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VENEZUELA Y LA COMUNIDAD ANDINA DE NACIONES

Absalón Méndez Cegarra

La Comunidad Andina de Naciones (CAN), denominada anteriormente Pacto Andino, Pacto Subregional Andino o Grupo Andino, fue creada el 26 de mayo del año 1969, mediante el acuerdo suscrito en la ciudad de Cartagena, República de Colombia, por los países que inicialmente la integraron: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Chile.  Venezuela se adhiere a la CAN en el año 1973 y se retira en el año 2006;  y,  Chile,  se retira en el año 1976, quedando como país asociado, toda vez que la CAN tiene tres categorías de miembros: países miembros, países asociados y países observadores.

La actual  denominación Comunidad Andina de Naciones es asumida en el año 1996, mediante el Protocolo de Trujillo.

La CAN, es un acuerdo de integración subregional de desarrollo progresivo, orientado a fortalecer los vínculos de amistad, económicos, políticos, sociales y culturales de las naciones de la subregión y  mejorar la calidad de vida de los connacionales,  mediante la promoción y fortalecimiento de la cooperación  en distintas áreas entre  los países integrantes del grupo y, a partir de la conformación de un bloque, su inserción en la comunidad internacional a fin de alcanzar, grupalmente, ventajas comparativas que permitan un crecimiento económico y social equilibrado.

La CAN ha venido dando pasos agigantados en su conformación y en el logro de sus objetivos. Cuenta con una serie de organismos entre los que destacan  la organización e instrumentos comunitarios, tales como: Consejo Presidencial Andino, Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores, Consejo Consultivo Empresarial, Consejo Consultivo Laboral,    Tribunal de Justicia, Parlamento Andino, Secretaría General, Corporación Andina de Fomento,  Banco de Desarrollo de América Latina, Fondo Latinoamericano de Reservas y  Organización Andina de Salud

La CAN, ha aprobado, durante su existencia, tres importantes Convenios en tres de las áreas prioritarias del Acuerdo Subregional, a saber: El Convenio Simón Bolívar, sobre Educación; el Convenio Hipólito Unanue, sobre Salud; y, el Convenio Simón Rodríguez, sobre Integración Socio laboral. Fruto de estos convenios es un conjunto de decisiones de gran importancia para la integración de los pueblos,  tal es el caso de la Universidad Andina  Simón Bolívar y las medidas de reconocimientos de títulos académicos  o grados educacionales;  la Organización Andina de Salud y sus vinculaciones con la Organización Panamericana de la Salud; y, los acuerdos sobre mercado laboral y de protección de los trabajadores migrantes, entre otros, el de la igualdad de trato entre nacionales y no nacionales, por aplicación del Convenio 118 (1962) de la OIT.

Referencia especial  merece  la Decisión 546, sobre el Instrumento Andino de Seguridad Social, sustituida en el año 2004, para incorporar las nuevas realidades en materia de seguridad social, tal es el caso de la compatibilidad  de regímenes de seguridad social fundados en la capitalización colectiva y en la capitalización individual, que permite el reconocimiento por parte del país receptor  de las cotizaciones hechas por el trabajador en su país de origen, en caso de haber migrado. Con lo cual la integración laboral y social se ha ido perfeccionando.

La mente enferma de Hugo Chávez  Frías, su querer  en convertirse en líder mundial y en redentor de los países oprimidos, lo llevó a separar a Venezuela de la CAN,  en el año 2006, dando inicio a una ruptura de las relaciones entre dos países hermanos: Venezuela y Colombia,  unidos por vínculos históricos, políticos, sociales, culturales y geoestratégicos, en una  búsqueda integracionista antinatural con países de características distintas a las nuestras, tal es el caso de Brasil, Chile, Uruguay, Argentina. Y,  pretender  formar parte del MERCOSUR, espacio de integración donde nunca ha sido bienvenido, o,  la formación del ALBA para comprar voluntades en  los países del Caribe y ganar adhesiones en su labor de  desestructurar el sistema político  latinoamericano y la comunidad de naciones libres y democráticas de América Latina y el Caribe, a costa del sacrificio  y humillación del pueblo venezolano.

La CAN es el espacio natural de Venezuela para emprender la integración plena de los pueblos e impulsar esfuerzos para lograr la cooperación entre las naciones que resulten favorables  a todas y cada una de ellas. La salida de Venezuela, ciertamente, debilitó a la CAN y afectó muchos proyectos en curso, entre otros, la creación, por parte de la CAF, de un gran centro financiero en los alrededores de la Plaza Francia de Altamira, en Caracas, Venezuela.

La permanencia de Venezuela en la CAN, posiblemente, le hubiese ahorrado o, al menos, minimizado, el fenómeno inmigratorio y la serie de dificultades que los venezolanos inmigrantes han confrontado en los países que se mantiene en la CAN: Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, justo los países hermanos que los venezolanos han buscado como albergue y lugar de residencia ante las penurias que se viven en Venezuela, otrora receptorade población, país amigo y de puertas abiertas.

La aplicación de los convenios a los que hemos hecho referencia, con seguridad, hubiesen aliviado la vida de los venezolanos en el resto de los países andinos, pero, la miopía política de Chávez y de su sucesor Nicolás Maduro, lo han impedido.  Basta con indicar el objeto  del Instrumento Andino de Seguridad Social, a saber: “Garantizar a los migrantes laborales, así como a sus beneficiarios, la plena aplicación del principio de igualdad de trato nacional dentro de la región”.

Venezuela debe regresar a la CAN. El restablecimiento de relaciones entre Venezuela y Colombia, debería tener como pre-condición el retorno de Venezuela  a la Comunidad Andina de Naciones.

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