DE LA UNIVERSIDAD DE BOLÍVAR Y VARGAS A LA UNIVERSIDAD DE CHÁVEZ Y MADURO
Absalón Méndez Cegarra
La Universidad Central de Venezuela (UCV), fundada por el Rey Felipe V el 22 de diciembre de 1721, arribó a sus primeros 300 años de existencia. La UCV es la nodriza del sector o subsector de la Educación Universitaria en Venezuela. Con sus logros y sus penurias ha transitado un largo trayecto de historia nacional, entregando al país su obra magisterial, materializada en miles de profesionales universitarios, orgullo nacional, que ha engrandecido la patria de Bolívar y Vargas, valioso capital social de la República, hoy, no aprovechado por el país, al contrario, rechazado y expulsado, captado por otras naciones para hacer patria grande más allá de nuestra fronteras; innumerables proyectos de investigación, sin duda, contribución valiosa a la solución de problemas nacionales; y, una amplia y extensa labor de extensión universitaria que se traduce en apoyo a las comunidades, fomento de la cultura y prestación de servicios directos a la población.
Este artículo es un sencillo, pero, muy sentido tributo, a la Universidad que nos acogió en su seno hace más de 60 años, y nos brindó todo lo que podía brindarle a un bachiller provinciano hasta convertirlo en profesional y, posteriormente, profesor universitario.
Es este momento es importante recordar la historia de la principal Universidad del país, galardón ganado con gran esfuerzo y dedicación, a pesar de todos los factores en contra y de quienes siempre la han visto como un enemigo a vencer.
La Universidad Colonial, luego de un siglo de vigencia, dio paso a la Universidad Republicana y, a juicio, de historiadores como Ildefonso Leal, la Universidad Republicana conservó muchas de las instituciones académicas coloniales, las cuales fueron llevadas, algunas, casi al calco, otras, con ligeras modificaciones, a los Estatutos Republicanos de la Universidad de Caracas, 1827, iniciándose, así, una nueva etapa universitaria, gracias al genio inmortal de Simón Bolívar y el sabio José María Vargas.
El eminente profesor, historiador de la UCV, el doctor Ildefonso Leal, en la presentación de la edición facsimilar de los Estatutos Republicanos de la U.C.V. en el año 1978, señaló lo siguiente: “Es bueno subrayar que los Estatutos Republicanos de 1827 revelan el espíritu civilista del Libertador ya que en ninguna de las cláusulas se reservó consideraciones especiales como Jefe del Estado. Bolívar fue un defensor de la autonomía al confiar la elección de las autoridades universitarias al Claustro de profesores y al dotar a la Institución con un robusto patrimonio económico. De esa manera, Bolívar dejaba en libertad a la Universidad para trazar su propio destino. Desgraciadamente, el ideal bolivariano no fue respetado después por las montoneras insubordinadas, el caudillismo bárbaro y la autocracia militar-signos trágicos de nuestra historia política- que despojaron a la Universidad de su autonomía y de sus propiedades. Antes de finalizar el siglo XIX, la Universidad se convirtió en una dependencia más del Ministerio de Instrucción Pública, con un mezquino presupuesto”
Hay quienes afirman que la historia no se repite, lo cual es parcialmente cierto. Tenemos hechos que se repiten no con la misma exactitud que los ocurridos en el pasado; pero, sí, con gran similitud, difieren, solo, en cuanto al momento de ocurrencia, circunstancias y actores, más, no, en cuanto a intenciones, propósitos y objetivos.
La Universidad de Bolívar y Vargas, creó seis instituciones de fundamental importancia en la concepción universitaria, a saber: la autonomía, fundamentalmente económica, para no depender de nadie; el Claustro, como máximo organismo encargado de la elección de las autoridades rectorales; la Cátedra, como unidad primaria básica de la organización académica; los grados universitarios, así, como los requisitos de ingreso de estudiantes y permanencia para obtener los títulos de Bachiller, Maestro y Doctor; la valoración social y académica del personal docente y de investigación, bajo la figura de catedrático; y, los pilares esenciales de la protección social del profesorado durante su ejercicio y, luego, en uso del grandioso título de profesor, catedrático, jubilado.
La Universidad bolivariana, como bien lo señala, el profesor Leal, ha sido destruida por el nuevo “caudillismo” bárbaro y la aristocracia militar, representadas, ahora, por Chávez y Maduro, aun cuando necesario es reconocer, que, también, antes, en el siglo XX, con dictaduras y con la llamada democracia representativa, la Universidad fue víctima de ataques e intentos de aniquilación.
La Universidad de Chávez y Maduro no guarda ningún parecido en lo académico y en la forma de gobierno con la Universidad de Bolívar y Vargas. Bolívar y Vargas, la enaltecieron y valoraron. Chávez y Maduro la envilecieron y destruyeron.
La autonomía, entendida como independencia, ha desaparecido. El Claustro, sustituido por la noción de “comunidad universitaria”. El ingreso a la Universidad es una discrecionalidad gubernamental, la permanencia, igualmente. El catedrático, se denomina, ahora, trabajador docente y su actividad la desarrolla bajo condiciones generales de trabajo precarias, vejatorias y humillantes. La protección social del profesorado no existe en absoluto y, la condición de profesor jubilado, irrespetada. Jubilación es sinónimo de miseria, pobreza, abandono familiar y social, desnutrición, enfermedad, despojo social y muerte.
Bajo estas deplorables condiciones, los universitarios de hoy, celebramos 300 años de vida de la aún, gloriosa, Universidad Central de Venezuela.! Que viva por siempre la UCV ¡
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