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ENGAÑO PREVISIONAL


                                                                                                                       Absalón Méndez Cegarra

Por previsión se entiende la conducta humana dirigida a ver anticipadamente algunos riesgos que pueden o no  acaecer  en determinados momentos  o circunstancias (prever) y,  procurar los recursos, económicos y no económicos,  que permiten hacer frente a los efectos y consecuencias  que generen dichos riesgos, en caso que ocurran  (proveer).

La previsión, llevada al campo de lo social, constituye, junto con la noción de solidaridad, las bases sobre las que se sustenta la seguridad social, de ahí, que,  genéricamente, se hable de previsión social y, la seguridad social,  como  una modalidad o forma de ella. Toda modalidad  de aseguramiento es previsiva. Cuando la previsión se hace colectiva como sucede con los seguros sociales o los seguros privados, la entidad aseguradora socializa el riesgo individual entre el colectivo de personas o cosas aseguradas, para indemnizar el daño, aminorando el impacto del mismo.

En Venezuela, al igual que en otros países del mundo, el mercado asegurador ha adquirido una gran importancia, en especial, el seguro de personas ante las contingencias de enfermedad o accidente, mejor conocido como seguro de HCM (hospitalización, cirugía y maternidad). Este auge es debido a la ausencia de un servicio público de calidad y excelencia. Venezuela, vive uno de sus peores momentos en el campo de la salud. Nunca antes los servicios de atención médica, públicos y privados, habían presentado el grado de deterioro que muestran en la actualidad. La crisis de las instituciones de salud es alarmante. Al deterioro físico de las instalaciones y equipamiento, se suma la falta de personal médico y para-médico; la baja remuneración que recibe este personal lo que incide en su motivación para el trabajo y la disposición para brindar atención correcta a los usuarios; la falta de insumos médicos  y medicinas; y, por último, el elevado costo de los tratamientos médicos y quirúrgicos, capaz  de dejar en la calle a cualquiera que tenga recursos económicos  o, de hacer nula la posibilidad de acceso a los servicios de salud a personas carentes de recursos, es decir, la mayoría de la población venezolana.

La crisis del sector salud es inocultable y da cuenta de la violación por parte del Estado  de un derecho humano, social, fundamental: el derecho a la salud, el cual, según el texto constitucional,  el Estado debe garantizar a todas las personas sin discriminación alguna,   como parte del derecho a la vida.  El Estado, con la situación en la que mantiene a las instituciones públicas  de atención médica y el  ataque despiadado y la  persecución permanente al subsector privado de la salud, al que está llevando,  prácticamente, a la desaparición,  única  alternativa válida  que tenían las personas  enfermas, al no encontrar  remedio a sus padecimientos en los servicios públicos,  ha condenado a muerte a los venezolanos. El Estado, sin fórmula alguna, ha instaurado la pena de muerte, por causas derivadas de enfermedad o accidente cualquiera sea su origen.

A partir de la década de los años cuarenta comienza a florecer en el país la medicina privada, con la construcción de grandes hospitales y clínicas de carácter privado. En la medida que la red pública de salud decaía, en esa misma medida o más,  surgía la atención médica privada, nacimiento que se hizo acompañar del aseguramiento en salud, mediante la adquisición de pólizas de HCM en el mercado asegurador privado. La contratación colectiva de  trabajo es el instrumento que va a dar el espaldarazo tanto al mercado asegurador como a la medicina privada o viceversa. Durante algunas décadas,  tiempo en el  que la inflación y el costo de los servicios médicos estuvieron contenidos, el aseguramiento privado en salud fue la alternativa para la gran mayoría de los trabajadores públicos y privados del país y, al mismo tiempo, para  aminorar la presión de la  demanda de servicios  médicos al subsector público; pero, en la actualidad, esto no es cierto. El aseguramiento en salud privado es una ficción. Los trabajadores, tanto del sector público como del privado, siguen teniendo el beneficio del HCM; pero, la cobertura que hoy día tienen esas pólizas de aseguramiento, es ínfima,  no alcanza, ni siquiera, para saludar al portero de la clínica, lo cual se traduce en un engaño previsional, como hemos dicho, en una ficción de estar asegurado, porque, en realidad, no se está. El gobierno nacional, a través de la Superintendencia de la Actividad Aseguradora, ha dictado una Providencia mediante la cual crea la “Póliza Única de Salud Individual”, con cobertura que oscila entre  20.000 y 150.000 bolívares y 30 alternativas de deducible.  El gobierno, con esta medida, reconoce la crisis de la salud pública y su incapacidad para resolverla y, al unísono, se burla de la gente y la engaña, una vez más, pues, esas coberturas son irreales,  no sirven para nada, ante los costos que ha alcanzado la prestación de servicios médicos y la compra de medicinas en el territorio nacional.

El asunto nos ha tocado de cerca. Hemos padecido el estar en una pocilga de hospital público y el tener que salir de una clínica privada al no más conocer el presupuesto de ingreso y verificarlo con la cobertura de la póliza de HCM.

 Al frente del Ministerio de Salud está un equipo profesional probadamente competente, al igual que el anterior;  pero, algo debe andar mal en otras instancias del poder , que, por redoblados esfuerzos que realiza este equipo, la crisis del sector salud se mantiene, y,  lejos de resolverse, se profundiza cada día más. Al parecer, no es cuestión de dinero. Es necesario un cambio radical de políticas. El Ministerio de Salud debe retomar la rectoría del área; debe cumplir urgentemente con   la forma como la Constitución, artículo 84, ordena  la organización del Sistema Público de Salud, entre otros caracteres, el de la intersectorialidad y la  descentralización. La descentralización de la salud dejó buenas experiencias que es menester reimpulsar. La población no soporta más el deterioro institucional de la salud. La gente se muere de mengua en las puertas de hospitales públicos y privados; por consiguiente, pólizas de HCM de baja cobertura no constituyen solución alguna. Son un engaño previsional.

 

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