseo reprimido que tenía la comunidad universitaria de participar en el proceso electoral, de expresarse, de cambiar lo existente y demostrarle a la sociedad nacional que la UCV es conciencia de país, que quiere cambio, que busca la alternabilidad del poder en todas las instancias de gobierno.

El Consejo Universitario (CU) de la UCV, aprobó el Registro Electoral Transitorio (RET) y el cronograma de eventos electorales presentado por la Comisión Electoral, órgano calificado por la LU, artículo 167, para organizar el proceso de elecciones universitarias, que, en efecto, comenzó a desarrollarse, con sus bajas y subidas, digamos, normalmente y, se fijó el día viernes 26 de mayo del año 2023 para celebrar los comicios universitarios, bajo la promesa y afirmación de la CE que todo fluía regularmente, además, el RET, en su artículo 12, confirió poderes plenipotenciarios a la CE ,con lo cual el CU se desentendió, al parecer, del asunto electoral.

En la fecha indicada para la realización del acto electoral, la comunidad universitaria, empoderada de sus derechos a elegir libremente el gobierno universitario, se desbordó y, cual torrente de agua, inundó el Campus de la Ciudad Universitaria de Caracas y Maracay, sin considerar ningún tipo de limitación, a la UCV acudió masiva y civilizadamente profesores activos y jubilados, sanos y enfermos, estudiantes, egresados de ayer y de hoy, empleados y obreros, igualmente, activos y jubilados. En la UCV no cabía un alma más. Y, esta enorme multitud permaneció estoicamente por

horas, sin que ninguna autoridad se dignara a dar explicación sobre lo que estaba sucediendo. El acto electoral no podía darse porque las mesas electorales no se instalaron, toda vez que no había material electoral a disposición. Luego de 6 horas y media, el CU toma la decisión, sin mayor argumentación, de diferir el acto electoral y fijar, arbitrariamente, una nueva fecha, como sí lo sucedido careciera de importancia alguna y significación. Algo sumamente grave.

Pero, la UCV, es resiliente y se crece ante las adversidades. Durante más de trescientos años ha tenido que hacer frente a múltiples asechanzas y amenazas que han pretendido acallar su voz crítica, cuestionadora, aniquilarla como institución social amplia, plural y democrática, consustanciada con los venezolanos y con la sociedad nacional. La UCV, muy prontamente, sabrá reponerse de este duro golpe que la coloca ante el país como una institución con grandes problemas de gobernabilidad. Hemos dado, sin duda, un mal ejemplo al país en materia electoral y en organización y funcionamiento institucional.

El evento electoral fallido del viernes 26 de mayo en la UCV, sin mayores escarceos analíticos, por cuanto los mismos ya proliferan por todas partes en búsqueda de culpables, tiene dos actores protagonistas y muchos actores de reparto. Los actores fundamentales son, a no dudar, la Comunidad Universitaria y la Comisión Electoral de la UCV. Uno bueno: la Comunidad Universitaria. Otro, malo: la Comisión Electoral.

La Comunidad Universitaria, no tuvo oportunidad de ejercer su derecho a votar y decidir sobre el rumbo y porvenir de la UCV; pero, resultó ganadora. Lo hará muy pronto. La Comunidad Universitaria se vistió de grandeza y dignidad. Dijo presente. Mostro su fuerza, su potencial, su decisión firme de luchar y defender el patrimonio nacional que es la UCV. Reconocimiento infinito a la Comunidad Universitaria.

La Comisión Electoral, estuvo mal, como días atrás la Rectora de la UCV calificó nuestra posición en torno al RET, no pasó el examen, se mostró incapaz, ineficiente e incompetente. La sobrepasó un compromiso electoral para el cual, parece ser por los hechos, no estaba preparada organizativa, técnica y logísticamente. La CE cometió el gran error de mentir a la Comunidad Universitaria sobre su capacidad organizativa y técnica y el de malgastar enormes sumas de dinero aportadas por el gobierno nacional, sin posibilidades de recuperación.

Finalmente, por el camino que vamos, con la evasión de responsabilidades, la Comunidad Universitaria terminará siendo la culpable por atreverse a concurrir masivamente a votar.

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