REGALO ELECTORAL OPOSITOR
Absalón Méndez Cegarra
El proceso electoral cuyo acto central tendrá lugar el 21 de noviembre del 2021, ha entrado en su etapa final.
Estamos próximos a finalizar la campaña electoral oficial y las posibilidades para rectificar errores políticos cometidos, efectuando los cambios en las postulaciones desafortunadas hechas con antelación, animadas por intereses personalísimos sin considerar para nada el supremo interés nacional
Las oposiciones o, mejor, las franquicias disfrazadas de organizaciones políticas con fines electorales, tendrán como contrincante electoral a un partido-gobierno unido y con una gran clientela electoral cultivada durante dos décadas mediante bonos, mendrugos de pan y ofertas engañosas.
Los venezolanos hemos presenciado con mas pena que gloria, una campaña electoral insípida, inodora, pero, multicolor, con mensajes que avergüenzan a cualquiera, sin diferencia alguna entre gobierno y oposición, pues, simplemente, no puede haberla, toda vez que dicha mal llamada oposición u oposiciones, se ha unificado para hacerle un gran regalo electoral al partido de gobierno, en consecuencia, ambos, gobierno y oposición, hablan un lenguaje común.
Las oposiciones no lograron unirse, salvo contadas excepciones, como sucedió acertadamente en el Municipio Tovar del Estado Mérida, para hacer un frente común de rechazo a un partido de gobierno que goza del repudio mayoritario de la población, partido que no ha tenido necesidad de hacer campana electoral, las oposiciones lo han hecho por él.
Los venezolanos que hemos seguido el desarrollo de la campaña electoral tenemos que admitir con tristeza y resignación que se ha perdido una gran oportunidad de equilibrar fuerzas o de demostrar con firmeza y pacíficamente, jugando con iguales reglas, el rechazo que tiene el pueblo venezolano, el que reside en el territorio nacional y el que está fuera de sus fronteras, por un mal gobierno que lo ha llevado a situaciones de miseria extrema y de pobreza crítica.
Lo curioso o inexplicable de la campaña electoral y sus ofertas es que el partido de gobierno anuncia que, ahora, si, mejorará la calidad de vida de los venezolanos, se recuperarán los servicios públicos, la vialidad, la administración pública funcionará y viviremos bien, felices y contentos, todo ello después de 22 años de desgobierno y de disponer de una inmensa riqueza, imposible de lograr por país alguno en un lapso tan corto y con todo a su favor, por lo que no hay excusa posible.
Lo que no hicieron en dos décadas, prometen, hacerlo, ahora, algo difícil de creer, pero, que, al final, terminan confundiendo al electorado que quiere participar en la contienda, colocándolo ante una encrucijada, votar o no votar, abstenerse, o, acudir a votar, en blanco, nulo o por lo que estima el mal menor, perdiendo, así, su voto, aunque, legitimando y ratificando a un ganador no querido. Todo porque una supuesta oposición no ha sabido interpretar el alma de los venezolanos, entender sus penurias y plantear una oferta electoral posible y creíble al pueblo llano, lo que habla de la ausencia en la oposición de un proyecto país y de una verdadera alternativa de cambio.
En 22 anos ha nacido toda una generación de venezolanos cuya única referencia política es la que han vivido desde el ano 1999. Una generación que, además ha sido adoctrinada con un falso catecismo revolucionario y se le ha acostumbrado a vivir sin grandes esfuerzos, por lo que la educación y el trabajo no son prioridades en sus vidas. Eso explica los resultados de la encuesta que consultó a los jóvenes sobre su creencia en la democracia y obtuvo resultados desalentadores.
Estos jóvenes, en particular los que por razones diversas han permanecido en el país, acudirán a votar el 21N y darán, seguramente, el triunfo al partido-gobierno, el mismo que ha comprado su voto con empleo precario, temporal y mal remunerado, bajo el ridículo nombre de chamba juvenil, y los ha puesto a barrer calles y autopistas, a rellenar huecos con pintura, uniformados y con un letrero en la espalda con el nombre de su gobernador o alcalde empleador, aspirante a la reelección. Esta política de empleo gubernamental no engrandece al empleador, al contrario, lo degrada, por cuanto la utilización del ser humano con fines electorales es aprovecharse de la miseria humana e irrespetar su dignidad.
Este 21N, la oposición habrá perdido la oportunidad histórica de rechazar a un partido-gobierno que ha destruido la nación y la de abrir una compuerta al cambio de rumbo que todos o la mayoría de los venezolanos deseamos. No es posible que, por miopía política, por deseos de figuración, por sectarismo, por egoísmos absurdos, las oposiciones no se hayan acordado en interés del bien nacional para unir voluntades y enfrentar a un contendiente poderoso, con lo cual le habrán negado al pueblo una nueva esperanza de cambio y redención. Si, el papel de las oposiciones no es producto de una negociación, del divida y vencerás, sino el fruto de la banalidad política, la oposición habrá cavado su propia tumba y habrá dado un enorme regalo al partido-gobierno, le habrá regalado un gran triunfo electoral, tras lo cual no queda más que, apagar la luz y cerrar la puerta.
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