UNIVERSIDAD POSIBLE
Absalón Méndez Cegarra
La Universidad Central de Venezuela (UCV), se acerca a una macro-elección de autoridades rectorales, decanales y de representantes profesorales ante el cogobierno universitario, prevista para el próximo 26 de mayo, elección, que, de darse, pondrá fin a 15 años de ejercicio rectoral y decanal, en medio de una profunda crisis institucional que afecta a la UCV en todos sus niveles.
Con el ánimo de participar activamente en esta justa electoral, un grupo de distinguidos y muy calificados profesores, ha registrado el nombre de una plancha: “Universidad Posible”, con la cual aspira alcanzar la representación de los profesores ante el Consejo Universitario (CU), máximo organismo de dirección de la UCV.
“Universidad posible”, no es una frase más, vacía, hueca, sin contenido, un producto para el mercadeo electoral; al contrario, es una frase plena de contenido, la cual revela una clara visión de la universidad del presente y del futuro venezolano y una intencionalidad de cambios profundos en la ingente tarea de rescatar a la UCV, refundarla, sí es necesario, para ponerla a vibrar de nuevo en la vida nacional, en el corazón de los venezolanos, para volver a escuchar del pueblo caraqueño y nacional, al paso de las marchas universitarias en defensa de la UCV, de sus profesores, empleados, obreros y estudiantes, el grito alegre y sentido: “ahí vienen los universitarios”. La UCV, alguna vez, fue parte de la caraqueñidad, pues, ella se sembró en la ciudad capital como la universidad con mayor raigambre popular. Una universidad al servicio del pueblo, llamada por la Ley de Universidades, a contribuir con la solución de los problemas nacionales. Poco a poco, la UCV fue perdiendo el contacto con el pueblo, se fue alejando de sus inquietudes y penurias, fue restringiendo el ingreso de estudiantes y expulsando sus mejores talentos. Hoy, tenemos, una UCV silente, sin movimiento estudiantil, sin profesores, sin empleados, sin obreros y sin gremios que la defiendan, ha quedado, digamos, a la voluntad, de cualquier cosa. Necesario, entonces, emprender un largo camino orientado hacia el rescate de la UCV y, por extensión, de la universidad venezolana, pues, todas sufren del mismo mal: apatía e indiferencia total.
“Universidad posible”, aspira formar parte del cogobierno universitario; pero, no, para repetir experiencias acomodaticias del pasado reciente, sino para convertirse en la voz de quienes no tienen voz: los miembros de la comunidad universitaria.
Llevamos 24 años de atropellos y vejámenes de un gobierno nacional anti universitario, empeñado en cobrarle a la UCV crímenes cometidos que tienen su origen en otras latitudes. Suerte de resentimiento social mal avenido y carente de justificación. La UCV, ha sido víctima de insuficiencias presupuestarias para su normal funcionamiento y de una mutilación constante y permanente de sus principales funciones: docencia, investigación y extensión. Los miembros de la comunidad universitaria han huido de sus espacios por las precarias condiciones salariales y la ausencia plena de protección social. Las aulas van quedando vacías toda vez que no hay alumnos y, tampoco, profesores. La vocación de servicio no da para más.
“Universidad posible” es un mensaje de compromiso responsable que compromete a todos los universitarios. Es un reto a repensar la universidad que queremos y podemos tener. Querer, es una cosa y, poder, es otra, muy distinta. Las dos cosas debemos equilibrarlas, colocarlas en la balanza. ¿Cuáles cosas podemos querer en el corto, mediano y largo plazo; y, cuáles podemos tener en el marco de condiciones actuales?
Es posible refundar a la UCV. Refundar la UCV significa, recuperar del pasado universitario glorioso, lo bueno, su concepción autonómica, libertaria, democrática, plural, abierta a todo tipo de conocimiento; y, emprender el camino de su transformación. La educación en el mundo está cambiando en todos sus niveles. Los ejemplos de Japón, Alemania, Gran Bretaña y los EE.UU, son dignos de tomar en cuenta. Las nuevas y modernas tecnologías son signos de cambio acelerado y las universidades deben ponerse a tono con los mismos. Carreras profesionales, planes de estudio, bibliotecas, laboratorios y centros de investigación deben limpiar sus telarañas para mirar el mundo de nuestros días, totalmente diferente al pasado. La UCV, debe definir una política de internacionalización que nos aproxime al mundo actual. Debe ser competitiva. Vinculada al sector productivo nacional y al desarrollo de experiencias en todo aquello que contribuya al desarrollo nacional y el bienestar de la población. La universidad debe formar parte de los acuerdos de integración subregional, regional e internacional. Desde el punto de vista administrativo y gerencial la UCV amerita una revisión profunda. Debemos tener un gobierno universitario que gobierne y, al igual que el nacional, según la Carta Magna, debe ser responsable, democrático y alternativo. Necesario crear un nuevo marco normativo, no, para engavetarlo, sino para cumplirlo y hacerlo cumplir. Debemos regresar a la mística del trabajo universitario, al cumplimiento de las obligaciones laborales, al establecimiento de medidas de control bien entendidas, a la evaluación del rendimiento y de la productividad laboral, consiguientemente, a la valoración justa y correcta del trabajo realizado y su remuneración. La UCV, debe ocuparse de sus miembros que la integran, garantizando para ellos, un sistema de seguridad social que atienda el máximo de contingencias posibles a las que están expuestos los trabajadores universitarios. La UCV debe llenarse de pueblo. Contagiarse con él y constituirse en espacio para el desarrollo cultural, la recreación, el esparcimiento y el fomento del deporte en todas sus categorías. Así, y, solo así, podemos construir la “Universidad posible”
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