UNA TORTA DIVIDIDA EN OCHO PEDAZOS
Absalón Méndez Cegarra
En la Universidad Central de Venezuela (UCV), se ha programado una mega elección que tendrá lugar el próximo 26 de mayo del año 2023. En esta mega elección serán electas las autoridades rectorales, decanales, representantes de los profesores ante los distintos organismos de cogobierno universitario (Consejo Universitario, Consejos de Facultad y Consejos de Escuela) y los miembros del Consejo de Apelaciones, especie de órgano jurisdiccional universitario.
Cinco (5) padrones electorales integran el nuevo cuerpo de electores creado por la Ley Orgánica de Educación (LOE,2009): la comunidad universitaria (profesores, estudiantes, egresados, empleados administrativos y obreros). Los integrantes de la comunidad universitaria concurrirán a votar en condiciones desiguales por mandato expreso del Reglamento Electoral Transitorio (RET), aprobado por el Consejo Universitario de la UCV, a saber: Un (1) voto profesoral equivale a 4 votos estudiantiles, 20 votos de los egresados, 10 del personal administrativo y 10 del personal obrero. Ante el supuesto que acuda a votar un número de 1.000 profesores, a esta suma, 100%, se agregará 250 votos estudiantiles, 50 votos de egresados, 100 votos de empleados y cien votos de obreros. Resultará ganador el candidato que obtenga la mitad más uno de los votos. Es una elección sin quorum de validez, el referente lo determina la cantidad de profesores que acuda a votar, a menor votación profesoral, menor participación de estudiantes, egresados, empleados y obreros, de donde la abstención, la cual puede llegar a cifras preocupantes, un 60-70 por ciento, según algunas estimaciones, debido al éxodo del personal ordinario, la elevada cifra de personal jubilado, la deserción estudiantil, la falta de información y la apatía y desmotivación reinante en el mundo universitario nacional, deslegitimaría la elección, lo cual no es bueno para la UCV
Lo que sucede electoralmente en la UCV tiene un gran parecido con lo que sucede a nivel nacional o viceversa En la sociedad nacional, todos queremos ser presidentes de la República. La mal llamada oposición, partida en mil trozos, se prepara para una elección primaria de la cual saldrá, supuestamente, un candidato único, lo que está por verse, pues, no todos los aspirantes se medirán en las primarias, por lo que pueden ir solos, a enfrentarse fragmentariamente, a un candidato blindado en el ejercicio del poder y con todos los recursos del Estado a su disposición.
En la UCV, para las elecciones programadas para mayo, escaso mes y medio, han comprado cupo, reservado denominaciones, al igual que ocurre con la razón social de las sociedades mercantiles y civiles, reserva de nombres, hasta ahora, ocho (8) opciones para el Rectorado, con sus correspondientes candidaturas a Vice-Rectores y Secretario y, nada obsta para que se agreguen más, razón de la reserva de nombres.
La torta electoral de la UCV, hasta ahora, será dividida en ocho (8) pedazos, razón suficiente para pensar que se irá indefectiblemente a una segunda vuelta, programada para el 23 de junio. Una segunda vuelta mortal que convertirá a la UCV en un vulgar mercado de compra y venta de votos. Se estima, que, en el mejor de los casos, la opción más votada obtendrá unos 400 votos, sí, la abstención no causa estragos, por lo que dicha opción y la que le sigue en votación, tendrán que ir a comprar votos, pocos o muchos, en las seis (6) opciones perdedoras, que, a la postre, resultarán ganadoras, toda vez que obtendrán las cuotas de poder que no lograron con los votos.
El ambiente electoral universitario, al igual que el del país, es sumamente complejo. Resulta inexplicable, que, ante la cruda realidad que vivimos, nacional y universitariamente, no logremos un acuerdo mínimo sobre un proyecto país y un proyecto universitario nacional. Antes que candidatos requerimos de un proyecto país y dentro de éste, un proyecto universitario, en el cual se establezca un norte, un camino a recorrer, un camino con propósitos, con sentido, con la fuerza y claridad suficiente para convocar la voluntad de millones de venezolanos, residentes en el territorio, y no residentes.
En la UCV, hemos perdido quince (15) años, tiempo suficiente para haber repensado la Universidad del Siglo XXI, la universidad que está construyéndose en el mundo bajo la égida de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Ni siquiera hemos logrado esbozar los lineamientos de un nuevo marco jurídico regulatorio de la vida universitaria, menos, aun, de las nuevas funciones de la universidad del presente y del futuro próximo.
Ante este enorme rezago, a las autoridades que resulten electas en la UCV, les corresponde asumir los retos de los nuevos tiempos universitarios, tanto como decir, la sobrevivencia o muerte de la universidad.
Universidad Posible, no es una frase más, es el anuncio de un largo camino por recorrer, dificultoso, sí, pero, esperanzador, también. Es una apuesta a unir voces y talentos para recuperar a pasos agigantados los trayectos del camino que hemos debido recorrer y no lo hicimos. La marcha, ahora, es acelerada.
El divisor de la torta electoral universitaria tiene que achicarse y el factor de disminución no puede ser otro que un Proyecto de Universidad para los nuevos tiempos. Universidad Posible.
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