PSIQUIATRÍA Y PODER
Absalón Méndez Cegarra
El título de este artículo corresponde al de un libro breve escrito por Giovanni Berlinguer, médico de nacionalidad italiana, miembro activo del Partido Comunista Italiano y un gran luchador social que revolucionó la concepción de salud y las políticas sanitarias de Italia y otros países, incorporando las nociones de los determinantes sociales de la salud, la relación salud-ambiente y la seguridad y salud en el trabajo.
El libro “Psiquiatría y Poder”, de Giovanni Berlinguer, fue publicado en italiano en el año 1969 y en español en el año 1977. El libro sintetiza las deliberaciones llevadas a cabo en un evento convocado por el Instituto Gramsci, en el año 1969, en el que fue tratado el tema: “Psiquiatría, psicología y relaciones de poder”.
En este libro, Berlinguer, hace un crudo análisis de la utilización de las ciencias de la conducta en el mundo capitalista para controlar y manipular la mente humana hacia propósitos inconfesables que, luego, son atribuidos a desviaciones de la personalidad de las que derivan las enfermedades mentales que conducen al encerramiento de las personas que las sufren en reclusorios que degradan la dignidad de los seres humanos. En otras palabras, el poder, entendido como la capacidad de algunas personas para influir en la conducta de otras, ha encontrado en las ciencias de la conducta humana, un poderoso instrumento de control social y manipulación de masas.
Lamentablemente, Berlinguer, convencido de las bondades humanas del comunismo, no vislumbró en el socialismo real de la época, lo que ocurría y ocurre en ese modelo económico y de sociedad, por parte del Partido Comunista en funciones de poder y de dominación social.
En consecuencia, las observaciones críticas de Berlinguer aplican para cualquier tipo de sociedad en la que se utiliza indebidamente el desarrollo científico para causar malestar social y no bienestar y seguridad; por consiguiente, no es algo exclusivo del sistema capitalista, como ocurre, en la actualidad, en países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, inscritos, supuestamente, en un socialismo de nuevo tipo.
Berlinguer, atribuye, el amplio desarrollo alcanzado por la psiquiatría y la psicología, y, sobre todo, su utilización, para fines no curativos, terapéuticos y remediales, a varios factores, entre los que destaca, (…)el creciente uso de medios y personal “científicos” para el control y la manipulación de la mente humana por medio de la información, la publicidad, la educación, la industria cultural: se confía a los especialistas la tarea de uniformar a los hombres para las exigencias del poder, de segregar y reprimir a quien rechaza sus leyes (…)”. Justo, lo que viene sucediendo en nuestro país, bajo la conducción de un personaje siniestro que con su acostumbrado cinismo ha pervertido totalmente la importancia de la psiquiatría como rama de la medicina.
En Venezuela, bajo el cobijo del engaño y la mentira se mantiene un férreo control social, adicionado, con una cruel e inhumana represión de la población. Población ésta a la que no le ha quedado otra cosa que la resignación por miedo y temor de ser llevada a la muerte o encerrada en una de las ergástulas que el poder ha creado para privar de libertad al pensamiento y la disidencia.
Todos los gobiernos, en un afán de seguridad, crean cuerpos policiales represivos, mal denominados de inteligencia, orientados a producir amedrentamiento en la población. Venezuela no es la excepción, al contrario, el siglo pasado vio nacer cuerpos como “La Sagrada”, “La Seguridad Nacional”, “La Digepol”, “El SIFA”, “El Grupo Gato”, “El Grupo Elite de la Policía Metropolitana” y, varios más. Estos grupos no desaparecen, mutan, se transforman y dan nacimiento a nuevos cuerpos criminales, como lo estamos viendo en la Venezuela actual, con un cuerpo policial que ha sido condenado y repudiado por la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, pero, que contrariamente, lejos de desaparecer, adquiere cada día más fuerza y vigor.
En estos grupos o cuerpos policiales y militares, sus miembros, son preparados, técnica y psicológicamente, para matar, sin consideración alguna por el ser humano. Se convierten en máquinas del crimen, la tortura y el asesinato. La sed de matar es la droga que los mantiene vivos, producto de un adoctrinamiento especialmente pensado para ello, como muy bien lo refiere Berlinguer en un pasaje de su libro, en el que hace referencia a la formación que reciben los pilotos de guerra en todas partes, no solo en Norteamérica, como refiere el autor. “La preparación técnico-psicológica para la matanza, (…) es tan prolongada, intensiva y minuciosa, que los lleva a un grave estado de frustración si no se les permite participar en misiones bélicas una vez terminado su adiestramiento”.
Comentarios
Publicar un comentario