EL PAÍS ESPERA ACCIONES CONTUNDENTES
Absalón Méndez Cegarra
La reelección del
Diputado Juan Eduardo Guaidó Márquez como Presidente de la Asamblea
Nacional (AN) y, consecuencialmente, su ratificación como Presidente
Encargado de la República de Venezuela, era un hecho esperado; pero, no
por ello sometido a gran incertidumbre. El gobierno de Maduro, ahora,
sí, revelado por sus propias acciones, como una dictadura militar con
colaboración de civiles, hizo hasta lo imposible para impedir que la AN
diera cumplimiento a los establecido en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela. El espectáculo que montó el pasado 5 de enero
solo sirvió para mostrar la madera de la que está elaborada la falsa
revolución bolivariana, no otra cosa que una casta de facinerosos que en
mala hora se apoderó del poder en la nación venezolana.
La AN,
los señores diputados y diputadas electos por el pueblo en diciembre de
2015, demostraron, una vez más, que el Poder Legislativo es la única
rama del Poder Público Nacional que responde a los mandatos
constitucionales y legales establecidos en la nación venezolana, lo cual
le confiere la mayor legitimidad posible.
Las acciones
gubernamentales que trataron de impedir que la AN diera cumplimiento a
los preceptos constitucionales fracasaron. El gobierno hizo de nuevo el
ridículo con sus paniaguados. De nada le sirvió la incorporación de la
bancada oficialista, la coexistencia con la mal llamada Asamblea
Nacional Constituyente, la constitución de la mini mesa de diálogo, la
compra de diputados, el amedrentamiento y, finalmente, el uso de la
fuerza militar. La AN fue instalada y ratificado su Presidente. El país
espera en adelante acciones contundentes. La unidad política y
parlamentaria lograda, contra todo pronóstico, debe mantenerse y
consolidarse, así lo espera el pueblo venezolano, más allá de las
diferencias existentes o que deben existir, lo cual no es malo por
definición, al contrario, sumamente positivo en el debate político,
diversidad en la unidad de propósitos y objetivos.
El gobierno
nacional, el oficialismo, el PSUV y sus aliados, han quedado muy mal
parados ante el mundo entero y la sociedad nacional. Han perdido todo
tipo de legalidad, legitimidad y respeto. Se han ganado el rechazo
nacional e internacional. Han quedado con la fuerza bruta como único
recurso. Contrariamente, la AN ha salido totalmente reivindicada y
legitimada. Su Presidente Juan Guaidó, ahora, reelecto, en su doble rol,
tiene el camino despejado, aunque no libre de espinas y obstáculos
. Y,
decimos, despejado, para hacer, en el último año de ejercicio de la
Asamblea electa en el 2015, todo lo que la Constitución le establece
como atribuciones. La AN no debe mirar para los lados. Debe empeñarse de
inmediato en conquistar, entre otros, los logros siguientes: a) Una
sólida y operativa unidad nacional; b) Fortalecimiento del apoyo y
colaboración internacional. Los países que han respaldado a la Asamblea y
a su Presidente no han arado en el mar, deben sentirse satisfechos, por
lo que se espera que ese apoyo se mantenga, amplíe y consolide; c)
Incorporación de todos sus miembros electos, acabar con todas las
ataduras que la constriñen como Poder independiente, adiós al fulano
desacato, y a quien lo decretó; d) Las enmiendas y reformas a la
Constitución que resulten necesarias; e) la designación inmediata, sin
titubeo alguno, de un nuevo Consejo Nacional Electoral, sin concesiones
de ninguna naturaleza, haciendo uso de esa sólida mayoría lograda el 5
de enero, integrado por personalidades auténticamente independientes;
igualmente, los demás titulares de los órganos del poder público que le
compete designar a la Asamblea; y, f) Convertir en acciones
prácticas la ruta establecida en el año 2019: cese de la usurpación,
gobierno de transición y elecciones libres. Para cualquier observador la
designación de Guaidó como Presidente Encargado debe significar el cese
de la usurpación. Continúan los otros dos pasos.
El acto
reeleccionista de este 5 de enero es muy distinto al del año 2019. Aquel
puede considerarse, si se quiere, un golpe de suerte, éste, no. Este es
un acto políticamente bien pensado. La oposición ha demostrado
inteligencia. El gobierno su torpeza. Ahora sí estamos entre la barbarie
y la civilización. El país, el pueblo venezolano y la comunidad
internacional esperan mucho de este mandato conferido a Guaidó. La
bicefalia del poder debe terminar. Eso es algo que no lo entiende nadie.
¿Cómo explicar al mundo que en Venezuela existen dos presidentes de la
República en ejercicio? Algo totalmente inexplicable. Disociación
total.
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