¿QUÉ DEBE OCURRIR EN VENEZUELA PARA QUE ABRAMOS LOS OJOS?
Absalón Méndez Cegarra
Absalón Méndez Cegarra
La situación que se vive en Venezuela es verdaderamente
desesperante. Los análisis políticos, sociales y económicos, se agotan
sin lograr dar explicación cabal de lo que está sucediendo. Es necesario
explorar otras perspectivas de análisis. Se nos ocurre, por lo pronto,
las psicológicas, en particular, las de la psicología social, pues hay
que examinar desde esta perspectiva el comportamiento gubernamental y el
comportamiento colectivo.
El gobierno se burla hasta más no
poder de la población del país, la veja, maltrata y humilla. Igualmente,
de las organizaciones nacionales de la sociedad civil y de la comunidad
internacional. Cualquier escaramuza es buena, no importa su costo, para
salir airoso de algún aprieto económico o político, Si el acoso es
interno alguna treta es inventada. Sí, por el contrario, es
internacional, se apela a la búsqueda de aliados, sin importar si los
mismos se encuentran en el otro lado del mundo. Se le puede vender el
alma al diablo. Y, no pasa nada.
Es una especie de sadomasoquismo de
alto nivel. Hacer sufrir al pueblo parece causar disfrute y placer
gubernamental. Mientras más se golpea a la población, mayor es el placer
y, tal gozo, contrario, a lo que se piensa, fortalece al gobierno, lo
consolida y atornilla. Por, ejemplo, la pandemia del covid-19 le ha
venido como anillo al dedo. La ha utilizado políticamente. Hasta logró,
curiosamente, un acuerdo con los opositores, y ayuda internacional,
negada en el pasado reciente. Privó de libertad, movilización y derecho
a la protesta a toda la población y, mientras tanto, le negó el
suministro de combustible, agua, electricidad, gas, telefonía, internet,
televisión, identificación, entre otros; y, en paralelo, aumentó el
precio de los precarios servicios públicos, aranceles, tasas, impuestos
directos, la paridad cambiaria, el combustible; y, liberó, con
incremento, los precios de los productos de la dieta diaria
estipulándolos en el signo monetario de los EEUU, mientras que los
salarios los mantiene en bolívares carente de valor alguno, ya
inexistentes como moneda de cambio. Tenemos el salario mínimo más bajo
del mundo (2 ½ $), lo que coloca a 2/3 partes de la población por debajo
de la línea de la pobreza. Y, no pasa nada. Un caso típico para ser
llevado al diván.
Ahora, viene el otro caso típico, también, para
el diván. La conducta de los venezolanos. Podría ser resignación,
sumisión, adaptación, conformismo, pasividad, paralización,
desactivación; pero, igualmente, puede ser sadomasoquismo. Es imposible
que ante tanto atropello la población no reaccione, no abra los ojos.
¿Cómo es posible, que la llegada de gasolina iraní haya sido celebrada
con vítores por parte de la población e izamiento de la bandera nacional
de ese país? ¿Qué el primer día de expendio de gasolina a precios
dolarizados, más altos que el internacional, la gente se volcó a las
calles, a hacer colas de 24 y más horas, en espera de surtir unos pocos
litros de combustible, toda una fiesta nacional? Todo bajo el manto
protector de la” guardia del pueblo”. Y, no pasa nada.
El mundo
entero nos observa, comenta y se pregunta: ¿Qué les ocurre a los
venezolanos que no reaccionan ante semejante calvario? Materia de
estudio de la Psicología. Aquellos estudios sobre motivación que daban
como resultado que los venezolanos teníamos una alta propensión por el
poder y una muy baja motivación al logro, tienen que actualizarse e
incorporar nuevos comportamientos como el de la sumisión, el conformismo
y la adaptación; pero, además, los del gozo por el atropello y la
humillación.
La tragicomedia que vivimos ha sido creación de
nosotros y no imposición de nadie. En la búsqueda de redención social
llevamos al poder a un destructor de todo lo existente. Luego, nos dejó
como legado, por intermediación del nuevo imperio cubano, a un
Presidente que llega al poder en condiciones sumamente oscuras. Es
aceptado y legitimado. Acude a un nuevo proceso electoral y es reelecto.
Pierde la mayoría en la Asamblea Nacional y le importa poco. Se inventa
una Asamblea Nacional Constituyente, pero, antes, se queman las naves,
designando ilegalmente, los titulares de los poderes públicos:
electoral, judicial y ciudadano. Llama al diálogo sin creer en tal cosa.
Erosiona y compra a una supuesta oposición y con ella monta el triste
espectáculo de la mesita de diálogo y a esta le saca tanto provecho a
tal punto que avienta a casi todos los diputados de la AN, nombra una
directiva de la AN a su gusto, la mesita acude al TSJ a rogar que
legitime esta directiva irrita y nombre un nuevo CNE. Envalentonado
con estas acciones, hace desaparecer el partido Acción Democrática y
entrega sus cenizas a su nuevo santo de devoción. Los venezolanos
presenciamos el espectáculo pasivamente. Como si no fuera con nosotros.
¿Qué tendrá que ocurrir para que abramos los ojos y digamos basta?
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