CONDENADOS AL OSTRACISMO
Absalón Méndez Cegarra
Es costumbre en Venezuela y, posiblemente, en el resto del mundo católico, es decir, en los lugares donde se celebra el nacimiento de Jesús, Dios hecho hombre, reservar el tiempo de adviento, la navidad y el inicio de un nuevo año para dedicarlo a desear buenos propósitos, fe, paz, esperanza y amor entre los hombres y mujeres de buena voluntad. Esto es posible, en cualquier otro lugar del planeta, donde se viva en paz, no, en Venezuela. En nuestro país, por mucho esfuerzo que hagamos para disimular la situación que vivimos, tales deseos son un engaño, pues, todo conspira para que las cosas tengan un signo contrario.
Así, tenemos, que, el próximo domingo 9 de enero, en pleno inicio del año 2022, se repetirá la elección de Gobernador del Estado Barinas, simple y llanamente, porque en el proceso eleccionario llevado a cabo el 21 de noviembre, en esa entidad llanera, triunfó un candidato ajeno a la familia Chávez y no afecto al PSUV, lo cual es un pecado de la mayor gravedad en nuestro país.
Ante tal hecho, de manera descarada y grotesca se confabularon el Poder Electoral, el Poder Ejecutivo, el Plan República y el TSJ, para dejar sin efecto dicha elección y proceder a repetir las elecciones, violando todo tipo de procedimiento legal, entre el que sobresale, la postulación de nuevos candidatos y la inhabilitación del candidato ganador, lo que significa que se trata de nueva elección con reglas diferentes, no de repetición. Un fraude total. El mismo que ocurrió en el resto del país según evidencias y reclamos recientes, como el efectuado por la candidata ganadora en el Municipio Tovar del Estado Mérida, a quien, también, le robaron el triunfo.
El gobierno nacional ha perdido todo recato. No tiene pudor alguno para hacer trampas electorales, con razón su jefe de seguridad y de inteligencia, ha dicho que la única elección decente habida en Venezuela en los últimos 22 años fue la que llevó a Hugo Chávez al poder, en adelante, todas las demás han sido fraudulentas.
Razón tiene el expresidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez, cuando afirma, en reciente artículo, publicado en el Diario El Tiempo: “El voto todavía vale”” (03-01.2022,1-10), que, Fidel Castro le dijo a Hugo Chávez, lo siguiente: “Haga elecciones siempre que tenga controlado el resultado“. Consejo que el chavismo – madurismo han seguido al pie de la letra.
La elección de Gobernador en Barinas es un reto para el gentilicio barinés. Sí, el pueblo de Barinas acude a votar por los bobolongos de Arreaza y Fermín, candidatos importados e impuestos por el PSUV, irrespetando la voluntad del pueblo barinés y, violentando, una vez más, la Constitución y la ley electoral, ese pueblo honorable y luchador habrá perdido toda su dignidad: por el contrario, si se abstiene de acudir a las urnas electorales o acude a reafirmar su rechazo a los Chávez y a su partido - gobierno, la habrá recuperado con creces y será ejemplo a seguir en todo el territorio nacional.
Las trampas electorales habidas y las que vendrán, no son atribuibles en exclusividad al gobierno. La falsa oposición que tenemos, con líderes de pacotilla, ha resultado ser la aliada perfecta, pues, ella, se ha prestado a favorecer y amparar las mismas, bien por acción u omisión y, los resultados están a la vista.
Un paso urgente y necesario dar en el país a los fines de propiciar un cambio de rumbo y procurar adecentar en algo la vida nacional, pues, es de advertir, que no existe acto de corrupción en el mundo en el cual no aparezca vinculada Venezuela y su gobierno malhechor, es salir de esta falsa oposición que tenemos.
Los venezolanos debemos empeñarnos en construir una oposición sólida, unida, con un proyecto de país posible y vinculada, conectada, totalmente con el pueblo. Una oposición que, de la cara, que se mezcle y confunda con las necesidades del pueblo venezolano, que propicie la unión, la reconstrucción del país, que no caiga en más trampas y engaños, que su norte sea el progreso, desarrollo y bienestar del pueblo venezolano.
En esta urgente tarea destacamos el papel a cumplir por los medios de comunicación y las redes sociales. Estos recursos son constructores de imagen, también, destructores de ella. En Venezuela, dichos recursos, deben condenar al ostracismo a ese liderazgo falaz que se ha instaurado en la sociedad venezolana en los últimos años, sustitutivo de los líderes que construyeron la democracia en el país, pero, que no le ha llegado ni siquiera a la suela de sus zapatos. Un liderazgo, por lo general, salido de las Universidades, enarbolando “manos limpias”, pero, que, muy rápidamente ensuciaron, cohonestándose con un poder corrupto y corruptor.
No hay una sola organización política o líder político en el país, joven o viejo, que se salve de estar involucrado en algo turbio; por eso, ninguna y ninguno, se atreve a tirar la primera piedra y enfrentar al partido – gobierno con seriedad y de frente, ya que corre el riesgo que le destapen una olla que los involucra de cuerpo entero en actos de corrupción. El gobierno ha sido muy habilidoso, astuto e inteligente en corromperlo todo. Ha socializado plenamente la corrupción. Ya, los venezolanos, no sabemos cuando y en cual momento nos vemos involucrados en actos de corrupción, por cuanto el simple hecho de pagar en dólares un producto en un establecimiento comercial, cuando el signo monetario nacional es el bolívar, moneda con la que se paga en el país sueldos y salarios, es, en sí, un acto de corrupción, al menos querido o permitido. Todo ello es razón suficiente para avanzar en la renovación de un falso liderazgo opositor.
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